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Otra infidelidad abochorna a los republicanos

El gobernador de Carolina del Sur confiesa en público su relación extramarital

ISABEL PIQUER

Demasiada información. Incluso en un país acostumbrado a estos escarnios públicos, la confesión del gobernador republicano de Carolina del Sur, Mark Sanford, se ha salido de la norma. Sanford no sólo ha admitido haber engañado a su esposa, se ha explayado en detalles sobre su relación y amistad con una mujer argentina que conoció hace ocho años. La consiguiente publicación de sus correos íntimos ha convertido al político en el hazmerreír de Estados Unidos y en un problema para los conservadores.

Sanford, de 49 años, llevaba varios días siendo objeto de broma nacional. Sin avisar a nadie, había desaparecido de su puesto. Su oficina aseguraba que se había ido a hacer senderismo por los Apalaches sin el móvil. Pero qué raro, se comentaba, que un hombre tan casero, con cuatro hijos, no estuviera en casa para celebrar el día del padre.

Hasta que todo estalló. El jueves por la tarde, Sanford convocó en rueda de prensa para confesar que de Apalaches, nada, que se había pasado los cinco últimos días 'llorando' en Buenos Aires, en casa de su amante. 'He sido infiel a mi esposa', confesó Sanford pidiendo perdón una y otra vez. Su mujer, Jenny, no estaba presente. Se ahorró la humillación y mandó un comunicado.

Por si no fuera suficiente, el diario local The State publicó los correos íntimos del gobernador. Estaban dirigidos a una mujer que la prensa argentina identificó como 'María Belén Chapur, una porteña de 43 años, divorciada, que vive en un piso del barrio de Palermo, tiene dos hijos de su anterior matrimonio, trabaja para una empresa agropecuaria, es políglota y se mantiene en excelente estado físico haciendo mucho deporte'.

Una carrera acabada

Sanford figuraba en la lista de posibles aspirantes a las presidenciales de 2012, ambiciones ahora hundidas. El gobernador anunció que renunciaba al cargo de presidente de la Asociación de Gobernadores Republicanos y muchos pensaban ayer que podría dimitir de su puesto, mala noticia para los conservadores que la semana pasada también tuvieron que encajar otra infidelidad pública, la del senador por Nevada, John Ensign.

La cosecha de cuernos ha sido especialmente buena en los últimos meses. Primero fue el gobernador de Nueva York, Elliot Spitzer, pillado in fraganti con una prostituta que le costó el puesto. Luego fue el candidato presidencial John Edwards. Su mujer, Elizabeth, se vengó recientemente contando en un libro los detalles del adulterio. Demasiada información.

 

 

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