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Montilla se resigna a que el TC liquide la legislatura

El Govern asume que la división tras el fallo del Estatut abocará a elecciones

FERRAN CASAS

La sentencia que el Tribunal Constitucional prepara sobre el Estatut tendrá efectos demoledores en el escenario catalán si se recorta el autogobierno. Menos el PP, todas las fuerzas catalanas defienden con uñas y dientes su constitucionalidad. Pero todas son también conscientes de que hay 'pocas' posibilidades de que salga indemne del trance. El president del Parlament, Ernest Benach, admitió ayer que Catalunya 'no está tranquila porque la música no suena bien'.

La primera consecuencia si el recorte se concreta en forma de sentencia será que, con total seguridad, la legislatura catalana acabará de forma abrupta. Si, como afirmó ayer de manera informal el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, 'no llega antes de Navidad' el adelanto electoral que dan por hecho sectores del Govern sería casi técnico. La legislatura acaba en noviembre de 2010 y Montilla debe convocar 90 días antes de la votación.

El president insta a Mas a aclarar si se apoyará en el PP para ser president

Pero, ¿porqué un adelanto electoral? ¿qué soluciona? Es lo que se preguntan algunos dirigentes del PSC, inquietos por las señales 'de debilidad y casi ridículo' de la clase política catalana y que se resisten a contemplar el peor escenario. Son mayoría en el tripartito y así lo asume Montilla ante sus socios los que dan por echo que si hay recorte y no hay una 'respuesta unitaria' del tripartito y CiU (sumar al PP, culpable de la situación por llevar el Estatut al TC ni se contempla) no quedará otra que convocar elecciones. Montilla, que estos días ha lanzado avisos ante los cuales, según afirma un dirigente del PSC, 'ahora nadie podrá decir que no estaba avisado', quiere liderar la respuesta. Pero el temple que Zapatero exige al PSC será difícil de compatibilizar con una ERC a quien no le conviene estar en un Govern 'que acate'. Y CiU insiste en su Plan B: pedir el traspaso del aeropuerto del Prat y el concierto económico, dos temas que no están en el Estatut y que, para ellos, tendrían la 'virtud' de poner en crisis la relación PSOE-PSC.

Quizás por eso ayer Montilla puso la vista en las elecciones emplazando a su rival, Artur Mas, a aclarar sus pactos. Le desafió a volver a acudir al notario para decir no a pactar con el PP. Mientras, el líder conservador, Mariano Rajoy, volvió a Catalunya para ofrecerse, de nuevo, tanto al PSC como a CiU. Los socialistas no contemplan una posibilidad que tiene muy pocas posibilidades aritméticas de prosperar. No piensan igual los convergentes, que darían por bueno apoyarse en el PP si ello les permite gobernar en solitario. Pero Rajoy fue a por el PSC al recordar que el socialista Patxi López se negaba a pactar con el PP vasco, informa Jordi Siré.

El líder del PP pidió a Montilla que acate la sentencia del TC y negó que él, con su bloqueo a la renovación del Alto Tribunal, esté ejerciendo presión alguna.

Zapatero no espera la sentencia antes de Navidad y Rajoy niega que presione

En el Congreso, el vicepresidente tercero Manuel Chaves prefirió no entrar al trapo al asegurar que el Gobierno 'no va a adoptar ninguna actitud para interferir en el TC o menoscabar su legitimidad', informa Luis Calvo. Y cuando llegue el fallo se deberá 'acatar' porque es 'obligación de todos'. Ante él, Joan Ridao, de ERC, avisó de 'la fractura' que una sentencia negativa acarreará entre España y Catalunya.

Fracturas al margen, la primera consecuencia sería un adelanto electoral y Zapatero vería como, de nuevo, la izquierda pone en riesgo uno de sus bastiones.

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