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'The Artist': La película muda de la que todos hablan

Un filme francés, homenaje a la era silente de Hollywood, parte como favorito para los Oscar. Tras ser aupada por la crítica y ovacionada en Cannes, se estrena en España este viernes

SARA BRITO

Imaginen la secuencia: un director con apenas dos filmes de cierto éxito se pasea por las productoras de Francia con una idea descabellada que le lleva rondando años en la cabeza: una película muda (o casi), en blanco y negro e interpretada por actores que no son precisamente celebridades. Los portazos, incluso en el país que inventó aquello del cine de autor, le cayeron a Michel Hazanavicius como a un Buster Keaton en pleno delirio slapstick: porrazo tras porrazo. Hasta que el productor Thomas Langmann, hijo del director de cine galo Claude Berri y hombre detrás de largometrajes de aspiraciones taquilleras como la saga Astérix o La guerra de los botones, olfateó que aquella idea no tenía por qué ser una rareza destinada al circuito de museos, festivales y filmotecas.

Esta no es la historia de un director ensimismado, y su película El artista no pertenece a ningún sector del cine experimental enamorado del cine primitivo. Más bien se trata de un melodrama lúdico que homenajea a los orígenes del cine en Hollywood, con factura sumamente cuidada y giros estudiadamente encantadores. The Artist lleva un carrerón: fue ovacionada en el Festival de Cannes donde el protagonista, Jean Dujardin, se hizo con el premio a mejor actor, sumó más de 11 millones de euros en la taquilla francesa y ahora cabalga al galope hacia la temporada de premios de Hollywood.

'Mi intención nunca ha sido meterme en ningún gueto, sino todo lo contrario: compartir mi experiencia como espectador de cine mudo con la mayor cantidad de espectadores posibles', confesó Hazanavicius hace unos meses durante el Festival de San Sebastián, donde ganó el premio del público.

En efecto, The Artist es uno de los artefactos más objetivamente seductores realizados en el último año tanto para gran parte de la crítica como para un público, quizás no masivo pero sí generosamente amplio. 'En todo momento quise hacer una película popular. La gente va a ver un melodrama mudo, francés y en blanco y negro, así que no ponerlo difícil y entretener era para mí una cuestión de educación', afirmó.

Hollywood, 1927. George Valentin (Jean Dujardin) es la estrella más rutilante en el universo del cine mudo. Apuesto, de finísimo bigote, y expresividad elegante, Valentin (¿Rodolfo?) firma contratos millonarios para hacer películas que colapsan las taquillas y provocan desmayos. En su camino se cruza la joven Peppy Miller (Bérénice Bejo), que aspira a convertirse en actriz y que empieza a interpretar pequeños papeles en las mismas producciones que Valentin. Se conocen y se enamoran a la vieja usanza: desde lejos y con sublimación. Pero pronto la historia del cine, con el cambio del mudo al sonoro, se meterá en su camino, y acabará por desterrar a Valentin de la primera plana y por aupar la carrera de la Miller.

Con estos mimbres de melodrama clásico, The Artist, que se estrena en España este viernes, ha aterrizado en un Hollywood entregado a la fabricación de remakes, secuelas y películas de superhéroes. En cambio, The Artist llega con un espejo en la mano que le devuelve el reflejo de su pasado sublimado. Como indica The New York Times, Hollywood podría sentirse tocado en su corazoncito y dejarse cautivar por una historia sobre sí misma que cuentan otros con ingenio.

Harvey Weinstein, tiburón de habilidades sobradamente conocidas para colocar en las manos de sus películas el Oscar (El discurso del rey, Shakespeare in Love) lo sabe perfectamente y así lo dejó claro cuando hace unas semanas presentó The Artist sobre el escenario de la Academy of Motion Picture Arts and Sciences, flanqueado por dos nietas de Charles Chaplin, que estaban allí para decir: 'A mi padre le hubiera encantado'.

The Artist es ese tipo de filme improbable repetimos, en blanco y negro y mayormente muda, aunque con música y algún que otro guiño sonoro que seduce en ocasiones a la Academia de Hollywood. Hace una semana aparecía por primera vez en lo más alto de una de las quinielas americanas que pronostican quién ganará el premio a mejor película, y los principales tabloides estadounidenses han empezado a titular a destajo poniéndole cerca la palabra Oscar.

The Boston Society of Film Critics ya la ha elegido como la mejor cinta del año, se ha hecho con el premio del Círculo de Críticos de Nueva York, y se ha colocado en la primera posición empatada en cinco nominaciones con Take Shelter para los Independent Spirit Awards. Y aún quedan más de tres meses para la gala en el Teatro Kodak. El director insiste en que los Oscar no están en su cabeza, y que sólo estar presentes en las quinielas es un premio. Esta semana se conocerán las candidaturas a los Globos de Oro, donde también se espera a The Artist.

Pero ¿por qué esta pequeña producción de apenas 13 millones de euros está causando tanto revuelo? Básicamente, porque se trata de un filme con encanto y particularmente entretenido. 'Mi planteamiento de salida fue preguntarme cómo puede la gente aceptar una película muda hoy en día', reconoce Hazanavicius. 'La gente siempre necesita una justificación, dice paternal, 'y The Artist se ocupa de darla', asegura. 'Hice esta historia para demostrar que el formato viene después de la historia. Es más fácil que el público acepte que va a ver una película muda cuando la trama es sobre un actor de cine mudo. Intenté fusionar el tema con la forma para hacerlo más fácil de aceptar. Si no, me temo que mucha gente se hubiera pasado parte del metraje pensando: Qué bonito, pero ¿por qué es una película muda?', explica.

Hazanavicius ya había mostrado antes su pasión por el homenaje cinematográfico. El artista no es la primera película en la que el director revisita una era y un género desde una óptica contemporánea y comercial. Lo hizo antes en la serie OSS 117, a través de dos películas en que parodiaba el género del euroespía, estilo James Bond, y en las que ya estaban Bejo y Dujardin.

Michel Hazanavicius reconoce estar enamorado de filmes mudos como Amanecer, de Murnau, o Four Sons, de John Ford. 'Me encanta cómo se cuentan las historias en el cine mudo. No van a tu cerebro sino a las emociones, y la sensualidad de los cuerpos y la música es lo que pesa', argumenta. ¿Acaso esta película nos está hablando también de otro jaleado cambio de formato, el del 3-D? 'La película dice precisamente que da igual el formato, lo único que no envejece y que importa son las historias'.

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