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Enfrentamientos en Beirut tras el entierro del jefe de seguridad asesinado el viernes

Decenas de miles de personas se congregaron en el centro de la capital libanesa para participar en el funeral por el jefe de la Inteligencia de la Policía asesinado el viernes en un atentado

AGENCIAS

Grupos de manifestantes se enfrentaron este domingo a la policía en Beirut cerca de la sede del Gobierno, donde los primeros trataron de irrumpir para exigir la dimisión del primer ministro libanés, Nayib Mikati. Tras el funeral del jefe de la Inteligencia de la Policía, el general Wisam al Hasan, asesinado el pasado viernes, cientos de personas se dirigieron a la sede gubernamental, en cuyos alrededores estallaron los choques. Según las imágenes difundidas por las televisiones libanesas, la policía logró dispersas y retomar el control con gases lacrimógenos, chorros de agua y disparos al aire a los manifestantes, que respondieron lanzando piedras.

La turba se acercó a la sede del Gobierno después de que durante las exequias el ex primer ministro y jefe del grupo opositor Futuro, Fuad Siniora, responsabilizó a Mikati por el asesinato del jefe de la Inteligencia de la Policía en un atentado con coche bomba, que causó la muerte de otras dos personas y 126 resultaron heridas. Siniora llamó a 'la caída del Gobierno de Mikati', por ser 'responsable de la muerte de Al Hasan y los otros mártires': 'No habrá diálogo sobre la sangre de los mártires y de los libaneses', agregó. Mikati dejó el sábado en el aire la posibilidad de dimitir, a la espera de que el presidente, Michel Suleiman, lleve a cabo consultas con los líderes políticos participantes en la mesa de diálogo nacional. Durante las exequias, a las que acudieron decenas de miles de personas, Siniora aseguró que es inaceptable 'la cobertura política de los asesinos'.

'Queremos un gobierno que proteja a los libaneses y no solo a una parte de ellos', subrayó el dirigente opositor, quien señaló que el asesinato de Al Hasan se debe a que este descubrió una trama que planeaba atentados contra personalidades antisirias. Por este complot fue detenido el pasado agosto el exministro libanés Michel Samaha, considerado el hombre de Damasco en el Líbano, y en él también está implicado el jefe de los servicios de la Inteligencia siria, Ali Mamluk.

Decenas de miles de personas se congregaron en el centro de Beirut para participar en el funeral por el jefe de la Inteligencia de la Policía, general Wisam al Hasan. A mediodía, miles de personas comenzaron a congregarse en el centro de la ciudad con fotos de Al Hasan y del ex primer ministro Rafic Hariri, muerto en 2005 en otro atentado y del que el responsable policial era un estrecho colaborador. Las exequias se iniciaron a las 15.00 hora local (12.00 hora GMT) en la mezquita Amin, también conocida como de Rafic Hariri, junto a la que se encuentra el mausoleo del ex primer ministro, donde también será enterrado Al Hasan.

El ataúd del responsable de Inteligencia, envuelto en una bandera libanesa, fue llevado en brazos por sus compañeros de las fuerzas de seguridad hasta el interior del templo, ante la mirada de los líderes políticos libaneses que acudieron al funeral. Anteriormente, se celebró una ceremonia militar en el cuartel general de las Fuerzas de Seguridad del Interior. Durante ese acto, el presidente Michel Suleimán aseguró que el asesinato 'está dirigido contra el Estado libanés y, por ello, todas las instituciones de seguridad, políticas y judiciales deben unirse para salvaguardar al Líbano'.

Por el momento no hay cifras concretas, pero hay heridos tanto entre los manifestantes como entre los policías, cuyo cordón de seguridad se vio superado momentáneamente por los manifestantes. Apenas unos minutos antes, el líder de la Coalición 14 de Marzo, el ex primer ministro Saad Hariri, pidió expresamente a sus seguidores que se disolvieran pacíficamente y calificó de 'inaceptable' cualquier intento de asaltar el Grand Serail.

'No queremos violencia (...). Pido a todos mis seguidores que pongan fin a la manifestación y abandonen las calles', declaró Hariri en una entrevista telefónica con Future Television. Hariri ofreció incluso los efectivos que se encargan de la seguridad de su residencia en Beirut a disposición del Grand Serail para proteger el edificio.

La violencia, con distinta intensidad, se ha reproducido en Líbano desde el asesinato de Al Hasan, especialmente en el norte del país. Este mismo domingo una persona ha perdido la vida durante la violencia registrada en la ciudad de Trípoli (norte) entre las milicias suníes y alawíes. Otras cuatro personas han resultado heridas en la localidad por disparos de francotiradores.

El atentado del viernes, en el que también fallecieron otras dos personas y 126 resultaron heridas, ha incrementado la tensión en el Líbano, dividido entre partidarios y detractores del régimen de Bachar al Asad, y la cólera es perceptible, sobre todo, en las áreas de mayoría suní, comunidad a la que pertenecía Al Hasan. El sábado, el primer ministro, Nayib Mikati, dejó en el aire su dimisión a la espera de que Suleiman lleve a cabo consultas con los líderes políticos participantes en la mesa de diálogo nacional.

La oposición libanesa, agrupada en la coalición antisiria 14 de marzo, pidió el viernes la dimisión inmediata de Mikati, a quien responsabilizó directamente de lo ocurrido. Mikati ha destacado que 'hay un vínculo' entre el atentado contra Hasan y el caso del exministro libanés Michel Samaha. La Justicia libanesa acusó el pasado agosto a Samaha y al jefe de la Seguridad siria, Ali Mamluk, de planificar atentados contra líderes políticos y religiosos en el Líbano, según una trama que fue destapada por el propio general Al Hasan, quien también había dirigido otras investigaciones sobre ataques a personalidades antisirias.

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