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Un error del copiloto y un fallo de diseño provocaron la catástrofe del avión espacial turístico

El informe oficial sobre el accidente en octubre pasado de la nave de Virgin Galactic recomienda aumentar la seguridad en todas las fases

En una imagen que hasta ahora no se había hecho pública, el piloto superviviente Peter Siebold desciende en paracaídas tras el accidente del Spaceship el pasado 31 de octubre./ Mark Greenberg/Virgin Galactic

MALEN RUIZ DE ELVIRA

La destrucción en vuelo del avión espacial de Virgin Galactic destinado a transportar turistas hasta la frontera del espacio se debió a un error humano, ha concluido el informe oficial de la comisión que ha investigado el accidente del pasado 31 de octubre, en el que murió el copiloto Michael Alsbury. Sin embargo, la ausencia de un mecanismo para evitar las consecuencias de este error fatal es un fallo de la compañía constructora, señala la Comisión Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos.

Según el relato de los hechos del presidente de la comisión, Christopher Hart, el avión cohete se desintegró cuando Alsbury desbloqueó prematuramente un nuevo sistema para girar el extremo de las alas destinado a estabilizar el vehículo en la reentrada en la atmósfera. Lo debía de hacer cuando el avión volara a Mach 1,4 (velocidad supersónica) pero lo hizo antes, cuando solo iba a Mach 0,8 (Mach 1 es la velocidad del sonido). Peter Siebold, el piloto que sobrevivió improbablemente al accidente tras una caída libre desde unos 16 kilómetros, ha dicho que no sabía que Alsbury hubiera realizado esta operación.

El problema, según el informe, que se presentó el 28 de julio, es que había necesariamente que desbloquear el sistema antes de los 1,8 mach pero la empresa no dejó claro en los manuales ni en la instrucción de los pilotos que fuera peligroso hacerlo antes del vuelo supersónico. Se supone que Alsbury, en un vuelo experimental y sometido a presiones de tiempo y vibraciones no experimentadas antes cometió el error.

No se han encontrado indicios de fallos estructurales, de sistema o del motor cohete

Desde el accidente, se ha establecido un mecanismo que impide que se desbloquee el sistema antes de tiempo, ha dicho el conocido empresario Richard Branson, propietario de Virgin Galactic. Branson ha subrayado que no se han encontrado indicios de fallos estructurales, de sistema o del motor cohete y ha reafirmado su confianza en el proyecto, a pesar de que desde el accidente no se han realizado vuelos de prueba.

Aunque en los aviones experimentales la automatización es mucho menor que en los aviones comerciales y la responsabilidad de las operaciones recae casi totalmente en los pilotos de pruebas, en este caso la comisión considera que es “un fallo no haber tenido en cuenta la posibilidad de que un único error humano pudiera resultar en un riesgo catastrófico para el vehículo y no haber tomado medidas para impedirlo”.

: SpaceShip Two durante su construcción, con las alas hacia arriba, la misma posición que provocó su destrucción./ Mark Greenberg/Virgin Galactic

: SpaceShip Two durante su construcción, con las alas hacia arriba, la misma posición que provocó su destrucción./Mark Greenberg/Virgin Galactic

Esto se debe, según Hart, a que los vuelos espaciales comerciales están a punto de convertirse en realidad, pero su éxito o fracaso depende sobre todo de la seguridad. “Es una nueva frontera, con muchos riesgos y peligros”, dijo Hart. “Para que madure, debemos buscar meticulosamente y mitigar los peligros conocidos, como requisito previo a identificar y mitigar los peligros desconocidos”.

250.000 dólares el billete

Virgin Galactic lleva más de 10 años vendiendo carísimos billetes (unos 250.000 dólares) para vuelos suborbitales previstos inicialmente a partir de 2007, que alcanzarían brevemente los 100 kilómetros de altura, considerada la frontera del espacio. El SpaceShip Two puede llevar dos pilotos y seis pasajeros.

Los vuelos espaciales comerciales están a punto de convertirse en realidad, pero su éxito o fracaso depende sobre todo de la seguridad

Para su trabajo, la comisión revisó muchísimos datos, tomados por numerosos sensores y cámaras durante el vuelo, lo que le lleva a tener gran seguridad en sus conclusiones, de la que derivan 10 recomendaciones para la Agencia Federal de Aviación (FAA), que tiene la misión de supervisar a la empresa, y para la Federación de Vuelos Espaciales Comerciales.

Al presentar el informe se hicieron públicas algunas imágenes del accidente desconocidas hasta ahora y se detalló por primera vez cómo el piloto superviviente, Peter Siebold, que resultó gravemente herido, pudo salvar la vida al funcionar su asiento eyectable y quitarse el cinturón.

Siebold, que era director de operaciones en Scaled Composites, la empresa que construyó Spaceship Two, no recuerda bien cómo consiguió quitarse el cinturón a una temperatura de 40 grados bajo cero y unos 16 kilómetros de altura. Dice que cree que se desmayó durante el descenso por el aire helado y la falta de oxígeno. No pudo activar la máscara de oxígeno pero recuperó el sentido poco antes de que se abriera el paracaídas, todavía a gran altura y llegó a tierra sin novedad.

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