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Las ventajas de la memoria fugaz

Experimentos sobre la neurobiología del olvido indican que el objetivo de los recuerdos es optimizar la toma de decisiones a lo largo de la vida

El neurobiólogo Blake Richards, en su laboratorio en la Universidad de Toronto./ UNIVERSITY OF TORONTO

MALEN RUIZ DE ELVIRA

Si eres de los que, llegados a cierta edad y cada vez que se les olvida donde han puesto las llaves del coche, el coche entero, o simplemente las gafas, dicen: “Ah, eso es el alzheimer”, es hora de dejar de preocuparse, al menos excesivamente. La fugacidad o transitoriedad de los recuerdos es uno de los mecanismos que tiene la memoria para optimizar su funcionamiento, aseguran investigadores canadienses. Para sobrevivir parece necesario olvidar lo accesorio para recordar lo importante.

Aunque no es la primera vez que se avanza esta hipótesis, que se ha desarrollado sobre todo en el campo de la psicología, el estudio de estos investigadores es el repaso más completo hasta la fecha de los resultados de los numerosos experimentos neurobiológicos que se realizan en el mundo sobre el funcionamiento de la memoria y apoya a los que critican los métodos de aprendizaje basados en la memorización.

“El foco principal en el estudio neurobiológico de la memoria ha estado puesto en el recuerdo (persistencia). Sin embargo, los estudios recientes han considerado también la neurobiología del olvido (transitoriedad), aunque es un área que todavía está en su infancia”, indican Blake Richards y Paul Frankland en la revista Neuron. “Proponemos que lo que permite la toma decisiones inteligentes en ambientes cambiantes y ruidosos es la interacción entre la persistencia y la transitoriedad”.

Según las conclusiones a las que llegan estos investigadores de la Universidad de Toronto, el objetivo de la memoria no es la transmisión de la información a lo largo del tiempo, sino optimizar la toma de decisiones. La memoria es, sobre todo, práctica y el trabajo que ahora se presenta tiene la originalidad de que toma en consideración los resultados de la inteligencia artificial, los modelos de redes neuronales que hacen que las máquinas aprendan y que son una simplificación de lo que pasa en el cerebro humano. Estos modelos, afirman los autores, están indicando los mecanismos computacionales implicados en el cerebro humano.

Existen mecanismos que promueven la pérdida de memoria y son distintos de los relacionados con el almacenamiento de la información

Algunos experimentos biológicos, con ratones, indican que existen mecanismos que promueven la pérdida de memoria y que son distintos de los relacionados con el almacenamiento de la información, según Frankland. Se ha comprobado el debilitamiento o la eliminación de las conexiones entre neuronas que codifican los recuerdos, así como indicios de que nuevas neuronas en el hipocampo sobrescriben los recuerdos existentes para que resulte más difícil acceder a ellos. La cantidad de estas nuevas neuronas es mucho mayor en las personas jóvenes, lo que puede explicar por qué los primeros recuerdos no suelen ser anteriores a los cuatro años de edad.

“La persistencia de la memoria”, pintado por Salvador Dalí en 1931.

“La persistencia de la memoria”, pintado por Salvador Dalí en 1931.

“Si estás tratando de orientarte en el mundo y tu cerebro constantemente accede a múltiples recuerdos que entran en conflicto entre ellos, resulta más difícil tomar una decisión informada”, señala Richards. Las ventajas del olvido son dos. En primer lugar la fugacidad mejora la flexibilidad en el comportamiento al eliminar información anticuada y en segundo lugar promueve la generalización de acontecimientos pasados a nuevas experiencias. Un ejemplo ilustrativo. Tienes un restaurante favorito cerca de casa y lo tienes localizado en la memoria. Un día cambia de lugar, sigue estando cerca, accesible, pero no en el mismo sitio. Lo eficaz es aprender su nueva ubicación y olvidar la anterior, que ya no sirve para nada (se forma un nuevo recuerdo que borra el existente).

Los investigadores citan al poeta italiano Cesare Pavese. “No recordamos los días: recordamos los momentos. La riqueza de la vida está hecha de recuerdos olvidados” y el título con el que presentan sus resultados -“Persistencia y transitoriedad de la memoria”- tiene ecos dalinianos. Dalí pintó en 1931 su famoso cuadro “La persistencia de la memoria” y 20 años después un segundo cuadro, “La desintegración de la persistencia de la memoria”, influido por su apasionado seguimiento de los avances científicos.

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