A dos días de las elecciones generales, el Gobierno de Pedro Sánchez ha dado luz verde a la concesión de 359 millones de euros para financiar casi 3.000 proyectos de investigación científica que estaban paralizados por la falta de financiación, según adelanta el diario El País. El pasado mes de marzo, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, aseguraba que el retraso en la convocatoria de las ayudas a la financiación de la ciencia se resolvería "en junio", pero el Gobierno ha decidido adelantar las ayudas en plena campaña electoral.

Más de 6.000 grupos de investigación —6.392 en concreto— habían solicitado en junio de 2018 las ayudas para el fomento de la investigación científica y técnica. Al final han sido seleccionados 2.986 proyectos dentro de dos programas estatales, el de I+D+i orientada a los retos de la sociedad, que supone 252,2 millones de euros, y el de fomento de la investigación científica y técnica de excelencia, con 106,9 millones, cuenta El País. 

La financiación es para tres años y variable. Según cuenta El País, "el 60% de los investigadores recibe más de 80.000 euros, mientras un 25% consigue más de 160.000 euros y solo un 3% supera los 300.000 euros".

El anuncio de la concesión de las ayudas no implica que vayan a ser inmediatas. Los investigadores tendrán que esperar un par de meses para recibirlas. Antes habrá que solventar los habituales trámites burocráticos: alegaciones y recursos. 

La comunidad científica llevaba meses suspirando por estas ayudas. Era un clamor unánime. Hace escasos días, el ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque, aseguraba que había "mucho consenso" entre los partidos políticos y "mucha esperanza" para poder aumentar los recursos dedicados a la ciencia, la innovación y las universidades en breve plazo. 

Con todo, el panorama de la investigación en España es bastante desolador: investigadores precarizados, becas que no se cobran, infiernos burocráticos y recortes sistemáticos en lo que se supone que es uno de los pilares de futuro para una sociedad y una economía competitiva son, a grandes rasgos, los resultados de la pésima gestión de la ciencia y la tecnología en los últimos años. 

De hecho, España es el segundo país de la OCDE —después de Polonia— que más ha reducido sus presupuestos en I+D+i durante la crisis. Las nuevas ayudas paliarán esta carencia, pero aún es insuficiente para recuperar el necesario impulso y apoyo institucional a un sector, el I+D+i, que está asfixiado por los recortes y la mala gestión de los recursos.