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¿Cuánto ganarán las eléctricas si se amplía la vida útil de las centrales nucleares hasta los 60 años?

Cristóbal J. Gallego
Observatorio Crítico de la Energía

El término "windfall profits" (beneficios caídos del cielo) se ha hecho relativamente popular en nuestro país a raíz de la controvertida liberalización del sector eléctrico en 1997. En general, los beneficios caídos cielo hacen referencia a los ingresos extra recibidos a causa de circunstancias inesperadas, como por ejemplo un cambio en el marco regulatorio. Así sucedió con las centrales eléctricas (principalmente hidroeléctricas y nucleares) que ya estaban instaladas cuando se produjo la liberalización del sector.

Centrémonos en las nucleares. Efectivamente, el marco regulatorio previo a la liberalización (denominado Marco Legal Estable) establecía un plan de ingresos regulados (inicialmente considerando una vida útil de 25 años, bastante menos que los 40 actuales) que les garantizaba a las empresas del sector tanto la recuperación de las elevadas inversiones en ese tiempo como unos beneficios considerados razonables por el regulador. Pues bien, el paso al libre mercado les ha permitido aumentar estos beneficios por encima de los estipulados previamente. Hablamos entonces de beneficios caídos del cielo porque esos ingresos extra son sobrevenidos: ni las empresas han competido por ellos ni se derivan de decisiones arriesgadas de inversión. Curiosamente, el tipo de cosas contrarias a los argumentos esgrimidos para impulsar la liberalización.

En los últimos tiempos, la posibilidad de que el Gobierno autorice la extensión de la vida útil de las centrales nucleares se ha convertido en un escenario muy plausible. Dicha extensión representaría un abultado incremento de los beneficios caídos del cielo para sus propietarios. En este artículo daremos una estimación de esta cifra asumiendo que la vida útil se amplía desde los 40 años actuales hasta los 60 años, detallando las principales hipótesis empleadas en el cálculo, con el objetivo de poner en un contexto económico el debate de la extensión de la vida útil de las nucleares.

Definimos los beneficios caídos del cielo asociados a la extensión de la vida útil como la diferencia de las dos cantidades siguientes: (i) los ingresos estimados vía mercado diario de electricidad para el parque nuclear en un periodo de 20 años (2021-2040); y (ii) los costes de generación estimados para el parque nuclear en el mismo periodo, más todos los impuestos que afectan a las centrales nucleares de entre aquellos creados en la Ley 15/2012.

Para estimar los ingresos necesitamos estimar previamente, para este periodo de 20 años, tanto la cantidad de energía generada por las nucleares como el precio de mercado. Según datos de Red Eléctrica de España, la generación nuclear anual ha variado  en el periodo 2000-2016 entre 52,8 TWh (2009) y 63,7 TWh (2001), situándose la media en 59,1 TWh. Sin embargo, la media en el periodo 2013-2016 (durante el cual no operó Garoña) se sitúa ligeramente por debajo, en 56,1 TWh. En base a esto, consideramos una generación nuclear anual de 56 TWh durante el periodo 2021-2040. Estimar el precio del mercado diario durante los próximos 20 años resulta más complicado por la incertidumbre inherente a otros factores que influyen en el precio de la electricidad (como el precio del petróleo, del gas, la bajada del precio de mercado si se instala mucha renovable, etc.). Utilizaremos como referencia la orden que regula los parámetros retributivos de energía renovable aprobada en 2014. El régimen que se establece en dicha orden es para un periodo de entre 25 y 30 años (según la tecnología), lo que, en cualquier caso, cubre el periodo objeto de este análisis. En la orden se estipula que el precio de mercado esperado a partir de 2020 es de 52 €/MWh. Nótese que esta cifra es extraordinariamente conservadora si se compara con el escenario de referencia definido por la Comisión Europea en 2016, en el que se estima que el coste de generación de electricidad en la Unión Europea ascenderá a casi 100 €/MWh en 2020, para luego decrecer suavemente hasta los 80 €/MWh en 2040.

A continuación, pasamos a explicar cómo realizaremos la estimación de costes e impuestos que afectan a las nucleares.

En los costes incluiremos solamente los costes variables de las centrales nucleares. Los costes fijos, destinados a recuperar la inversión inicial, no se tienen en cuenta porque se considera que ya habrán sido recuperados antes de empezar el periodo 2021-2040. Como hemos comentado, estas centrales disfrutaron, antes de la liberalización, de una retribución regulada diseñada expresamente para garantizar la recuperación de la inversión antes de los 40 años de vida proyectados. Si bien este marco se interrumpió con la liberalización de 1997, las garantías que ofrecía se mantuvieron mediante los Costes de Transición a la Competencia (CTCs). Sin embargo, los crecientes precios que arrojaba el recién estrenado mercado eléctrico aumentaron los ingresos de las eléctricas, acelerando la amortización de sus centrales. Así, los CTCs se cancelaron de urgencia mediante el RDL 7/2006 (hace diez años) debido, entre otros motivos, al "alto grado de amortización de las instalaciones afectadas". Evidentemente, con el objetivo de transmitir que sus beneficios son escasos, las empresas propietarias niegan que las centrales estén ya amortizadas e incluyen costes anuales de amortización en sus cuentas. Dejando a un lado la cuestión contable de la amortización, nuestro punto de partida para el cálculo es que el coste de inversión inicial de las centrales ha sido recuperado.

En cuanto a los costes variables, desgraciadamente un marco liberalizado no es compatible con disponer información objetiva y contrastada sobre los costes de generación de los actores que participan en el mercado. Sabemos sin embargo que, antes de la liberalización, el Marco Legal Estable asignaba a la nuclear unos costes de operación y mantenimiento más combustible de unos 13,5 €/MWh. Con una actualización del 1%, a día de hoy estaríamos hablando de unos 16,5 €/MWh. Por otro lado, un informe publicado en 2008 por la Comisión Nacional de la Energía establecía el coste variable del parque nuclear en 18 €/MWh (a día de hoy, 19,7 €/MWh con la mencionada tasa de actualización). Es importante remarcar que los costes estimados por dicho informe (textualmente)  "deben ser considerados costes máximos, por debajo de los cuales, con alta probabilidad se sitúan los costes reales". Por tanto, de cara a obtener una estimación conservadora de los beneficios caídos del cielo, consideraremos esta última referencia, esto es: para cada año del periodo 2021-2040 se considera un coste de generación de 18 €/MWh en 2008 actualizado con una tasa de incremento del 1% anual.

Con respecto a los impuestos, hemos tenido en cuenta los siguientes tres impuestos que soportan las centrales nucleares: (1) el Impuesto sobre el Valor de Producción de la Energía Eléctrica (IVPEE), (2) el impuesto sobre la producción de combustible nuclear gastado y residuos radiactivos resultantes de la generación de energía nucleoeléctrica, y (3) el impuesto sobre el almacenamiento de combustible nuclear gastado y residuos radiactivos en instalaciones centralizadas. El IVPEE se calcula como el 7% de los ingresos obtenidos vía mercado. Los otros dos impuestos se estiman conjuntamente en 5,25 €/MWh, según los parámetros proporcionados en el informe "Revisión de los impuestos energéticos en España". De cara a obtener una estimación conservadora de los beneficios caídos del cielo, asumimos en el cálculo que estos impuestos se mantendrán durante el periodo de 20 años, si bien existe una posibilidad cierta de que se anulen.

En la figura que acompaña a este artículo se muestra el resultado de nuestro cálculo para los beneficios caídos del cielo de las nucleares, año a año, para el periodo considerado. Además, la figura también contiene el desglose de costes e impuestos para el mismo periodo. Los ingresos vía mercado son constantes por hipótesis, como se ha explicado más arriba.

¿Cuánto ganarán las eléctricas si se amplía la vida útil de las centrales nucleares hasta los 60 años?

Se observa que los beneficios caídos del cielo que recibirían las centrales nucleares en un escenario de alargamiento de su vida útil superarían los 1.000 millones de euros al año, siendo la cantidad acumulada a lo largo del periodo 2021-2040 igual a 23.000 millones de euros.

Como se ha señalado a lo largo del artículo, hemos intentado que todas las cifras empleadas sean conservadoras (por ejemplo, parece poco probable que el precio de la electricidad vaya a permanecer tan bajo en el periodo considerado), por lo que la anterior cantidad debería considerarse como un límite inferior a los beneficios caídos del cielo que podrían llegar a recibir las empresas. El único aspecto no contemplado son las posibles inversiones requeridas por el Consejo de Seguridad Nuclear y por el Gobierno para conceder las extensiones de los permisos de operación. Es difícil a priori aventurarse a dar estimaciones para estas inversiones. Por ejemplo, para el caso de Garoña, las inversiones (puntuales, no anuales) exigidas rondan los 150-200 millones de euros, mientras que, para el caso de Francia, se estiman cantidades muy superiores. Por tanto, y a falta de este dato, hemos proporcionado un marco económico en el que situar el debate de la posible extensión de la vida útil de las centrales nucleares a 60 años. Si bien no es nada novedoso decir que tras la liberalización del sector las eléctricas en nuestro país gozan de beneficios holgadamente superiores a los de sus homólogas europeas, también es cierto que ya es hora de empezar a incluir en los debates sobre política energética la posibilidad de cambiar de rumbo.

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