Voces del mediterráneo

Manuela Carmena y el Ayuntamiento de Madrid se ahogan en su complicidad con los crímenes de Israel

Daniel Lobato
Activista. Integrante de la RESCOP (Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina)

El lunes 6 de noviembre el Presidente de Israel, Reuven Rivlin, fue recibido con todos los honores en el Ayuntamiento de Madrid donde le fue entregada la llave de oro de la ciudad por la Alcaldesa Manuela Carmena, acompañada del Segundo Teniente de Alcalde Ignacio Murgui y otros concejales de la oposición del PP, PSOE y C’s.

El acto se ha celebrado en el mismo Palacio de Correos en el que desde hace dos años cuelga una pancarta con el texto Refugees Welcome (Bienvenidos Refugiados). El gobierno de Ahora Madrid declaró oficialmente en 2015 que la lona con ese mensaje quería expresar la solidaridad de la ciudadanía madrileña con la dramática situación de los refugiados y "mostrar su apoyo por los Derechos Humanos y cómo desde los municipios se puede colaborar en este tipo de crisis desde el afecto y el compromiso de la ciudad con las víctimas de los conflictos bélicos".

El oxímoron de ambos mensajes (Refugees Welcome+Israel Welcome) en el mismo espacio institucional revela una profunda hipocresía y desprecio a las personas refugiadas, y específicamente la imagen que emitieron Manuela Carmena y Nacho Murgui aplaudiendo al Presidente israelí bajo esa pancarta repugna a quienes defendemos los Derechos Humanos, y nos sitúa frente a ellos, frente a quienes son cómplices de su vulneración.

Israel ha sido, y continúa siendo sin descanso, el mayor fabricante de personas refugiadas del planeta. La pretensión colonial sionista de expulsar y reemplazar a casi toda la población nativa de Palestina no ha concluido, por si alguien tiene dudas de cuál es el motor y objetivo ideológico de ese estado desde que fue creado por occidente.

Las refugiadas palestinas alcanzan los 8 millones de personas. Casi seis millones registrados por la ONU (UNRWA) producto de la limpieza étnica cometida por Israel en 1948, un millón más tras la guerra de 1967 y ocupación del resto de Palestina, casi medio millón de israelopalestinos (llamados árabes-israelíes) desplazados internos forzados dentro del propio estado sionista, y el medio millón restante lo forman las personas de Cisjordania y Jerusalén-Este que día a día sigue expulsando Israel de sus tierras.

Ni siquiera la guerra en Siria, 5 millones de sirios y sirias exiliadas del país (descontando los desplazados internos sirios que van retornando poco a poco a lo que queda de sus hogares) ha alcanzado los números y la dimensión histórica de la catástrofe humana palestina perpetrada por Israel. De hecho, cientos de miles de palestinos se han convertido en refugiados por tercera vez al huir de Siria por la guerra, país al que llegaron hace décadas expulsadas por las fuerzas sionistas. De las miles de personas ahogadas estos años en el ensangrentado mar Mediterráneo por las crueles políticas de la UE -que Ahora Madrid supuestamente denunciaba con su pancarta- muchas eran palestinas. Carmena reclama a Rajoy que cumpla las mezquinas cuotas de la UE sobre refugiados, mientras aplaude al presidente de una entidad que no sólo ha generado 8 millones, sino que en la actual crisis humanitaria ha acogido a... 0 personas refugiadas, no vaya a ser que esos refugiados pongan en peligro la racista y mitológica etnicidad de su estado.

Si la pancarta municipal de Refugees Welcome pudiera hablar de los aplausos de Manuela Carmena y Nacho Murgui al Presidente de Israel, ¿qué nos diría?

Nos diría que no se trata únicamente de las refugiadas y refugiados palestinos.

Se trata de la blindada impunidad que occidente otorga a los crímenes israelíes y sus vulneraciones de Derechos Humanos durante 70 años. La anatomía del instante captado por la cámara con los aplausos congelados de la alcaldesa y su concejal nos habla de los cargos políticos occidentales que son cómplices, en un álbum fotográfico de la vergüenza del que ahora forman parte. A la oposición política en el Ayuntamiento ya se le presupone.

Se trata de las decenas de resoluciones de la ONU incumplidas por Israel, entre ellas la 194 que dictamina el derecho al retorno de los palestinos y palestinas, la legislación humanitaria internacional sobre personas refugiadas, el IV Convenio de Ginebra sobre protección de civiles, la sentencia del Tribunal de la Haya sobre el muro en Cisjordania de 2004, la Convención de los Derechos del Niño, la propia Declaración Universal de DDHH, etc. Se trata también de una ocupación militar condenada internacionalmente y a la vez consentida, de masacres periódicas de miles de civiles en el mayor campo de concentración del mundo, Gaza, y se trata de las más de 70 leyes internas israelíes para discriminar a su propia población israelopalestina como la Sudáfrica del Apartheid contra la población indígena africana. Todo ello forma un homenaje enciclopédico a la hipocresía y a la impunidad legal celebrada entre aplausos y llaves de oro entregadas a Israel.

Hace tan sólo tres años La Roda de Andalucía (Sevilla) fue la pionera en proclamar el Boicot a Israel (movimiento internacional BDS), y desencadenó una explosión imparable en ayuntamientos y diputaciones que han decidido defender activamente los Derechos Humanos sumándose a los Espacios Libres de Apartheid Israelí (ELAI). Hoy ya son 80 administraciones locales del estado, -más de dos al mes desde entonces- y en aumento. En todo el mundo el Boicot a Israel al que nos apeló el pueblo palestino suma fuerzas sin descanso: universidades, instituciones, eventos culturales y deportivos e incluso empresas y fondos de inversión internacionales. Su impacto busca conducir a Israel a la legalidad internacional en la que nunca estuvo, de la misma forma que se condujo a Sudáfrica a abolir el Apartheid mediante el boicot internacional.

En lugar de seguir el digno camino de los ayuntamientos y diputaciones del estado que han apostado activamente por los Derechos Humanos, el Ayuntamiento de Madrid utiliza su pancarta de Refugees Welcome como alfombra para que sea pisoteada por el Presidente israelí en su entrada triunfal a la sede municipal.

No sabemos que es peor. Si que Manuela Carmena (premio nacional de Derechos Humanos en 1986) ha tenido miedo o que sus convicciones han cambiado. Una alcaldesa que apelaba hace poco a la "rebeldía" contra el terrorismo debería saber que los crímenes contra la humanidad cometidos por los estados son una definición del terrorismo (de Estado) frente al que reclamaba "rebeldía". Quizá ha sido miedo frente a la campaña intoxicadora sionista -y de muchos medios occidentales- que acusa de antisemitas a quienes ejercen y defienden el boicot a Israel. No, no somos antisemitas. No sólo no somos antisemitas porque los palestinos son semitas, sino porque tampoco somos antijudíos. Innumerables personas judías son nuestras compañeras en la campaña por el Boicot, incluso centenares de supervivientes del Holocausto. El boicot a Sudáfrica tampoco era anti-blancos. Era un boicot contra un régimen institucionalizado de crímenes y racismo.

Con respecto a Nacho Murgui, el Segundo Teniente de Alcalde de Madrid, nos podemos plantear la misma pregunta: miedo o cambio de convicciones. Poca gente sabe que la música con la que se iniciaba el programa de La Tuerka de Pablo Iglesias era de una canción del grupo de música de Murgui (Hechos Contra el Decoro) que tenía hace años. Su aplauso congelado en la foto con el presidente israelí es un sarcasmo histórico que se arroja él mismo contra el decoro de los Derechos Humanos. Murgui cantaba hace veinte años La Danza de los Nadie reivindicando a los desposeídos del planeta. Hoy Murgui ha convertido a los palestinos en nadie: no como reivindicación, sino como eliminación.

No necesitamos a políticos que actúen con miedo en la defensa de los Derechos Humanos. Y si han cambiado sus convicciones sobre los Derechos Humanos, tampoco les necesitamos.

Danza de los nadie (Hechos contra el Decoro-1998)
(...)
Piedras y carreras contra equipados matones, los
siempre golpeados cansados de ser ratones, son
salvajes gatos enfrentados a las razones de la
economía privada y sus instituciones.

Máquina de guerra ingobernable, garra de
la gente de la calle, un, dos, un dos tres,
arriba, un esfuerzo más. Los coches
cruzados en la calzada

detendrán el paso de la banda uniformada,
se oyen las sirenas, llueven las pedradas, el
fuego iluminará la madrugada.

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