Punto de Fisión

Tabarnia en broma, Expaña en serio

Una de las grandes ventajas del sistema democrático es que, cuando la cosa no sale como estaba prevista, se impugna el resultado, se insulta a los votantes o se inventa una hipótesis alternativa. Mientras el primer procedimiento se emplea sobre todo en países musulmanes y/o africanos, y el segundo en democracias vetustas como Gran Bretaña o Estados Unidos, el tercero ha sido una iniciativa de un colectivo contra la independencia de Cataluña que ha decidido extrapolar una metominia llamada Tabarnia para hacer frente a la realidad del fracaso en las urnas. El presidente -elegido a dedo- de Tabarnia es un payaso a mucha honra, Albert Boadella, que ya ha advertido que el proyecto no es más que una bufonada que va muy en serio. No hay que olvidar que la penúltima incursión en política de Boadella fue colaborar en la fundación de Ciudadanos, un partido que por aquel entonces parecía una verbena.

Puesto que la gente persiste en equivocarse y la democracia no tiene vuelta de hoja, Boadella y sus acólitos han puesto en marcha una ficción motorizada a base de caceroladas y canciones de Manolo Escobar, un movimiento de resistencia contra los excesos de la deriva independentista y la falacia numérica de las leyes electorales. Por cierto, la misma falacia que ha permitido contra viento y marea la permanencia en el poder de los dinosaurios políticos de la derecha y la extrema derecha, y contra la que los tabarneses, hasta hoy, no habían dicho ni pío. Debe de ser porque Boadella, que ridiculizó a Franco y a Pujol en varios de sus montajes teatrales, ha dedicado el grueso de su talento en los últimos tiempos a lamer los pinreles de Esperanza Aguirre sin freno ni pudor alguno.

Conste que a mí me parece muy bien que se rían de un presidente centrifugado que jura el cargo por pantalla plana e incluso que consideren una "locura colectiva" las ansías nacionalistas de una buena parte de los catalanes. Para mí el buen humor no tiene límites, o no debería tenerlos, sólo que creo que el video de Lory Money rapeando ataviado con una peluca a lo Puigdemont y cantando "España me ataca, pues pan tumaca, madefaka", tiene mucha más gracia que todas las parodias que ha despachado Boadella a lo largo de su subvencionada y engolada carrera.

Tan bien me parece que, de hecho, propongo una alternativa humorística similar para agrupar a los millones de españoles que no votamos a la derecha; a los que estamos hartos de un presidente de pantalla plana y de la podredumbre política generalizada; a los que nos avergüenza la situación de la justicia, la sanidad, la ciencia y la educación españolas; a los que padecemos en silencio forzoso una monarquía que ni hemos votado ni nos representa ni nos gusta un pelo. Apuesto a que esa república imaginaria, que bien podría llamarse Expaña y cuyo presidente conjetural podría ser Willy Toledo o Pamela Anderson (Willy es más serio), tendría una población aproximada de ocho o nueve millones de expañoles. Lamentablemente, tampoco contaría con medios de propaganda afines que rieran la gracia. Quizá porque gracia, como Boadella, no tiene ninguna.

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