El repartidor de periódicos

La ‘fracasá’ y el viagrismo

Aunque lo hayan intentado disimular muy mal, a nuestros grandes periódicos no les ha terminado de gustar esto de la huelga de mujeres. Y han lanzado a su Brunete opinativa a aclarar lo que no se atrevían a decir en sus editoriales: que, en el fondo, ellos consideran que el 8-M fue una ‘huelga de coños’, una algarabía tamponera, una kermesse venusina, un tuppersex consentido por varón.

Ejemplo. En El Mundo, nuestro botarate de cabecera, Federico Jiménez Losantos, compara este 8-M con "las movilizaciones pregolpistas del Prestige y la guerra de Irak y las directamente golpistas del 11-M". Más: "Como sucede desde la Komintern, fueron periodistas, políticos y profesores -con estudiantes adjuntos- los protagonistas y responsables del fracaso de ayer. Les da igual, porque toda movida con lacito buenista no busca convencer sino imponer, no explicar sino aplastar".

Después, colmo del humor inteligente, rebautiza la movilización no como un fracaso,  sino como una ‘fracasa’. Yo prefiero ‘fracasá’, la ‘fracasá’, por casticismo viágrico. Pena que no haya una pastillita azul para levantar la igualdad, la libertad y la fraternidad a estos machotes. Repartiría unas cuantas. Nunca entenderán que la máxima expresión de la virilidad es el reconocimiento de la feminidad. En igualdad de condiciones.

El caso es que el síndrome de la viagra intelectiva no solo afecta a señores mayores como Federico, pues a su lado, en el mismo periódico, Rafa Latorre, con funambulistas alardes de juventud modernuqui, nos dice que  ha sido esta "la huelga más indiscutida de la historia, un mainstream arrollador que lo primero que sepultó fue el hórrido manifiesto antiliberal, asintáctico y magufo que la originó. En el origen, era la clásica movilización preñada de radicalismo, pero no caben tantas troyanas en un caballo. Ahora que el revolucionario ya ha asumido que el obrero no quiere la revolución, lo ha reemplazado por un sujeto histórico con vocación universal: la víctima". Quizá hubiera sido prudente, por su parte, recordar que esas víctimas tan literarias mueren cada día a manos de los machotes. Pero creo que es demanda excesiva para quien piensa con la cabeza. Con la cabeza de la polla.

Resultaría divertido ver a los tontos solo obsevar el dedo si no fuera tan bella la luna. La luna, y de eso no se dan cuenta, también sale para los tontos. Es algo que se debería explicar mejor en las escuelas. La huelga es el dedo y la mujer, la luna. No sé cómo se lo podemos relatar más bellamente a estos señores.

En ABC, la muy feminista Mayte Alcaraz nos dice lo siguiente: "Creo que la huelga de hoy es necesaria pero me niego a que me manipulen. En esta reivindicación prefiero ir del brazo de hombres que me han respetado a lo largo de mi vida personal y laboral que de mujeres que, como Irene Montero, levantan en una mano una pancarta feminista y en la otra un cartel que ensalza a un energúmeno que agredió a una embarazada. Aborrezco la desigualdad y la combato pero también el feminismo oportunista".

Feminismo oportunista. Me encanta, o sea. Esta derecha nuestra, cada vez que salimos de mani, califica las movilizaciones de oportunistas, de politizadas. El feminismo no entiende de oportunidades. El feminismo no es oportuno o importuno. Es una forma de vida basada en el respeto. No conozco a una mujer que demande algo más que respeto. Yo, machirulo asqueroso, como me dice a veces mi querida Begoña P. Ramírez, no quiero ser feminista solo cuando es oportuno. Lo quiero ser todos los días. Y, además, para la derecha nada suele ser oportuno. Salvo rescatar bancos y tal.

"En la urbanización, el jardinero es un parlanchín con podadora y la señora de la limpieza un monumento a la prudencia. Toda una impugnación a los clichés al uso", nos dice Mayte Alcaraz. Oh, señoras de la limpieza y jardineros. Esta mujer trata a su servidumbre con sensibilidad igualitaria. No es discriminatoria. Sobre todo en su súper, o sea, urbanización.

Podemos seguir años escribiendo sobre esto. Pero sería oportunista. Politizador. Demagógico. Nunca se debe hacer ni decir nada, no sea que la vieja y joven derecha se sienta agredida por vosotras. ¿Un poquito de viagra?

 

 

 

 

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