Crónicas insumisas

Trump, la UE y la industria de armas

Tica Font, Centre Delàs d’Estudis per la Pau

De nuevo Trump de broncas con Europa, desde que llegó a la presidencia que nos llama "gorrones" a los europeos, que ellos tienen que pagar hasta el 70% de los gastos de la OTAN, pidió a todos los gobiernos de la UE que incrementaran su presupuesto militar hasta el 2% del PIB y que destinaran hasta el 40% de su gasto en capacidades, es decir en renovar en armamento. Todos los gobiernos de la UE lo han aceptado y se han marcado plazos para cumplir con este compromiso.

Pero de nuevo Trump no se ha quedado contento con las decisiones que ha tomado la Comisión respecto a la I+D militar en el próximo presupuesto de la UE.

La Comisión Europea a mediados de junio de 2018 presentó tres proyectos para impulsar una defensa europea propia y sus presupuestos asociados. Económicamente el más relevante es el Fondo Europeo de Defensa, que en el próximo presupuesto 2021-2027 estará dotado con 13.000 millones de euros. El segundo proyecto se le llama Instrumento Europeo de Paz o también llamado Fondo Europeo para la Paz, es un proyecto concebido para financiar los costes comunes de las misiones militares propiamente europeas en el exterior, estará dotado con 10.500 millones de euros. Es un nuevo fondo para financiar el gasto militar y de defensa que actualmente no se puede financiar con el presupuesto de la UE. El tercer proyecto será Conectar Europa, que intentará fomentar la movilidad militar (personal y equipos) dentro de la UE de los cuerpos militares de los países de la UE, estará dotada de 6.500 millones de euros, lo que puede requerir adaptar infraestructuras, eliminar barreras y normativas que obstaculicen la movilidad militar dentro del territorio de la UE.

El Fondo Europeo de Defensa se estructura a través de dos ventanas "ventana de capacidades", dotada con 500 millones de euros en los ejercicios 2019 y 2020 y de 1.000 millones de euros anuales en el ejercicio 2021-2027, a través del Programa Europeo de Desarrollo Conjunto de Capacidades en Defensa (EDIDP) y cuya finalidad será ayudar a financiar a aquellos estados que de manera conjunta adquieran un mismo material militar, que les salga más económico. El esquema de financiación prevé que por cada euro invertido por la UE, los Estados Miembros destinen cuatro euros de su presupuesto, lo que equivale a que se destinaran en total 5.000 millones de euros anuales a la adquisición de material militar. Estas ayudas a los estados se complementarán con otros instrumentos financieros como pueden ser la generación eurobonos de defensa y que estos gastos no computen como déficit público, es decir que se puedan computar las aportaciones económicas a los programas conjuntos como inversiones, de manera que a efectos de la Comisión no se consideren como déficit de los estados, reduciendo así de facto las exigencias de cumplimiento por parte de la UE de los niveles de déficit presupuestarios de los Estados Miembros . Todo ello para facilitar la interoperabilidad entre sistemas para los Estados Miembros.

La "ventana de investigación", dotada con 25 millones de euros para 2017 y con 90 millones para el ejercicio 2018-2019 y 500 millones anuales en el ejercicio 2021-2027, a través del Programa Europeo de Investigación en Defensa (EDRP) y que tiene por finalidad incentivar, a través de fondos europeos, la investigación en nuevos proyectos de material de defensa tecnologías innovadoras en materia de seguridad y defensa, en las áreas de electrónica, metamateriales, encriptación, drones o robótica. Esta ventana prevé la financiación directa a la industria de defensa para que lleve a cabo actividades conjuntas de investigación en tecnología innovadora, con una intensidad de hasta el 100% de los costes directos más un 25% en concepto de ayudas para costes indirectos. Con esta decisión la Comisión ha dado un paso adelante para también apostar por subvencionar la investigación en el ámbito de la Defensa, y no solo en el de la seguridad como ha sucedido en presupuesto anterior.

¿Qué enerva a Trump? Que en la UE se tomen decisiones sin supeditarlas a los intereses estratégicos de Estados Unidos.

Del Programa Europeo de Investigación en Defensa, que se llevará a cabo con la participación de la industria europea de armamento (mínimo 3 industrias para acceder a los fondos), no le gusta que el Reglamento permita la participación de industria no comunitaria (Estados Unidos o Israel) pero con ciertas condiciones como exigir que la propiedad intelectual sea exclusivamente europea y no permitir que terceros países impongan restricciones a la exportación del armamento producido en territorio europeo.

Los americanos se quejan de que la participación en estos proyectos estará sometida a la aprobación unánime de los países de la UE, lo que un solo voto de país miembro podría dejar fuera la industria norteamericana de un proyecto determinado. También se quejan de que la dispersión de recursos entre la industria americana y la de la UE, produciría sistemas militares no interoperativos y por tanto una competencia de producción y mercado entre Estados Unidos y la UE.

En definitiva, Trump ve peligrar el negocio de la industria de armas en Europa, la industria norteamericana tiene un gran mercado en los gobiernos europeos y el Fondo Europeo para la Defensa es un paso pequeño o tímido pero sienta las bases para que la industria europea pueda competir con la norteamericana y con su mercado.

Los norteamericanos no solamente se quejan, también amenazan con cerrar su mercado a la industria militar europea, aunque la balanza comercial de productos militares les sea favorable. Exigen que se rectifique el Reglamento suprimiendo las condiciones de propiedad intelectual y controles de exportaciones y que en PESCO se elimine el derecho de veto y que se permita que cada país invite a participar en cada proyecto a las empresas que desee. En definitiva puesto que la UE va a subvencionar a la industria europea no quieren que la industria norteamericana quede fuera del pastel y sobre todo poderse aprovechar de la I+D que se cree.

Trump inicia otra guerra, más silenciada que la de Huawei, en tecnología militar contra Europa, para asegurarse su supremacía tecnológica.

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