Una mirada a un mundo en crisis

Transición hacia la tierra prometida

Después de casi cuatro meses en la isla de Lesbos nos toca cerrar una etapa y centrarnos en nuestro nuevo destino. Pero antes de pasar página creemos importante compartir algunas reflexiones sobre la realidad en el borde de Europa:

  • La situación en la isla y en los campos sigue siendo totalmente insostenible. La cronificación de esta situación solo genera más frustración entre las personas refugiadas. Sentimientos de desesperación e incertidumbre se apodera de la vida en los campos. Así como frustración e incomprensión también entre los habitantes autóctonos de la isla que siguen sin saber hasta cuando esta situación se va a mantener así.
  • La resiliencia de las personas refugiadas es un valor admirable. Después de meses, incluso años viviendo en un campo, con una incertidumbre absoluta sobre sus vidas y en unas condiciones que son totalmente inhumanas, su sonrisa es, en muchos casos, su respuesta ante esta situación. Las ganas de aprender nuevos idiomas, de adaptarse a una nueva cultura y estilos de vida y su deseo de una vida mejor, son para muchos las armas para combatir el injusto e inhumano trato que la Unión Europea ejerce sobre ellos.
  • Es importante conocer la situación, pero todavía más ser conscientes de la responsabilidad que como ciudadanos europeos tenemos. No solo en la configuración de los gobiernos que marcaran las políticas tanto a nivel nacional como europeo. Sino también desde una vertiente humana de implicación con el mundo que nos rodea y no focalizar todos nuestros recursos y atención a nuestra vida personal y particular.

Debatir, discutir y construir conjuntamente conocimiento y planteamientos que permitan a nuestra sociedad y al mundo en general avanzar hacía un escenario más justo y humano para todas las personas.

Transición hacia la tierra prometida
Estatua de la libertad de Lesbos con el Open Arms navegando rumbo al puerto de la isla.

Actualmente nos encontramos ya en nuestro nuevo destino. Un destino que nos abre una puerta a una nueva realidad en crisis, Palestina.

Mucho se ha escrito ya sobre el conflicto Palestino-Israelí, así que no vamos a descubrir aquí el legado histórico de más de 70 años de opresión, injusticia y ocupación. Lo que vamos a intentar en los próximos meses es retransmitir y compartir cómo es la situación actual y cómo el pueblo palestino vive día a día el constante abuso de las fuerzas de ocupación israelíes.

Una de las cosas que ocurre con más frecuencia en determinadas zonas de Palestina son las demoliciones. Una tónica habitual de las fuerzas de ocupación israelíes para intentar expulsar al pueblo palestino de sus tierras.

La ley y autoridad israelí declara como "construcciones ilegales" las viviendas de gran parte de pequeños pueblos y villas, especialmente en la zona de las colinas del sur de Al Khalil (Hebrón) y del norte de valle jordano.

Estas acciones se llevan a cabo sin importar la propiedad legal de las tierras, que en la mayoría de los casos pertenece a las familias palestinas que residen en la zona. Mientras a su vez la administración israelí cede terreno y facilita la construcción de nuevos asentamientos de colonos así como la ampliación de los que ya existen.

Transición hacia la tierra prometida
Asentamiento de colonos israelitas colindante con el pueblo palestino de Umm Al Khair, al sur de Hebrón.

 

 

 

 

 

 

 

 

Esta técnica pretende expulsar poco a poco al pueblo palestino de sus tierras ya sea mediante la demolición de casas, construcciones para el ganado, instalaciones para la canalización del agua, torres de electricidad,...e incluso ataques violentos de colonos apoyados por los soldados israelíes.

Transición hacia la tierra prometida
Colonos israelitas enmascarados protegidos por los soldados.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pese a las incansables protestas de los propietarios de las tierras se siguen viviendo hoy en día constantes episodios de demoliciones, lo que implica no solo destruir las casas de las familias sino destruir también sus ilusiones y esperanzas. Aún así, el pueblo palestino sigue resistiendo día a día sin ninguna intención de dar su brazo a torcer y ceder el más mínimo palmo de terreno a Israel.

Seguiremos viendo los próximos meses como esta realidad impregna la sociedad palestina y como la resistencia se organiza para combatir a un enemigo cargado de armas y dinero pero sin alma ni razón.

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