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Steven Spielberg y Ed Burns juegan con la doble moral en 'Public Morals'

La unidad de Delitos morales de la Nueva York de los años sesenta se convierte en protagonista en una serie producida por Steven Spielberg y creada, dirigida y protagonizada por un Ed Burns que se adentra en el peligroso juego de la doble moral.

Los protagonistas de 'Public Morals'.

MADRID.- No es ni su primera vez tras la cámara, ni su primera vez como guionista, pero sí se trata de una historia muy íntima. Según ha explicado Edward Burns en los vídeos promocionales de su serie, Public Morals es un proyecto muy personal en el que conjuga anécdotas de su adolescencia como hijo de un policía neoyorquino con su ‘obsesión’ por el folclore de la ciudad que nunca duerme, entendiendo por folclore toda esa fauna que la habita, desde policías que van de duros a prostitutas y mafiosos.

Ellos son los protagonistas de esta serie de diez episodios producida bajo el sello TNT Originals y que este fin de semana se podrá ver en VOD en España con un capítulo doble que llegará cuatro días después a TNT y TCM (el 3 de diciembre a partir las 22:30 horas).

Lo primero que llama la atención de Public Morals es su estética. Ambientada en la Nueva York de los años 60, luce esa paleta de colores tan característica de las historia de la época y esa luz tan propia del cine negro. El arranque es un plano secuencia de unos escasos cuarenta segundos en el que la cámara sigue a un joven que pasea a buen ritmo, por las calles abarrotadas de gente en la oscuridad de la noche. En su camino hacia el local al que se dirige se encuentra con paseantes, mendigos, prostitutas, marineros de permiso…

Un collage de presentación de lo que será el abanico de personajes de una producción cuyo punto de partida es una unidad del departamento de policía dedicada a controlar los delitos contra la moral. Sus agentes velan porque la integridad moral de los ciudadanos se mantenga impoluta. Al menos, esa es la idea. Drogas, juego y prostitución se encuentran en su radio de control e intervención. Aunque, en realidad, Public Morals versa sobre la familia, sobre cómo las decisiones afectan a la vida de cada personaje, de las complicadas relaciones padre-hijo y, sobre todo, de la doble moral que impera en una ciudad dividida en dos, policías y mafiosos, representado cada bando por un clan.

Por un lado el de polis irlandeses católicos, los Muldoon, del que Ed Burns es su cabeza visible. Él es el agente Terry Muldoon, un hombre amante de su barrio, de su familia numerosa y que tiene las cosas muy claras. “Todos ganan dinero y nadie hace daño a nadie”. Esa es la filosofía del personaje que debe velar por la moral del ciudadano y cuyas acciones se rigen por una doble moral que suele decantarse del lado que más le beneficia a él y a los suyos. Al otro, los teóricamente malos de la historia, los mafiosos, los gánsteres del clan de los Patton con Neil McDonough y Brian Dennehy en sus filas. Un reparto notable con caras conocidas que cuenta con la participación especial de Timothy Hutton como Mr. O.

Producida por Steven Spielberg, su cuidada ambientación, su estética y sus personajes poliédricos convierten a Public Morals en un buen producto de serie negra y de crimen

Producida por Steven Spielberg, su cuidada ambientación, su estética y sus personajes poliédricos convierten a Public Morals en un buen producto de serie negra y de crimen. Sin excesiva violencia y con diálogos rápidos cargados de segundas intenciones y dobles lecturas, los personajes van y vienen con una cámara que les sigue a todas partes haciéndose notar en su búsqueda por imprimir velocidad a la acción.

El sello de Spielberg

La crítica estadounidense, en su mayoría, ha valorado positivamente el trabajo de Burns, quien, según The Hollywood Reporter, da muestras en la pantalla de dos de sus mayores influencias en el género. El machismo, la música y la violencia presentes recuerdan a algunos de los trabajos de Martin Scorsese. Mientras que la ambientación, la luz y el vestuario serían atribuibles a Atrápame si puedes de Steven Spielberg. Una singular mezcla de estilos que no solo no chirría, sino que encaja dando como resultado es una serie enigmática, sin tapujos, en la que los personajes, sean policías o mafiosos, solo buscan una cosas: el bien propio.

El personaje de Burns encarna a la perfección esa doble moral de la que hace gala su criatura y donde la línea que separa un lado de la ley de otro es tan delgada que a veces ni se aprecia

Un drama policiaco en el que no hay buenos ni malos. La ley es solo un instrumento más en manos de quienes, supuestamente, trabajan a su servicio. En la unidad de Delitos Morales desde el jefe al novato todos comparten la misma idea: ¿Qué hay de malo en que la gente se divierta? Prostitución, juego, alcohol… están prohibidos, van en contra de la ley. Ellos lo saben y deben velar porque la ley se cumpla, pero si en el camino logran un sobresueldo, no dirán que no.

Y ahí, en ese juego de doble moral, es donde reside el núcleo de la historia que cuenta Public Morals a tenor de lo visto en el piloto. El personaje de Burns encarna a la perfección esa doble moral de la que hace gala su criatura y donde la línea que separa un lado de la ley de otro es tan delgada que a veces ni se aprecia. En casa predica la honradez, el trabajo duro y el llegar a ser alguien de provecho en la vida. En el trabajo, la corrupción es una compañera más de patrulla. Pero, ¿hasta dónde está dispuesto a llegar? El final del primer episodio abre puertas que deberán elegir si cruzar o no.

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