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Cine Gloria Grahame, la diva rebelde de Hollywood que rompió tabúes

Las estrellas de cine no mueren en Liverpool, que se estrena este viernes, retrata la vida de la actriz Gloria Grahame y el romance que vivió con un hombre 30 años menor que ella. Diva y femme fatale del cine, compartió escenas con Humphrey Bogart o James Stewart y ganó un Óscar.

Gloria Grahame

Magdalena Tsanis / EFE

Femme fatale del cine negro compartió escenas con Humphrey Bogart o James Stewart y ganó un Óscar por Cautivos del mal; en sus días de declive Gloria Grahame vivió un romance con un joven actor casi 30 años menor que ella, una historia retratada en Las estrellas de cine no mueren en Liverpool.

La película, protagonizada por Annette Bening y Jaime Bell y que llega este viernes a la cartelera, se basa en el libro de memorias que publicó en 1986 ese entonces joven actor, Peter Turner, que se enamoró sin pensar en la diferencia de edad.

"Nunca me lo cuestioné, tampoco sabía qué edad tenía exactamente", ha asegurado Turner a Efe durante una visita a Madrid. "Si se hubiera tratado de un hombre de 55 y una chica de 24 a nadie le habría parecido raro, por suerte hoy las cosas han cambiado", señala, citando el caso del presidente de Francia, Emmanuel Macron y su mujer, Brigitte.

Turner da fe de que Grahame era una mujer adelantada a su tiempo, aunque la película no se centra tanto en su trayectoria, como en el romance puro y duro.

"Estaba muy concienciada políticamente con temas como la desigualdad de la mujer, los derechos de los trabajadores o de los gays", asegura Turner, y "no se plegaba a los juegos de Hollywood", lo que sin duda contribuyó a su olvido.

"Ella no daba entrevistas, y si en los 50 no dabas entrevistas a Hedda Hopper estabas perdido. Los papeles que hacía de chica mala o prostituta, le dieron mala reputación, aunque en la vida real era lo contrario, se negaba a acostarse con el productor y ese tipo de cosas tan en boga en esa época".

"En un lugar solitario", con Bogart, o "Los sobornados" junto a Lee Marvin, fueron otros de sus trabajos más populares. También "Encrucijada de odios", por la que consiguió su primera nominación al Oscar o "la chica que no podía decir que no" en la adaptación del musical "Oklahoma!".

Con todo, su vida privada era controvertida. Para cuando conoció al británico llevaba un recorrido sentimental agitado: cuatro matrimonios, cuatro hijos, su segundo marido fue el director Nicholas Ray, y el cuarto, su hijastro, Tony.

"No era un ángel, y su carrera sufrió por eso", relata Turner. "Pero no le gustaba el ambiente de Hollywood, le parecía una selva".

Dirigida por Paul McGuigan, "Las estrellas de cine no mueren en Liverpool" ha tardado casi 20 años en salir adelante.

"Siempre es difícil hacer una película independiente", explica el actor. El desconocimiento de quien era Grahame por parte de muchos jóvenes ejecutivos de la industria fue un obstáculo, y tampoco fue fácil encontrar a la actriz adecuada.

"Se barajó a Jane Fonda pero no salió adelante, otras actrices no querían mostrar su verdadera edad. Annette Bening estaba interesada desde un principio pero entonces era demasiado joven, así que finalmente hemos esperado a que tuviera la edad adecuada", señala.

Turner está muy satisfecho de cómo Bening y Bell transmiten la química que había entre él y Grahame. "Cuando los ves no piensas en la diferencia de edad, entiendes la fascinación mutua. Ella me intrigaba y yo le intrigaba, era muy divertida, ingeniosa y peleona, hablábamos mucho y nos reíamos mucho", recuerda.

La película se cierra con las imágenes reales de Grahame subiendo a recoger el Oscar a la mejor actriz de reparto por Cautivos del mal, de Vincente Minelli, unas imágenes que ya entonces dieron mucho que hablar.

La actriz, con 29 años y visiblemente nerviosa, pronuncia un escueto "muchas gracias" sin apenas detenerse delante del micrófono y sale precipitadamente del escenario.

"Era tímida para ese tipo de actos públicos", dice Turner, que también recuerda que la actriz se encontraba en pleno rodaje, agotada físicamente, y que aquella fue la primera ceremonia de los Oscar que se retransmitía por televisión, todo el mundo estaba nervioso

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