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Xarim Aresté, el cantautor que alza su voz contra la represión política en Catalunya

“Se ha intentado castellanizar España y esto supondrá su lápida”. El músico tarraconense presenta 'Groc', un EP nacido en plena vorágine coercitiva por parte del Estado cuyos beneficios irán a parar a la Associació Catalana pels Drets Civils (ACDC).

El músico catalán Xarim Aresté.- GERARD QUINTANA

Xarim Aresté (Flix, 1983) lo achaca todo a un ejercicio de psicomagia. Una suerte de catarsis musical que incubó de forma inconsciente aquellos infaustos días de octubre. Piolines, porras, helicópteros sobrevolando, claustros ocupados… El ruido de fondo aturulló al músico y se quedó como en babia. “De repente el presente se me conectó con el pasado y algo que siempre había estado ahí, empezó removerse”, comenta algo místico el músico tarraconense al otro lado del teléfono.

Un viaje en el tiempo con la vorágine indepe como punto de partida, la violencia como hilo conductor y la indignidad de un abuelo derrotado y encarcelado por el franquismo como sustrato. “Me di cuenta de que arrastro la humillación de mi abuelo, como si aquella derrota primigenia de la que él nunca quiso hablar se me manifestara en forma de complejo de inferioridad”.

De ahí fue tirando del hilo hasta armar Groc (Bankrobber), un EP de cuatro canciones —Ni a besades, Sense vida, Sedició y Querida España— que indaga en la herida pasada y cuestiona la presente. Un anciano traumado por su reclusión en un campo de concentración sirven de catalizador para un dolor que no cesa y que, en palabras del músico, son producto de la misma fractura. “Se ha intentado castellanizar España y es muy probable que esa sea su lápida; vamos hacia la destrucción total de España”.

Es en esa ruptura y en la necesidad de generar un relato donde incide también Groc, un disco cuyos beneficios irán a parar a la Associació Catalana pels Drets Civils (ACDC), dedicada a los políticos catalanes presos y en el extranjero. Cuatro canciones que ya ha podido escuchar Jordi Cuixart —presidente de Òmnium Cultural— y que, sobra decir, le han encantado: “Me dio las gracias por luchar contra ese olvido organizado que parece imponerse, me dio las gracias porque libertad y cultura son, a fin de cuentas, la misma cosa”.

Y por último; la terapia. Cantar en tiempos revueltos para entender lo que ocurre (al menos por dentro). Recorrer esa fina línea entre el panfleto y la crónica social. "Tuve dudas porque parece que estás usando algo... porque está de moda, pero por otro lado pienso que lo que hago lo hago desde la emoción y no tanto desde la política", aduce Aresté. Objetivo logrado. Sus líneas evocan ese anhelo de redención sin jugar al escondite y sin renunciar a la belleza:"Oigo tu canto, oye tú el mio. Nadie separará nunca jamás nuestros ombligos. Por eso pido: déjame ser. O al menos déjame estar", canta Xarim en Querida España

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