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Creative Commons: acceso libre, no gratuito

Cada vez más escritores se apoyan en estas licencias para ampliar la difusión de su obra y generar beneficios indirectos

P. CORROTO / P. H. RIAÑO

El pasado mes de febrero, el escritor Juan Gómez Jurado (Madrid, 1977) decidió responder a Alejandro Sanz: 'Si tienes huevos cuelga tu novela gratis en internet'. Espía de Dios es su primera novela y uno puede tenerla simplemente por 'la voluntad'. El éxito para el escritor fue rotundo. La novela, que ya había sido publicada en papel por Roca Editorial en 2006, recaudó en pocos días 40.000 euros. Según el autor, en junio la cuenta ascendía a los 65.000 euros. ¿Un caso de piratería? Los beneficios demuestran todo lo contrario.

El resultado de este duelo entre dos modelos de gestionar los derechos de autor es una vieja batalla que ya aventuró Mark Twain como tarea imposible a principios del siglo XX: 'Encontrarle algún sentido a cualquier ley de copyright del planeta es lo único imposible para Dios', dijo el autor de Las aventuras de Tom Sawyer. Pero la actualidad vuelve a cuestionar el modelo de gestión de derechos, con la sonada operación Saga de la Guardia Civil en la SGAE, en la que el juez Pablo Ruz investiga una supuesta trama de desvío millonario de dinero de los derechos de los autores amparados por el Copyright.

Hace diez años se crearon seis tipos de licencias llamadas Creative Commons, que hoy ya tienen registradas más de 400 millones de obras en todo el mundo. Son licencias que facilitan el acceso a la obra al usuario y fomentan su difusión por la red. Pero, como explican a Público sus creadores, Joi Ito y Lisa Green, 'en ningún caso atacan los derechos de autor'. 'Es un nuevo modelo de gestión de los derechos. También generan beneficios', cuenta Ito.

Pese a la confusión, las Creative Commons no son una versión suave de las licencias Copyleft, no regalan nada. 'Las personas que utilizan este tipo de licencias lo que hacen es facilitar que la obra se mueva por la red. Cada vez hay más escritores que las piden. Uno de los primeros fue Cory Doctorow (Canadá, 1971), que utiliza una licencia con restricciones comerciales. Asegura que de las Creative Commons le interesa que la gente le lea y le conozca. Porque que sea un acceso libre, no significa que sea gratis', explica a este periódico Ignasi Labastida, al frente de la Organización Creative Commons en España.

'Como escritor, mi problema no es la falta de libros, sino de reconocimiento. Las licencias Creative Commons transforman mis libros en dientes de león, que pueden dispersarse con el viento, encontrar cada grieta en cada acera y brotar en lugares inesperados', escribe Doctorow en el libro The power of Open(que podría traducirse como El poder del acceso libre). De hecho, el escritor, cuyos libros llegaron a la red con licencias Creative Commons, es hoy uno de los autores más vendidos en librerías, según la lista de The New York Times.

'Hoy lo que genera beneficios es el impacto de la obra', señala Lisa Green

Lisa Green, de la Organización Creative Commons aclara: 'Las CC se adaptan al nuevo modelo de negocio. Ahora mismo es la distribución y el impacto de la obra lo que genera beneficios'. Precisamente, desde el año 2003 la editorial Traficantes de Sueños publica todos sus libros bajo licencias CC. Podríamos decir que son los pioneros en este país en el ámbito editorial: 'El mismo día que el libro sale de la imprenta, colgamos en nuestra web el pdf del libro. El autor recibe la cantidad acordada por el libro en papel y su trabajo se difunde mucho más a pesar de nuestros limitados recursos. Además, favorece la venta de nuestro fondo', reconoce Blas Garzón, editor de Traficantes.

Sin embargo, para la Federación del Gremio de Editores de España (FGEE), que agrupa a más de 800 editoriales, este tipo de protección es poco menos que un suicidio para el escritor: 'El autor puede hacer lo que quiera. Si lo quiere volcar en la red y no quiere rentabilizarlo es su problema. Lo que está claro es que desde el punto de vista económico no hay beneficio', según las palabras del director ejecutivo de la FGEE, Antonio María Ávila.

'Cada descarga que se hace no es una venta que se pierde', explica un editor

Tampoco ven con buenos ojos a la sociedad gestora de los derechos de autor de los escritores: 'Si el autor no lo tiene claro, con las CC puede perder el control de su obra', apunta Magdalena Vinent, directora del Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO), la entidad española que gestiona los derechos. El nulo interés que estas entidades tienen en los nuevos modelos de protección de derechos se prueba con la ausencia de debate al respecto en el Encuentro de la Edición celebrado la pasada semana en Santander.

El editor Blas Garzón, al margen de estas visiones pesimistas de estas licencias, apela a la creación de nuevos modelos de ventas, como la colaboración por donación en la descargar o la suscripción anual de 150 euros por los 16 libros que la editorial publica al año. 'Cada descarga que se hace no es una venta que se pierde. La libre distribución y copia ha logrado que los lectores se hayan apropiado de ello y eso ha repercutido en las ventas', explica Garzón.

El movimiento parece imparable y en España, junto a Gómez Jurado, surgen otros escritores que cuelgan sus libros en la red con este tipo de protección, en editoriales que se mueven con soltura en la red como Bubok y Acuarela.

El presidente del gremio de editores: 'Está claro que no hay beneficio'

Una de las primeras autoras en apostar por las CC ha sido Belén Gopegui (Madrid, 1963), cuya última novela, publicada en Mondadori, tiene un título que suena paródico: Acceso no autorizado. 'En este momento no deben ponerse trabas a la difusión del conocimiento. Además, con laCC no desaparece el derecho de autor, sino que permites que tu trabajo sea compartido. Es decir, tú lo ofreces para su distribución, copia', afirma la autora a Público. Y no es gratis: el libro cuesta seis euros. Los resultados hasta la fecha son aceptables. 'Al menos el editor me ha dicho que las descargas van bien', reconoce Gopegui. No obstante, aunque la autora de Deseo de ser punk admite que no tuvo ningún obstáculo para usar una licencia Creative Commons en Mondadori, el discurso del sector, como hemos visto, aún camina con otro sentido.

Para el escritor Juan Gómez Jurado esta negación de las editoriales a abrirse a las nuevas protecciones es el principal obstáculo con el que cuentan los autores, ya que es una interpretación que está generando percepciones muy negativas sobre la remuneración que deben recibir los creadores por su trabajo. 'El tema de los derechos de autor se está valorando de forma equívoca por la famosa ley Sinde. En principio, parecía una ley que llegaba para apoyar estos derechos, pero ahora está demostrando que no es así. Los derechos fueron una conquista y ahora parecen un robo', afirma Gómez Jurado.

Juan Gómez: 'El copyright tampoco te garantiza que no te vayan a piratear'

El poeta Antonio Orihuela (Moguer, Huelva, 1965) no ha podido lograr que sus libros en papel salgan con el sello de las CC en la página de créditos, pero todos ellos están de libre acceso en internet. Dice que quiere que llegue a cuantas más personas mejor, y estas licencias permiten que la poesía crezca en lectores. Subraya que el copyright no le compensa, porque lo que recibe por sus derechos al año 'es tan insignificante', que a sus editores se lo cambia por libros. 'Me llama la atención la SGAE: es una institución deleznable y feudal. Hay otras fórmulas para que la sociedad devuelva el trabajo a los artistas. Vivir de tu obra con la poesía es difícil, pero las CC permiten la difusión. Hay mucho desconocimiento de lo que significa este tipo de licencias. No hay pérdida de negocio, hay difusión', aclara.

En esa misma línea, el abogado Javier de la Cueva insiste en que tras toda esta confusión hay un problema de mentalidad y conocimiento: 'No hay que tener miedo a los sistemas de acceso abierto, ya que es un símbolo más de lo que significa la democracia. Pero en España no creo que vaya abrirse demasiado el acceso. Confío más en los hackers que en los Gobiernos', asegura.

Gómez Jurado pide un cambio de mentalidad: 'El hecho de tener CC no te garantiza que vendas más, pero el Copyright tampoco te garantiza que no te vayan a piratear. Al final, lo que cuenta es la calidad de tu trabajo. Y para venderlo, tienes que ponérselo lo más fácil posible al lector'. Con 65.000 euros recaudados con sus ebooks, este escritor sabe de lo que habla.

Jaron Rowan también es partidario de este modelo de gestión de derechos. Sobre todo, porque su especialidad es el ensayo y con las Creative Commons consiguen que un libro de pensamiento se difunda mejor en un país con tan pocos lectores de este género. Lo que no ha obtenido en ventas por su libro Emprendizajes en cultura, lo ha logrado con beneficios indirectos, como charlas y conferencias. Rowan explica cuáles son los límites de estas licencias: 'Desde luego, no les sirven a quienes se dediquen al best sellers, porque necesitan vender millones'. 

Creative Commons 

Hay seis tipos de licencias que gradúan la utilización que el usuario puede hacer de la obra. La llamada ‘Compartir bajo la misma licencia' es la que se conoce como ‘copyleft'. Con la licencia ‘Atribución' es posible copiar, distribuir, exhibir y representar la obra y hacer obras derivadas siempre y cuando reconozca y cite la obra . Incluso para fines comerciales.  

Copyright 

El copyright, que surgió en el siglo XVIII, es un sistema de uso cerrado. El titular de los derechos es el único que puede reproducir la obra, preparar obras derivadas basadas en el original, distribuir copias y presentar la obra públicamente. En España, la ley señala que la obra goza de este copyright hasta 70 años después de la muerte de su autor. 

‘Acceso no autorizado' 

La última novela de Belén Gopegui apareció en papel el pasado mes de mayo y en versión digital un mes después. La obra tiene una licencia CC que permite hacer una copia e incluso volcarla en una web sin un fin comercial. En la red, la novela cuesta seis euros.  

‘Espía de Dios' 

Tras una discusión con el cantante Alejandro Sanz, Juan Gómez Jurado decidió volcar su novela ‘Espía de Dios' en internet. Obtuvo una recaudación de 65.000 euros. La novela ya había sido publicada hacía cinco años en papel por el sello Roca Editorial.  

‘Hermano pequeño' 

Desde 2003, el escritor de ciencia ficción Cory Doctorow utiliza las licencias CC para sus novelas. En 2008 se convirtió en el primer autor que llegó a las listas de los más vendidos de ‘The New York Times' con ‘Hermano pequeño', una novela que usaba esta licencia. 

‘La crisis que viene' 

Un éxito de la editorial Traficantes de sueños que ha logrado 10.000 descargas y ya ha lanzado su segunda edición en papel. El libro analiza por qué los intereses y los beneficios financieros van primero, y es uno de los textos que encendió la llama de la indignación. 

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