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David Cronenberg: "Los seres humanos tenemos el impulso de destruir"

El cineasta se pregunta en su nueva película 'Crímenes del futuro' si el ser humano será capaz de mutar para seguir viviendo en el planeta que está devastando.

El director canadiense David Cronenberg recibe el Premio Donostia del Festival de San Sebastián este jueves 22 de septiembre de 2022.
El director canadiense David Cronenberg recibe el Premio Donostia del Festival de San Sebastián este jueves 22 de septiembre de 2022. Vincent West / REUTERS

Nos comeremos nuestros residuos, mutaremos el cuerpo hasta adaptarnos y aprovechar los desperdicios... Y haremos espectáculo de ello. David Cronenberg ha vuelto. Crímenes del futuro, su regreso al cine después de ocho años de silencio, es un viaje de vuelta y de reconocimiento, una recuperada inmersión en sus meditaciones filosóficas, una aventura inquietante por un futuro reconocido, de mutaciones, máquinas y caos orgánico. Un retorno que puede leerse como un compendio del mejor cine de Cronenberg.

Estrenada en el Festival de Cannes y presente en el 70 Festival de San Sebastián, donde el cineasta recibe el Premio Donostia, la película del canadiense insiste en la meditación sobre la evolución humana. "Humano es la palabra clave", dice uno de los personajes. Uno de esos individuos de un futuro lejano en el que Cronenberg se instala para preguntarse si podremos evolucionar "para resolver los problemas que hemos creado".

"Hemos ido demasiado lejos"

"Sí, siento una gran preocupación acerca de si podemos o no arreglar las cosas que hemos destrozado en el planeta, todo lo que hemos lanzado al mundo. Creo que si tenemos el verdadero deseo de cambiarlo, podremos hacerlo. Pero también veo toda la locura que tenemos alrededor, como la guerra de Ucrania, el cambio climático… todo eso a lo que la actividad humana ha contribuido… Los seres humanos tenemos el impulso de destruir, muchos han dicho antes esto, incluso Freud lo dijo. Hemos ido demasiado lejos, me temo y yo no soy demasiado optimista".

El planeta a punto de colapsar, conflictos violentos en medio mundo, millones de seres humanos desplazados, refugiados, huyendo… Derechos Humanos pisoteados en una deriva descontrola hacia la barbarie, neofascismos… El hombre ha devastado su entorno, lo ha saboteado sin piedad, pero ¿podrá adaptarse el ser humano al deformando mundo que ha creado? "¿Podrá el cuerpo humano desarrollar un proceso para digerir plásticos y materiales artificiales no sólo como parte de una solución a la crisis climática, sino también para crecer, prosperar y sobrevivir?"

Comedores de plásticos

Son las preguntas que se hace el cineasta en esta nueva película, protagonizada por Viggo Mortensen, Léa Seydoux y Kristen Stewart, y en la que presenta a Saul Tenser, un tipo que genera nuevos órganos en su cuerpo y los muestra en representaciones artísticas junto a su compañera Caprice, antigua cirujana, que abre la carne, extrae y tatúa esas nuevas vísceras. Tenser sufre el "síndrome de evolución acelerada" y Timlin, una investigadora del Registro Nacional de Órganos, persigue obsesivamente sus actuaciones.

Los tiempos han cambiado, pero no tanto. El apetito por la violencia y por el espectáculo sigue intacto, y en el planeta queda espacio para grupos clandestinos, comedores de plásticos, deseosos de revelar al mundo la próxima etapa de la evolución humana…

El dolor ha desaparecido y con él una herramienta fundamental de alerta, "la cirugía es el nuevo sexo" y todo el mundo quiere ser artista. "Es hora de que la evolución humana se sincronice con la tecnología humana; tenemos que empezar a alimentarnos de nuestros propios desechos industriales", sentencia uno de ellos.

Léa Seydoux, Viggo Mortensen y Kristen Stewart, en una escena de la película.
Léa Seydoux, Viggo Mortensen y Kristen Stewart, en una escena de la película. Vercine

"Soy biónico. Yo soy el futuro"

Y en esa aspiración de sincronía con la tecnología, Cronenber, haciendo gala de su fino sentido del humor, ya anunció en San Sebastián que él mismo se había convertido en "un ser biónico". "Tengo audífonos y recientemente me han operado de cataratas, así que ya no llevo las lentes que tenía en mis ojos y a través de las que he visto la vida y el cine estos últimos cincuenta años. Así que soy biónico. Yo soy el futuro".

"Siempre me ha interesado tener acceso a la tecnología –añadió mucho más serio-. Ahora puedes hacer una película con un buen teléfono móvil". De hecho, confesó que en "Crímenes del futuro" hay algunas escenas "rodadas con iPhone, aunque no voy a decir cuáles son. Me gusta jugar con tecnologías que no se consideran profesionales. Me fascina porque la tecnología para el cine antes era muy compleja y ahora es accesible. Me gusta experimentar con la tecnología también para tener una idea de lo que los jóvenes realizadores pueden tener ahora a su alcance".

Crímenes del futuro es una historia que escribió hacer veinte años y que ha hecho "cuando pensaba que había acabado con el cine. No es que pensara que ya no iba a ser creativo, pero sí que no haría más cine, que me dedicaría a escribir otra novela o algo así". Tras este regreso, después de cincuenta años de carrera cinematográfica, David Cronenberg está dispuesto a seguir adelante con el cine. El Premio Donostia a toda su trayectoria "me alienta a seguir adelante. Antes pensaba que un premio a toda tu carrera era una forma de decirte que ya estaba bien de hacer cine, pero no, en realidad es una manera de decirte que sigas haciendo más películas, me doy cuenta ahora".

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