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"Embotellan el agua y nos venden mentiras"

Nocem Collado, ganadora del Green Film Network Award 2015 por su documental 'La mujer y el agua', denuncia el negocio detrás de la explotación de los recursos naturales.

La directora de 'La Mujer y el Agua', Nocem Collado. MARTA MARCO

LUCÍA VILLA

ZARAGOZA. -Su documental, La Mujer y el Agua, que narra las dificultades del acceso al agua para las mujeres de India, acaba de recoger el Green Film Network Award 2015, uno de los galardones más importantes del cine medioambiental. La granadina Nocem Collado recibe a Público para una entrevista desde su hotel en Zaragoza momentos antes de recibir el galardón.

El documental hace un paralelismo entre la mujer y el agua, ambas como generadoras de vida y como cuidadoras del ambiente que las rodea. ¿De dónde nació esta idea?

Yo tenía un concepto muy claro que es el de que el agua es la que da la vida, al igual que la mujer. Intenté hacer el paralelismo entre la vida de las personas y el cauce del río, siguiendo un poco a Jorge Manrique: “nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir”. Ese es el razonamiento que hice con respecto al agua y se centra en la mujer porque es la que da la vida, es la que pare. Luego, analizando lo que hace la mujer con respecto al agua, también es la que mantiene la vida, es la que va a recolectar el agua, la que cuida de que no tenga enfermedades ni esté infectada, ella es la que sigue el cuidado dentro del hogar familiar.

El documental está muy marcado por el enfoque de género. Deja muy patente que la pobreza, la falta de recursos o el cambio climático no afecta igual a hombres y a mujeres.

No. La falta de agua para los hombres repercute en el regadío; la falta de agua para las mujeres supone que tengan que caminar más kilómetros para abastecer a la familia. Si un agricultor se queda sin agua buscaría trabajo y recursos en otro lado; la mujer no puede cambiar el hogar familiar, es muy difícil que emigre a otro sitio. En su lugar, invertiría más tiempo o llevaría a las niñas a recoger agua, que dejarían de ir a la escuela. En un momento del documental lo dicen: los hombres en India piensan que el agua sólo sirve para beber y para bañarse, que no implica nada más, ni limpieza del hogar, ni hacer comida, ni nada más. No son conscientes.

La escasez de agua es un problema que afecta a muchos lugares del planeta, sobre todo en las zonas más pobres, pero tú te has centrado en India. ¿Por qué?

India va a ser, entre 2020 y 2030, el país más poblado del mundo. Y en India se dan varias cosas que son interesantes: por un lado, el agua forma parte de sus rituales religiosos, pero la contaminan hasta un punto que no son conscientes de la cantidad de enfermedades que están causando, con índices de cáncer mucho mayores a los del resto del mundo. El neoliberalismo económico se está implantando de una manera muy fuerte allí, sobre todo en las grandes ciudades como Bombay o Nueva Delhi, y si ellos hicieran el mismo uso que nosotros hacemos aquí del agua con piscinas, fuentes y nuestra forma de lavar los coches… sería una catástrofe. Es uno de los países con más estrés hídrico del mundo. No son conscientes de hasta qué punto están al borde de la catástrofe más grande.

En tú trabajo denuncias también dos aspectos que están muy relacionados con la problemática del agua, que son la mala gestión del recurso y el negocio que hay montado detrás…

Sí, es que una de las cosas que más gracia me hace es que las grandes compañías occidentales hacen donaciones para crear pozos, pero a la vez están embotellando el agua. El agua embotellada cuesta 15 rupias, lo que una persona pobre gana en todo un día. Las compañías occidentales están explotando los recursos hídricos de la India, el Gobierno de allí les da vía libre para que los puedan explotar y ellos lavan la cara diciendo que están subvencionando pozos o haciendo ayuda local, cuando en realidad lo que están haciendo es coger el agua, que es un recurso natural, embotellarla y venderla diez mil veces más cara. ¿Y eso quién puede pagarlo? Pues los ricos o la gente que vive en las zonas urbanas. La gente del campo no tiene ninguna manera de acceder a más agua.

Es un problema que en India es muy evidente, pero en el norte también estamos asistiendo a fuertes procesos de privatización del agua. ¿Consideras lo que está pasando allí como una advertencia?

Creo que estamos entrando dentro de un capitalismo muy voraz que hace que todos los recursos que son naturales y que no deberían tener precio, empiecen a tenerlo. Nadie le pone precio aquí todavía al aire que respiramos, se lo están poniendo en Japón, pero son cosas a las que nadie debería poner un precio, porque caen del cielo, son naturales. Nadie debería poner un impuesto al Sol o a cualquier recurso. El agua embotellada simplemente es agua filtrada, nos están vendiendo una mentira absoluta. Enriquecen el agua con sabores o con minerales, cuando eso existe ya en la naturaleza. ¿Por qué hay que ponerle precio cuando eso existe ya en la naturaleza? Nos estamos cargando el planeta por este capitalismo atroz.

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