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Jugarse la vida en 90 minutos de partido

Un entrenador que ha descendido cuatro veces le explica a un futbolista, de 35 años, que no bajó nunca lo que significan los últimos 90 minutos de Liga para los equipos (Granada, Éibar, Almería y Deportivo) que se juegan el descenso. 

Dos jugadores del Almería se lamentan tras perder en la penúltima jornada contra el Sevilla. /EFE

No es fácil. No es fácil ni siquiera presentarse a una reunión como ésta. "Pero somos hombres y tenemos que aceptarlo", explica Soriano, futbolista del Almería, especializado en jugarse la vida en los últimos 90 minutos de Liga con una diferencia. “Al final, yo nunca he vivido un descenso”. Todo lo contrario que Miguel Ángel Lotina, el entrenador que en su última época vivió cuatro (Celta, Real Sociedad, Deportivo y Villarreal), como si se tratase de una condena.

Pero a pesar de la terrible distancia que separa a los dos, a futbolista y a entrenador, el diagnóstico es el mismo. “Cuando llega el último partido y los objetivos están por cumplir”, explica Lotina, “hay una palabra, ansiedad, que te persigue a todos lados”. Y Soriano, que hoy, a partir de las 18:30 horas, se juega el descenso en su estadio frente al Valencia, le da la razón: “Yo estoy que no me tengo en estos días”.

Lotina: "La derrota es lo que todos tratamos de impedir, pero con la que hay que convivir. Por eso yo no he permitido que me bajase la autoestima”

Lotina, sin embargo, está de vacaciones en Qatar tal vez para aislarse de la psicosis de la última semana de Liga que tanto perturbó su biografía de entrenador. “Es evidente que la derrota te cambia”, explica. “No es como cuando estás bien que crees que puedes con todo. La derrota es lo que todos tratamos de impedir, pero con la que hay que convivir. Por eso yo no he permitido que me bajase la autoestima”.

Un relato que, a los 35 años, Soriano enfoca de otra manera viendo la que se le avecina hoy, “porque no sólo es la derrota o la pena de la afición, cosas que de por sí le hacen a uno verdadero daño. También es mi propia vida. ¿Qué pasará con ella si bajamos hoy? Yo no tengo contrato para el año que viene y no sólo soy yo, es la vida de mis hijos en la ciudad, en el colegio, pues ellos ya tienen una edad… Supongo que, si nos mantenemos, todo sería más fácil, pero ¿y si bajamos? ¿qué?”.

Sin embargo, esos peligros son la consecuencia de jugarse todo en los 90 minutos finales de Liga. Lotina no ha vuelto a entrenar en España desde el descenso del Villarreal el último día de la temporada 2011-12. “Pero el carnet de entrenador te prepara para eso, te hace ver las cosas de otra manera y te demuestra que cada vez es más difícil cumplir objetivos”.

Soriano: "Tratas de olvidarte de lo que te vas a jugar hoy, pero es imposible, no te olvidas. Y lo digo yo, que he ascendido cuatro veces y me he jugado el descenso varias veces más"

De ahí la ansiedad de Soriano en estos últimos días en los que le ha costado hasta echarse la siesta. “Te condiciona el carácter, la vida familiar, las horas de descanso, todo. Ojalá que no tuviera que hablar así, pero no queda otra. Tratas de olvidarte de lo que te vas a jugar hoy, pero es imposible, no te olvidas. Y lo digo yo, que he ascendido cuatro veces y me he jugado el descenso varias veces más y, en realidad, siempre salí airoso… Pero la realidad es que uno nunca está preparado para soportar la tensión de estos días”.

El alivio de huir del descenso

Lotina: “Uno puede perder una final, pero eso es el disgusto de un día… Sin embargo, un descenso…, un descenso casi siempre es el fracaso de todo un año y esa sensación es horrorosa”

“No hay nada peor que descender en el fútbol”, insiste Lotina. “Uno puede perder una final, pero eso es el disgusto de un día… Sin embargo, un descenso…, un descenso casi siempre es el fracaso de todo un año y esa sensación es horrorosa”.

Soriano: "Nunca he ganado nada más que una Copa del Rey con el Zaragoza que apenas pude celebrar, porque fue dos días después del 11-M”

Soriano, que no la padeció nunca, trata de imaginar otras escenas para hoy, “como el pitido del árbitro y la hinchada saltando al campo o el beso de cada uno a nuestras familias… Ahora mismo, no puedo encontrar nada más gratificante en el fútbol. No se le ocurre nada mejor a un futbolista de mi nivel que, por lógica, no puede aspirar a Champions ni a Mundiales”. Así que esta tarde, cuando salte al césped de los Juegos del Mediterráneo con el Almería, pensará en positivo: “Me imaginaré este partido como mi título de Liga, de Copa, qué se yo… En realidad, nunca he ganado nada más que una Copa del Rey con el Zaragoza que apenas pude celebrar, porque fue dos días después del 11-M”, recuerda. “Y no teníamos el cuerpo para celebraciones”.

Pero Lotina, que celebró hasta una clasificación para la Champions con el Celta en su época buena, acepta que hay pocas cosas tan valiosas como salir del descenso el último día: “Nosotros vivimos para nuestros aficionados y ver esas expresiones de alegría…, te quitas un peso de encima que no se te olvida. Máxime después de una semana en la que sufre tanto: miedo, inseguridad, desvelos, son tantas cosas…”

Una descripción que ahora mismo Soriano encarna en su piel como cualquier futbolista del Almería, Éibar, Deportivo o Granada, porque todos están en las mismas. “Y no es fácil vivir así”, promete. “A esto no se acostumbra uno nunca”. Pero inmediatamente recuerda que “esa es la pena, la culpa de esperar tanto tiempo para cumplir los objetivos. Al final, los errores propios, porque no quiero pensar en otra cosa…” El caso que Soriano aún está tiempo de jugarse la vida, en estos 90 minutos que empiezan hoy, a partir de las 18:30 horas, en cuatro estadios de la Liga BBVA, donde cada minuto será como un juez. Y Lotina, desde Qatar, lo echará de menos, porque “uno se hizo entrenador para vivir estas cosas, pero…”

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