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BCE Un sueldo de 334.000 euros anuales espera a Guindos en Alemania

Si es nombrado vicepresidente del BCE, como quiere Merkel, ganaría cinco veces más que siendo ministro. El puesto premiaría al Gobierno español por haber seguido a pies juntillas las políticas de ajuste.

El ministro de Economía, Luis de Guindos, con el presidente del BCE, Mario Draghi, en una reunión del Eurogrupo en Bruselas. AFP

Vicente Clavero

Las opciones de Luis de Guindos para ocupar un puesto de relumbrón en la Unión Europea no se agotaron con su frustrada candidatura a la Presidencia del Eurogrupo, que retiró tras comprobar que carecía de los apoyos necesarios. El suyo es ahora uno de los nombres que se barajan para ocupar la plaza de número dos del poderoso Banco Central Europeo (BCE), con sede en Fráncfort (Alemania), cuya cúpula será renovada en 2019, cuando venza el mandato de ocho años del italiano que está al frente, Mario Draghi.

Angela Merkel pretende que el sucesor de Draghi sea Jens Weidman, actual presidente del Bundesbank, enemigo declarado de la flexibilidad monetaria, sobre todo frente a los países que a su juicio no avanzan lo suficiente en materia de saneamientos y reformas. Para la Vicepresidencia del BCE, según ha publicado El Mundo, la canciller tiene en mente al ministro español de Economía y Competitividad, que le permitiría cubrir el cupo de Europa del sur y premiar a un Gobierno como el de Mariano Rajoy, fiel ejecutor de las políticas de ajuste inspiradas por Alemania durante la crisis.

Si Merkel se sale finalmente con la suya, Guindos no sólo accedería a uno de los puestos más influyentes de la Unión, sino también de los mejor retribuidos, siempre dentro de los estándares de las instituciones internacionales, que nada tienen que ver con los mucho más altos del sector privado. El todavía vicepresidente del BCE, el portugués Vitor Constancio, cobró en 2016 un sueldo base de 334.080 euros, al que se suman los complementos concedidos con carácter general a los directivos del banco (residencia, ayudas a la educación de los hijos, plan de pensiones, seguro médico).

El ministro de Economía, Luis de Guindos, con su homólogo alemán, Wolfgang Schaeuble, en un encuentro empresarial en Berlin. AFP/Gregor Ficher

Guindos y el ministro alemán, Wolfgang Schaeuble, en un encuentro en Berlin. AFP

Eso significa que el ministro de Economía y Competitividad multiplicaría por cinco la remuneración que ahora percibe, sin contar los beneficios extrasalariales, algunos de los cuales están además libres de impuestos. Como los cargos de primera línea del BCE tienen una duración de ocho años y Guindos cumplió en enero 57, su marcha a Francfort tiene todas las trazas de un auténtico retiro dorado, que le llevaría al borde de la edad oficial de jubilación en unas condiciones envidiables.

Desde el punto de vista retributivo, la diferencia entre presidente y vicepresidente del BCE es relativamente pequeña, aunque el primero disfruta de una residencia oficial acorde con su rango, propiedad del banco. Draghi tuvo en 2016 un sueldo base de 389.760 euros, apenas un 14% más que Constancio, pese a que su responsabilidad y exposición pública es infinitamente mayor. El resto de los miembros del Directorio de la entidad que rige la política monetaria de la Eurozona se embolsa cada uno 277.896 euros anuales.

Comparadas con las del Gobierno español, estas retribuciones son una auténtica bicoca. Según consta en los Presupuestos Generales del Estado, Mariano Rajoy cobró 78.967 euros en el último ejercicio cerrado; Soraya Sáenz de Santamaría, 74.221, y los ministros, incluido Guindos, 69.671 por cabeza. Sin embargo, hay quien paga a sus altos cargos aún mejor que el BCE, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuya directora gerente, Chiristine Lagarde, percibió 458.700 euros libres de polvo y paja en 2016.

Se da la circunstancia de que ambas instituciones, pese a haber exigido duros sacrificios durante la crisis y ser promotoras de la moderación salarial, se han tratado a sí mismas muy bien en ese tiempo. Desde 2007, el sueldo del presidente del BCE se ha visto incrementado un 13% y Lagarde exigió una subida del 11% antes de suceder en 2011 a Dominique Strauss-Khan en el FMI.

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