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Guindos, al BCE Europa critica el perfil político de Guindos y recuerda su pasado en Lehman Brothers

La candidatura de Luis de Guindos a la vicepresidencia del BCE levanta ampollas entre ciertas voces europeas que no consideran aceptable el desembarco directo de un miembro del Eurogrupo en la autoridad monetaria del euro. Tampoco gusta su labor al frente del banco de inversión que desencadenó la crisis de 2008.

El Ministro de Economía, Luis de Guindos, durante el pleno del Congreso. EFE/J.P.GANDUL

Diego Herranz

La mujer del César no sólo debe serlo, sino parecerlo. Y la independencia de los consejeros del organismo supervisor del sistema financiero, el poderoso BCE, está por encima de designaciones nacionales, por mucho que estén pactadas con socios monetarios, para algunos políticos de la UE. Y debe prevalecer más allá de nombres y cargos. Algunas de estas voces se escucharán en la Eurocámara.

En concreto, en su Comité de Asuntos Económicos y Monetarios, el cónclave en el que se evaluarán a los aspirantes y que tiene el poder de posponer —aunque no bloquear— a los candidatos propuestos por los gobiernos nacionales. Es decir, que enviarán sus quejas a Mariano Rajoy sobre su decisión de que Luis de Guindos sea el sucesor del portugués Vítor Constâncio en la vicepresidencia del BCE. Pero sin entorpecer la asunción del cargo. O, dicho de otro modo: Guindos residirá en Fráncfort a partir de marzo.

Una de esas voces críticas será la de Sven Giegold, eurodiputado alemán, integrado en los Verdes y que unirá sus reticencias sobre Guindos a la de sus colegas, dentro del comité, de la Europa de la Libertad y del bloque Democracia Directa. "No debería ser aceptable que un representante del Eurogrupo pase directamente a formar parte del consejo de gobierno del BCE" —aclara—, ya que "la independencia debe ser el signo de distinción para pertenecer" a la autoridad monetaria europea. Ni siquiera sería digno ni conveniente que proceda del ámbito político, añade el coro de voces críticas.

No con tanta claridad, pero en la misma línea, se manifiesta otra europarlamentaria. También integrante de la citada comisión de la Cámara. En este caso, perteneciente al panel socialista, la francesa, Pervenche Berès, para quien "la candidatura de Philip Lane —sin duda, el contrincante con más probabilidades de evitar el plácet del ministro de Economía español a la vicepresidencia del BCE— es una buena noticia". En su opinión, la carta de presentación del gobernador del Banco Central de Irlanda "resulta muy sólida por su incuestionable y excelente reputación profesional como economista".

Con su designación se acaba con seis años de ausencia de un español en el comité del BCE, pero se pierde el perfil técnico de anteriores representantes hispanos

Lane, de 48 años, fue miembro del Panel Europeo de Riesgos Sistémicos que se creó para asegurar la fiabilidad de los activos financieros frente a la especulación del mercado, es doctor por Harvard y profesor en la cátedra de Asuntos Económicos e Internacionales de la Universidad de Columbia antes de recalar en Dublín para asumir funciones en el Banco Central.

Todo un aviso del déficit de ética en el nombramiento de cargos públicos que será aprovechado, a buen seguro, como campo abonado por euroescépticos y detractores del actual formato de toma de decisiones en la UE, manifiestamente mejorable en términos de transparencia, calidad democrática y buen gobierno. Partidarios unos, los primeros, de sepultar el club comunitario y otros, los segundos, de inculcar más democracia y transparencia al formato intergubernamental, si se quiere acercar Europa a los ciudadanos, avanzar en la integración social y, en definitiva, sostener el futuro del euro.

Los jefes de los bancos de inversión

Sin embargo, y si nadie lo remedia —y no parece que haya ninguna pócima mágica para hacerlo— hasta el próximo mes de diciembre, el tándem de máximos dirigentes del BCE estará compuesto por uno de los jefes europeos de Goldman Sachs —el principal vencedor bancario de la crisis—, Mario Draghi —actual presidente de la institución, cuyo mandato expira en octubre— y Guindos, otro de los máximos responsables en Europa de la entidad financiera (Lehman Brothers) que propició, con su quiebra, la crisis en septiembre de 2008.

Y, por si fuera poco, la era post Draghi parece que la regentará el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, la carta que se reserva y que, a buen seguro, jugará Angela Merkel para concluir con el plan de estímulos monetarios (compra de deuda soberana y corporativa en la zona del euro) que en la actualidad practica el BCE.

Guindos, tras dejar Lehman Brothers y trabajar en PriceWaterhouseCoopers y el Instituto de Empresa, dejaba píldoras dialécticas sobre el multimillonario coste de reparar el modelo financiero español (aún sin responsabilidades de Gobierno) y recomendaciones sobre la conveniencia de invertir en la salida a bolsa de alguna de las cajas de ahorros en quiebra técnica. "Es el mercado, amigo", como dice su otrora mentor, Rodrigo de Rato, imputado por su gestión en Bankia. Aunque cuando accedió al cargo que ahora deja vacante aseguró que el rescate de la UE era un "crédito en condiciones ventajosas" que "no iba a costar ni un euro al contribuyente"”.

El cobro de la factura a Alemania

Berlín conoce las aspiraciones de Guindos desde que, el pasado año, retirara su nombre de la terna de aspirantes a presidir el Eurogrupo. Y le apoya. Del mismo modo que Merkel aceptó su designación ministerial, con un Gobierno popular con mayoría absoluta, en 2012, cuando desde la poderosa diplomacia económica alemana se instaló a Lucas Papademos, otro insigne de la factoría Goldman Sachs, al frente del Ejecutivo griego, en 2011, y se recuperó la figura de Mario Monti para el gabinete italiano.

Ahora, como admiten fuentes diplomáticas europeas, Guindos ha decidido "cobrar su factura". A pesar de que "para el Eurogrupo se requiere un perfil político y para el BCE, una trayectoria técnica, de banquero central" que se aleja de la carrera profesional del, hasta ahora, ministro español. Como lo fueron los dos antecesores españoles en el consejo del BCE: Eugenio Domingo Solans, ya fallecido, y José Manuel González Páramo, desde 2013, el consejero ejecutivo responsable de economía, regulación y relaciones institucionales de BBVA. En línea con las revindicaciones de la Eurocámara y la exigencia del PSOE para respaldar al primer español que ocupará un cargo ejecutivo en la autoridad monetaria, tras seis años de ausencia. Aunque los legisladores europeos y el principal partido opositor en España también coinciden en reclamar que sea mujer.

Su pasado en Lehman Brothers crea reticencias en un momento en el que los grandes bancos centrales acometen procesos de renovación en sus cúpulas

En este sentido, algún que otro observador político español no comparte la fidelidad que exigen desde el PP al apoyo socialista y del resto del arco parlamentario para elevar, con la designación de Guindos, el paupérrimo peso de España en organismos internacionales, bajo el argumento de que José María Aznar facilitó el nombramiento de Javier Solana como míster PESC europeo. "Rodríguez Zapatero encumbró a Rato en el FMI y quizás, de haberlo evitado, habría contribuido también a eludir el deterioro de la imagen país por su posterior imputación" en causas judiciales relacionadas con Bankia.

Otras fuentes, además, dejan entrever las dudas sobre Guindos en caso de que Europa avance hacia una mayor integración económica y monetaria. Desde el BCE se impulsan y apoyarán, sotto voce, proyectos como la creación de un presupuesto y un ministro de Hacienda europeo, para mejorar en el Gobierno económico del euro, pero también otros como la gestación de un Tesoro que inicie la mutualización de la deuda y ponga en marcha un eurobono, la guinda en el pastel que Francia desea poner pese a las reticencias de Alemania. Guindos y Weidmann pueden ser los artífices de que el planteamiento de París no llegue a buen puerto.

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