Los accionistas del Banco Santander, reunidos este viernes en Madrid, han reelegido a la presidenta de la entidad, Ana Botín, con un respaldo del 98,15%, como miembro del consejo de administración, y han ratificado al nuevo consejero delegado, Héctor Grisi, que ha tenido un apoyo del 99,54%.

También han aprobado la reelección como consejeros de Glenn Hogan, Pamela Ann Walkden, Sol Daurella, Gina Lorenza y Homaira Akbari, además de autorizar la política de remuneraciones de los consejeros, con un apoyo del 90,78%; el plan de retribución variable, que ha sido respaldado por un 96,72%; el reparto de dividendos y el resto de puntos del orden del día.

Durante su intervención en la junta de accionistas, Botín ha pedido al Gobierno que ponga en marcha reformas estructurales para llevar al país "al siguiente nivel" y retomar la convergencia con Europa en términos de "renta, bienestar y calidad de vida". La economía española "se está recuperando", está creando empleo y la inflación se está frenando, gracias al esfuerzo y al trabajo diario de millones de autónomos, pymes y empresas, y también a factores como la mejora del turismo o el ahorro de empresas y familias.

Botín se ha referido también a las turbulencias sufridas por el sector financiero en las últimas semanas, y ha insistido en que no se han debido a la banca regulada y supervisada, sino a algunas entidades "muy concretas". La rápida respuesta de las autoridades de EEUU y de Suiza y del Banco Central Europeo (BCE) han sido "fundamentales" para restablecer las condiciones adecuadas y recuperar la confianza, ha añadido Botín, que también ha insistido en que en tiempos como estos el modelo de negocio del Santander es aún más valioso.

También ha presumido de que el Banco Santander está listo para afrontar cualquier retos, gracias, precisamente, a su modelo de negocio, enfocado en el cliente, a la diversificación geográfica y de negocio y a la escala global y local de la entidad, que le permite ahorrar costes.

Ana Botín ha dado la bienvenida al nuevo consejero delegado, Héctor Grisi, de quien ha dicho que aportará "su profundo conocimiento del Santander" para acelerar la transformación del Grupo y alcanzar los objetivos anuales, que hoy ha reafirmado.

Asimismo, ha dado las gracias "por su trabajo y contribución al Grupo durante los últimos 20 años" al anterior consejero delegado, José Antonio Álvarez, que permanecerá en el consejo de administración como vicepresidente no ejecutivo.

Grisi también ha agradecido a Álvarez su trabajo y su ayuda en el proceso de transición, y ha asegurado que desde su llegada al cargo, a inicios de ese año, ve "buenas tendencias" en las cifras, que quieren consolidar en los próximos trimestres y cumplir los objetivos del año y los fijados para el medio plazo en el último Día del Inversor.

Entre ellos, el Santander quiere que sus ingresos crezcan a doble dígito, que el retorno sobre el capital tangible (RoTE) se sitúe por encima del 15%, que la ratio de eficiencia esté en torno al 44-45% y el coste del riesgo por debajo del 1,2%.

Grisi ha defendido el modelo de negocio de la entidad y ha dicho que en los primeros meses de 2023 se notan "buenas dinámicas" de actividad y negocio que se reflejan en el crecimiento interanual de los volúmenes de créditos y depósitos. En créditos ha destacado la evolución de Latinoamérica y en depósitos, de la práctica totalidad de los países donde operan, ha dicho Grisi, que ha asegurado que en las últimas semanas no han notado ningún movimiento de depósitos "fuera de lo habitual".

En la junta, y a preguntas de los accionistas, Ana Botín, se refirió al impuesto temporal aprobado por el Gobierno sobre los ingresos de la banca. Para la presidenta del Santander, este tipo gravamen "no es la forma de ayudar a la economía y es contraproducente". Botín recordó que los bancos de por sí ya pagan más impuestos que el resto de empresa al ser el tipo de su Impuesto sobre Sociedades del 30%.

"Calculamos que este impuesto a la banca va a significar 50.000 millones menos de crédito", aseguró Botín durante sus respuestas a las preguntas de los accionistas, argumentando que tanto el BCE como el FMI se han situado en contra del diseño del impuesto del Gobierno.