Público
Público

"Lucrecia murió asesinada por ser pobre y negra"

El 13 de noviembre de 1992 tres jóvenes neonazis, uno de ellos Guardia Civil, fueron hasta el barrio madrileño de Aravaca para disparar a los inmigrantes que habitaban en una discoteca abandonada

PÚBLICO

Lucrecia Pérez llegó a Madrid hace 20 años. Su objetivo era trabajar para garantizar los estudios de su hija Kenia y volver un día para construirle una casa digna. Viajó, como todas, comprometiendo todo su dinero en manos de mafias. La ruta sin retorno comenzó en Vicente Noble, de allí a Santo Domingo. En el primer vuelo de su vida llegó a Nueva York, de allí saltó a París, luego a Bilbao y finalmente en tren hasta Madrid. Las mafias eludían así los habituales controles policiales que deportaban a cientos de personas en el aeropuerto de Barajas.

En Madrid comenzó su trabajo como empleada de hogar, pero fue despedida al poco tiempo y malvivía en las ruinas de la discoteca Four Roses en Aravaca. En este barrio, las cientos de dominicanas internas se reunían los jueves en la plaza 'Corona Boreal' para charlar, divertirse y reencontrarse con sus antiguas vecinas de Vicente Noble. Algunos vecinos de la localidad protestaban por su presencia, por sus voces, por su cultura.

Para expulsarlas de la zona, los municipales les pedían los papeles diariamente y trataban de desalojarlas de las ruinas de la discoteca. El 1 de noviembre la policía intentó llevarse detenidas a dos dominicanas indocumentadas de la plaza, por lo que el resto saltaron en defensa de las compañeras y el altercado se saldó con cinco heridas y numerosas detenidas. Los periódicos difundieron lo sucedido en todo el país. Una parte de la prensa mediática jugó un papel muy importante en lo sucedido, señalando a los migrantes como delincuentes. La mecha estaba encendida.

A las nueve de la noche del 13 de noviembre de hace 20 años, el guardia civil Luis Merino Pérez de 25 años efectuó los disparos que acabaron con la vida de Lucrecia, mientras le acompañaban los menores Felipe Carlos Martín, Víctor Julián Flores y Javier Quílez, de 16 años.

Los asesinos dispararon indiscriminadamente contra los dominicanos que cenaban una sopa a la luz de una vela Los asesinos dispararon indiscriminadamente contra los dominicanos que cenaban una sopa a la luz de una vela y huyeron en un coche que les esperaba. Lucrecia Pérez Matos, de 33 años, que llevaba solo un mes y tres días en España, fue alcanzada por dos tiros, uno de ellos en el corazón, e ingresó ya muerta en el Hospital. Hubo otro herido grave, Porfirio Elías, también dominicano, vecino hoy día del municipio de Pozuelo.

Los fascistas se reunían en la Plaza de los Cubos y desde allí salieron hacia el lugar que señalaban los periódicos. Lucrecia murió asesinada por ser pobre y negra. 

La España del momento descubrió el racismo y la xenofobia que llevaba dentro sin saberlo. La Transición no había acabado con el fascismo, que aún vivía, impune, en ass calles.

El altar con flores recogió el pesar de las gentes honestas en esta plaza de las dominicanas. Miles de ciudadanos se manifestaron en Madrid y en toda España contra la xenofobia. El Congreso de los Diputados, la Asamblea Regional de Madrid y tantas instituciones, partidos, sindicatos y asociaciones condenaron el brutal asesinato. Frente a la Four Roses el Ayuntamiento levantó un monolito en su memoria, pero no es suficiente: la plaza de las dominicanas debiera llevar el nombre de Lucrecia Pérez.

(Plataforma Ciudadana Contra el Racismo y la Xenofobia )

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias