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Susan George: “El TTIP es un
asalto a cada una de las ramas
de la democracia”

La activista alerta de que el tratado atacaría a la justicia, el medioambiente, la agricultura y los derechos laborales, aunque se muestra optimista y cree que nunca llegará a firmarse.

Susan George, presidenta de honor de ATTAC Francia y del Transnational Institute de Amsterdam.

LAURA L.DAVID

VALENCIA.- “Tenemos mucho trabajo, esta tarde van a escuchar muchas malas noticias, pero quiero decirles que podemos ganar”. La que habla, empodera y anima es la infatigable Susan George, que a sus 81 años, lleva miles de kilómetros recorridos para sensibilizar a la ciudadanía europea e impedir que, con información y organización, se acabe firmando el TTIP (Tratado Transatlántico de Libre Comercio e Inversión, cuyas siglas se obtienen a partir de su denominación en inglés Trasatlantic Trade & Investment Partnership) que negocian la Unión Europea y los Estados Unidos.

Este martes George recaló en el Centre Cultural La Nau, un edificio que tal y como explicó el Vicerector de Cultura e Igualdad de la Universitat de València, no tuvo capacidad para albergar a toda la gente que quiso acudir a escuchar a la presidenta honorífica de ATTAC Francia y del Transnational Institute de Amsterdam (aquí, su ponencia sobre el TTIP en Espacio Público).

Junto a George estuvo el catedrático de Geografía Humana de la Universitat de València, Joan Romero, quien habló de la autora de Infome Lugano como la “académica activista”, tal y como ella misma se autodefine, y destacó que su último libro (Los usurpadores: cómo las empresas transnacionales toman el poder’, editorial Icaria Antrazyt) es “una reflexión sobre el poder y quienes lo detentan” además de “un manifiesto de la importancia de considerar a las personas ciudadanas con derechos propios” en el que George “invita con su ejemplo a dar la batalla de las ideas, porque hay que cambiar el marco; es ahí donde está el debate”. Una invitación, dijo Romero, “amable” al optimismo de la voluntad” de una “joven activista global” que está recorriendo Europa para decir no al TTIP.

Un tratado por encima de la ley

Y después George se puso la sonrisa para alertar de que el TTIP en realidad no tiene ninguna gracia. “Es un asalto a cada una de las ramas de la democracia”, avisó la politóloga y licenciada en Filosofía, que desgranó que algunos de estos efectos perniciosos recaerán sobre la vía judicial, al implantarse tribunales de arbitraje privados en los que las empresas podrán demandar a los gobiernos si no les satisface alguna de sus decisiones y pedirles que cambien la ley.

“Todas las metas del TTIP son en favor de las multinacionales y no van a ayudar en absoluto a las pequeñas y medianas empresas”, afirma George

Otro de los asuntos por los que la Campaña contra el TTIP (de la que George forma parte) está preocupada es el medioambiente. “Habrá que permitir el acceso al carbón, al gas y al petróleo”, explica la activista, poniendo como ejemplo empresas que quieran aplicar prácticas de fracking. Y también la agricultura está en juego, poniendo en riesgo la producción europea con respecto a la estadounidense, “con enormes fincas de cultivos subvencionados”. Según los cálculos de la campaña, un tercio de los 13,8 millones de agricultores que tiene actualmente la UE “no podrá a sobrevivir” si se asumen las reglas del juego de Estados Unidos.

También las condiciones laborales se verán mermadas, al ser los salarios norteamericanos más bajos que los europeos y darse la situación de que en

Competencia barata para los trabajadores

Los agricultores y trabajadores, considera George, “tienen que preocuparse” porque van a hacerles “una competencia más barata”. Pero también las familias “van a sufrir” al introducirse en los alimentos los organismos genéticamente modificados libremente como ya se hace en Estados Unidos, mientras que en Europa, hasta ahora, existe el “principio de precaución”, mediante el cual las empresas deben demostrar antes de lanzar un producto al mercado que este es “inocuo” para la población. “En los últimos 40 años", ejemplifica George, "los países europeos han rechazado 1.200 productos químicos; Estados Unidos, 5 o 6”.

“Podemos derrotar este tratado horrible si nos autoorganizamos”, apunta la activista

Al final, sintetiza esta agitadora, “no se trata de comercio ni de inversiones, se trata de estandarizar y armonizar normativas” en favor de las grandes corporaciones, que tienen el “respaldo” de Estados Unidos y la Unión Europea y quieren la “integración económica”. Uno de los objetivos del TTIP, cuenta, es “empoderar al sector privado, que no lo necesita”. “Todas sus metas son en favor de las multinacionales y no van a ayudar en absoluto a las pequeñas y medianas empresas”, a pesar de que es este

Una cuestión de poder


“No tienen ningún interés en que se conozca”, prosigue George, que salta de un tema a otro removiendo papeles –al principio de la charla, ya ha advertido que tiene “mucho material”- y asume: “no tenemos informes sobre la negociación; todo lo que tenemos son chismes, por decirlo de alguna manera”. Para ella el TTIP es un “tratado de hojas perennes irreversible”, que Estados Unidos y la Unión Europea quieren firmar “sobre lo que todas estaríamos de acuerdo” para después ir añadiendo “trocitos”. “Es todo una cuestión de poder”, concluye la politóloga, que, no obstante, quiere cerrar su intervención con optimismo.

“No nos paramos aquí, hay mucho trabajo que denunciar”, animó a las personas que acudieron al debate –entre las que se pudo ver a la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Mónica Oltra- para que fueran “embajadoras” de la campaña. “Podemos derrotar este tratado horrible si nos autoorganizamos”, defendió.

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