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Hormigón y cuchillas para cerrar Europa

Hungría comienza a construir su segunda valla fronteriza para frenar el flujo migratorio. Por su parte, Turquía ya ha completado la mitad del muro con Siria. Está previsto que la muralla alcance los 511 kilómetros.

La silueta de un hombre hecha con alambre en la valla de que separa Hungría de Serbia. REUTERS

público / agencias

Europa sigue levantando sus propios muros. Lo confirman dos informaciones difundidas este lunes que tienen un objetivo común: impedir la entrada al continente, evitando en particular el flujo migratorio proveniente de oriente. Por un lado hasta Libia, que será el próximo centro de detención y deportación de personas a sus países de origen, y por otro, Turquía, que ya tiene muy avanzado el muro en la frontera con Siria.

De este modo, los impedimentos para entrar en la Unión Europea crecen. Ya son 290 los kilómetros de muro construidos en la frontera turca con Siria. Está previsto que la muralla fronteriza alcance los 511 kilómetros. 

La frontera mide un total de 900 kilómetros, de los que más de la mitad estarán tapiados con bloques de hormigón de tres metros de altura y  con una alambrada de concertinas de un metro de alto.

Segunda valla fronteriza en Hungría

Ya en el continente europeo, Hungría construye su segunda valla en la frontera con Serbia. El objetivo es frenar la llegada de inmigrantes y solicitantes de asilo, además de reforzar la valla con la que ya cuenta en la frontera sur desde 2015. El Gobierno asegura querer estar preparado adecuadamente si tiene lugar una nueva ola de inmigración.

Las fuerzas de seguridad han impedido que cientos de personas crucen  la frontera cada día

 Según los datos del propio Gobierno húngaro, sus fuerzas de seguridad han impedido que cientos de personas crucen cada día la línea que separa los dos países. La construcción de la nueva valla será posible por los 130 millones de dólares destinados a esta obra y a la edificación de un campamento cerrado para retener a los inmigrantes hasta obtener respuesta a sus peticiones de asilo, como ya lo hacen hoy 600 inmigrantes en campamentos abiertos que según el portavoz del Gobierno de Viktor Orban, Janos Lazar, suponen " un peligro" para la seguridad nacional.

Un migrante salta la valla fronteriza entre Serbia y Hungría. REUTERS

Un migrante salta la valla fronteriza entre Serbia y Hungría. REUTERS

ONGs como Hungarian Helsinki Committee (HHC) y Human Rights Watch (HRW) denuncian las nuevas medidas tomadas por el gobierno húngaro y acusan a la Comisión europea de "permanecer quieta mientras Hungría se burla del derecho de asilo".

Alemania, principal destino de los refugiados

Una vez que, a pesar de los muros, las dificultades en las fronteras y el tiempo de espera para obtener respuesta a la petición de asilo, los refugiados consiguen entrar y establecerse en Europa, los problemas no cesan. Al duro proceso de integración se unen los ataques que sufren los recién llegados. 

En 2016 tuvieron lugar 3.533 ataques a refugiados y centros de acogida en Alemania

En 2016 fueron 3.533 los ataques a refugiados y centros de acogida en Alemania registrados por el grupo editorial Funke. A ello se unen los 217 ataques a organizaciones de ayuda o a voluntarios que asisten a los refugiados por lo que unas 560 personas resultaron heridas, incluidos 43 niños.

La llegada de los refugiados a Alemania ha dividido la sociedad entre solidarios y xenófobos cada vez más radicalizados, sobre todo desde el ataque un mercado navideño en Berlín por un solicitante de asilo tunecino.

El total de refugiados llegados a Alemania en 2015 fue de 890.000, mayoritariamente sirios que huían de la guerra, pero también iraquíes, afganos y eritreos.

Desde el cierre del paso en los países de la región balcánica y la firma de un acuerdo con Turquía el número de refugiados ha descendido, siendo unas 280.000 las personas llegaron a Alemania en busca de asilo en 2016.

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