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ESTADOS UNIDOS Oriente Próximo y los peligros del caos diplomático de Trump

La región de Oriente Medio está atravesando por un periodo de calamidades que carece de comparación en toda la historia. Esto ocurre mientras la política exterior americana se basa en provocar un desconcierto general entre enemigos y aliados que la revista Foreign Policy ha calificado de “caos diplomático”.

Nikki Haley, embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Este miércoles la embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, compareció en el Congreso. Los congresistas le pidieron explicaciones acerca del caos que reina en la política exterior de Washington, y Haley les sorprendió diciendo que eso es positivo para Estados Unidos.

Diplomáticos extranjeros con los que se reúnen Haley y otros colegas americanos se quejan de lo “impredecible” de la administración, pero Haley sostiene que el desconcierto es útil a la hora de negociar, ya que sus interlocutores no saben por dónde van a salir los americanos. “Para mí esto ha sido útil”, ha recalcado la embajadora.

La administración de Trump está usando esta táctica negociadora con sus enemigos, por supuesto, pero también con sus aliados, y se ha puesto de manifiesto en Oriente Próximo de una manera particular. En esta región el caos está adquiriendo una extensión geográfica y una profundidad inmensas y Estados Unidos lo está alentando en todos los frentes, incluso con sus aliados tradicionales, con la excepción de Israel, que sigue siendo un asunto de política interior americana.

La crisis entre Arabia Saudí y Catar es un episodio derivado de la política de caos de Washington

La crisis entre Arabia Saudí y Catar es uno de los últimos episodios derivados de la política de caos de Washington. Entre las disparatadas peticiones de los saudíes figura la de que Catar cierre la cadena de televisión Al-Jazeera, una demanda que este viernes las Naciones Unidas han calificado de “inaceptable” puesto que violaría el derecho de expresión y de opinión.

La anarquía general que reina, el desconcierto que ese caos está sembrando en numerosos observadores, puede escaparse de las manos de los dirigentes locales, incluidos los de Arabia Saudí, un país que de la mano del rey Salman y de su hijo Mohammed, se está adentrando por territorios ignotos con decisiones demasiado arriesgadas.

El caos es lo contrario de la estabilidad y esta es una teoría que Israel ha venido aplicando sistemáticamente desde hace mucho tiempo. Recientemente dos destacados profesores de la Universidad de Bar-Ilan, en Tel Aviv, uno de ellos asesor del primer ministro Benjamín Netanyahu y de la OTAN, publicaron y defendieron una tesis que es justamente la que los americanos están aplicando en Oriente Próximo.

La tesis de los profesores israelíes era muy sencilla: “La estabilidad no es un bien en sí mismo y únicamente es buena si responde a nuestros intereses”. Los intereses de Israel en estos momentos consisten fomentar la inestabilidad puesto que esta situación caótica le está dando oportunidades con países que hasta hace poco le resultaban hostiles.

El Estado judío está adquiriendo un papel central en todos los conflictos regionales

Esta tesis está de acuerdo con la tesis de lo impredecible de la que Nikki Haley habló a los congresistas de Washington el miércoles. Pero ¿qué gana Estados Unidos con este caos? La respuesta es sencilla: su posición se hace más vital y está consiguiendo gigantescos contratos de venta de armas por todas partes.

Y ¿qué gana Israel con este caos? La respuesta también es sencilla: el Estado judío está adquiriendo un papel central en todos los conflictos regionales desde la segura barrera en la que se encuentra. Por ejemplo, se acaba de saber que Israel será el mayor beneficiario de la resolución de la histórica disputa entre Egipto y Arabia Saudí sobre dos diminutas islas situadas en el estrecho de Tirán, en el mar Rojo, que han estado custodiadas por Egipto durante las últimas décadas y que ahora se están transfiriendo a Arabia Saudí.

El meollo de este asunto es que en cuanto las islas pasen a poder de Arabia Saudí, tal y como ha decidido el presidente Abdel Fattah al Sisi con el visto bueno de Israel, el estatus de las aguas de la zona cambiará y dejarán de ser aguas egipcias para convertirse en aguas internacionales, con lo cual los buques israelíes que naveguen por la zona para atracar en el puerto de Eilat saldrán beneficiados.

El caos que reina en Oriente Próximo tiene un destinatario central que es Irán

El caos casi universal que reina en Oriente Próximo tiene un destinatario central que es Irán. La misma Nikki Haley no para de referirse a Teherán como un gran y deforme monstruo, y lo hace en términos apocalípticos semejantes a los que usan los dirigentes israelíes. El peligro más grave ahora es que lo impredecible de la administración Trump se salga de tiesto y llegue a las armas.

La actitud de los militares americanos que operan en Siria se ha vuelto más agresiva en las últimas semanas, derribando incluso un avión sirio de fabricación rusa. Otros incidentes graves también han ocurrido en Siria recientemente y la presencia de los ejércitos ruso y americano tan cerca uno de otro, puede conducir a un enfrentamiento directo entre las dos potencias.

La sensación de que un enfrentamiento entre Estados Unidos y Rusia puede ocurrir en Siria está viva y sujeta a lo impredecible de Washington. Lo más natural parece ser que los americanos se consolarán con la venta masiva de armas, pero nadie puede estar seguro de ello si hacemos caso a la teoría de Nikki Haley, teoría que deja abierta la posibilidad de intervenciones militares.

En este contexto, Europa posee la política exterior de una ameba diminuta e inútil y no hay que contar con los europeos para nada que no sea seguir a pies juntillas la política de Estados Unidos con respecto a Rusia, que también pasa por la adquisición de armas americanas a porrillo.

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