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Venezuela La biometría delató a Maduro

Por primera vez, y en Venezuela, Smartmatic denuncia un intento gubernamental de manipulación del censo electoral.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en una imagen de archivo. REUTERS

Después de gestionar 3.700 millones de votos en 3.500 procesos electorales de todo el mundo, por primera vez en sus casi 15 años de existencia la empresa de recuento electoral Smartmatic ha tumbado unos comicios organizados por ellos mismos. Sucedió tras las elecciones venezolanas del pasado domingo a la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela.

La multinacional, con sede central en Londres, no solo culpa a las autoridades bolivarianas de la imposibilidad de haber realizado unos comicios garantistas: “Nuestro sistema automatizado está diseñado para evidenciar cualquier manipulación, pero deben existir personas observando el sistema y esperando por esas evidencias: los auditores. En esta elección no hubo auditores de la oposición porque ésta no participó”, señaló la compañía en un comunicado hecho público a través de su web.

Esta circunstancia ha abierto una guerra entre las autoridades venezolanas y Samartmatic. La presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, enmarcó la denuncia de pucherazo “en un contexto de agresión permanente iniciado desde hace dos semanas contra el poder electoral venezolano”. Se acaba así un largo idilio que comenzó en 2004, cuando el entonces presidente Hugo Chávez, con el visto bueno de la Fundación Jimmy Carter, demandó los servicios de Smartmatic para garantizar ante la suspicaz comunidad internacional la transparencia del referendo revocatorio contra su mandato.

Desde entonces, la consultora organizó los quince procesos electorales del gigante caribeño, y convirtió el país en su principal laboratorio para aplicar innovaciones tecnológicas en los procesos censales y de recuento. La empresa montó sede estable en Caracas, que se une a las que tiene en EEUU, Brasil, Panamá, Reino Unido, Taiwán, Barbados, Países Bajos y Filipinas.

Smartmatic supervisó elecciones en Brasil o Uganda, pero, por primera vez denuncia un intento de manipulación en Venezuela

En aquel primer revocatorio de 2004, Smartmatic introdujo el comprobante impreso de votación, un método que desanima la tentaciones de pucherazo al permitir un recuento paralelo al oficial e igualmente fiable. En las de 2012, ya implementó la “autenticación biométrica del elector”, una técnica que hace imposible la suplantación del voto y que, según los expertos consultados, servirá en un futuro nada lejano para impulsar democracias más participativas y garantistas.

La biometría consiste en conjugar varios parámetros humanos en una identificación. Estos pueden ir desde los lectores de iris que ya todos conocen por las misiones imposibles y otras ficciones, hasta los menos sofisticados lectores del árbol venoso de los dedos o la medición de los ritmos de pulsación en un teclado.

Brasil, país “pionero indiscutible del voto electrónico”, también contrató los servicios de la casa londinense para garantizar, en las elecciones generales de 2014, el voto limpio en los 15 estados peor comunicados del país. En las elecciones generales filipinas de 2016 repartieron 92.500 máquinas de conteo entre los 36.800 colegios electorales. Estas máquinas VCM conjugan varios mecanismos de seguridad, como autorización multinivel, autenticación, firmas digitales y archivos cifrados con elevados niveles criptográficos que hacen imposible su hackeo.

El Partido Republicano del Estado de Utah también les encargó un experimento pionero en 2016 para sus elecciones primarias del 22 de marzo. La tecnología permitió que los afiliados no residentes pudieran votar desde 45 países distintos con facilidad y sin ningún riesgo de manipulación o suplantación, como se auditó posteriormente. Aquella experiencia permitió destruir el mito de la renuencia de las personas maduras a los procesos digitales: con una participación del 90%, la franja de electores de entre 56 y 65 años fue la menos abstencionista.

La autenticación al 100% con métodos biométricos se aplicó de manera universal el pasado año en Uganda. 32.000 dispositivos de identificación permitieron que la azarosa y revuelta república africana pudiera ofrecer a la comunidad internacional una hoja de comicios transparente tras convocar a urnas a 15 millones de votantes.

Ahora por primera vez, en Venezuela, Smartmatic denuncia un intento gubernamental de manipulación del censo: “El sistema automatizado utilizado en Venezuela está diseñado para que, en caso de manipulación, su detección sea inmediata y muy fácil de identificar. Dicha detección se logra gracias a los mecanismos de auditorías intrínsecos al sistema, que son imposibles de eludir”, señala la firma en un comunicado. El tiempo de los pucherazos toca a su fin. A Maduro le ha pillado el carrito de la biometría.

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