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Lula da Silva, condenado Más de cien juristas brasileños se rebelan contra la sentencia de Lula

Una centena de abogados denuncian que la sentencia que condena al ex presidente Lula se basa en la “excepcionalidad y la falta de pruebas”. Los letrados han publicado un libro con un detallado análisis de la resolución para defender “el justo derecho” y la legitimidad del sistema judicial brasileño.

El expresidente de Brasil Luiz Inacio Lula da Silva durante una protesta tras su condena por corrupción. REUTERS/Paulo Whitaker

AGNESE MARRA

Era la crónica de una sentencia anunciada. El juez más popular del país, Sérgio Moro, frente al reo más internacional, el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva. En el medio un proceso de poco más de un año relacionado con las investigaciones de los desvíos de dinero de Petrobrás, que ocupó día sí y día también las portadas de los medios con un goteo de acusaciones, pruebas inconclusas, y declaraciones que subrayaban la permanente amenaza de una posible prisión del ex metalúrgico de San Bernardo.

Gracias al seguimiento pormenorizado de cada gesto del juez Moro, la condena era un secreto a voces. El magistrado lo había insinuado en diversas entrevistas. Lo que faltaba por conocerse eran los términos que argumentaría para justificar su resolución y cuál sería la pena.

Los argumentos del mediático magistrado son los que inspiraron el libro Comentario para una sentencia anunciada, firmado por 122 juristas brasileños de diversas esferas ideológicas que analizan las más de 600 páginas firmadas por Moro: “No es un libro a favor o en contra otra de una persona, sino una defensa del ‘justo derecho’ de lo que entendemos como una sentencia frágil, basada en la excepcionalidad y en la falta de pruebas”, dice a Público Carol Proner, abogada, profesora de Derecho en la universidad Pontifica Católica de Rio de Janeiro, y organizadora de este volumen.

Todo empezó en un grupo de WahtsApp de diversos abogados brasileños. El 14 julio, cuando los titulares de todo el mundo anunciaban la condena en primera instancia a 9 años y siete meses de prisión para el ex presidente Lula, los comentarios de los juristas del grupo se acumulaban: “Cada uno señalaba un error, estábamos impresionados por el tipo de argumentos del juez, por eso decidimos escribir un libro que analizara con claridad el disparate judicial que estaba en nuestras manos”, sigue Proner. En apenas cinco horas 122 juristas se sumaron al proyecto y a lo largo de la semana se repartieron los temas que desarrollarían en los 101 capítulos del libro que se presenta este lunes en São Paulo.

El juez Moro acusa a Lula da Silva de corrupción y lavado de dinero. La tesis del magistrado se basa en que el ex presidente habría ayudado a la constructora brasileña OAS a firmar tres contratos con la estatal Petrobrás. Según la acusación, Lula habría ganado 1,1 millones de dólares que se concretarían en un apartamento triplex en la zona costera de Guarujá.

Hasta ahí las acusaciones. El problema que señalan los juristas del libro es que no hay pruebas que las sustenten, lo que en palabras de Proner se resume: “No hay materialidad del crimen”. Hasta el momento el magistrado no obtuvo ningún documento en el que apareciera el ex presidente como dueño del inmueble, ni tampoco pruebas de que Lula hubiera intercedido en esos contratos con la constructora y se hubiera llevado algo a cambio.

Lo que sí hay es la confesión del empresario de OAS, Leo Pinheiro, preso desde hace un año y medio en Curitiba, que a través de una delación premiada aseguró que el apartamento a pesar de no estar a nombre del ex presidente, sí que le pertenecería. Este es precisamente uno de los puntos “más frágiles de la sentencia”, ya que mientras el magistrado da por válido ese testimonio, no aceptó investigar los otros 72 testigos que aportó la defensa que refuerzan la idea de que Lula no era dueño del inmueble. “Es impensable que una sentencia de un crimen tan grave como el de corrupción y lavado de dinero se base en un único testigo que habla después de haber llegado a un trato para rebajar su pena y que se ignore por completo a todos aquellos que dicen lo contrario. Una confesión por delación premiada jamás podría usarse como única prueba, eso lo saben todos mis alumnos”, dice Proner.

"Por la lucha anticorrupción"

”Según los juristas otro de los aspectos “más absurdos” serían las 230 páginas que dedica el juez a justificar algunos de sus polémicos métodos utilizados a lo largo del proceso. Se refiere a momentos como cuando Lula fue detenido en su casa bajo un mandato de conducción coercitiva para que fuera a testificar sobre el proceso. La detención del ex presidente fue seguida por todos los medios y Lula aseguró que si le hubieran llamado habría ido por su cuenta: “El que la policía le fuera a buscar para testificar es una de esas actitudes que están fuera de lugar y demuestra el uso que hace el magistrado de los medios de comunicación. Siempre más preocupado por ocupar portadas que por llevar un proceso serio”, dice Proner.

Las escuchas ilegales entre Lula y Dilma Rousseff que Moro filtró a la prensa para evitar que el ex mandatario fuera nombrado ministro del segundo gobierno Dilma fueron otros de los hechos más controvertidos del magistrado: “En la sentencia defiende que llevó a cabo ese tipo de operaciones porque tenía que luchar por un bien mayor que es la cruzada contra la corrupción que abandera. Todos estamos en contra de la corrupción pero vale cualquier método”, pregunta la organizadora del volumen.

Los juristas que firman el libro señalan que la sentencia está basada en “la excepcionalidad y en una interpretación del derecho excesivamente amplia”. Denuncian que el juez Moro en vez de intentar mostrarse como alguien sereno, imparcial y analítico, prefiere salir en los medios, insistir en que su única preocupación es la corrupción y acabar con ella a cualquier precio, además de mostrar tiranteces constantes frente al acusado: “Todos vimos los vídeos del interrogatorio de Curitiba. Moro pierde la paciencia todo el tiempo, se muestra molesto ante Lula, irritado con sus abogados. Fue algo inaudito, a nadie le gustaría ser juzgado por un juez que permanentemente da a entender que no le gusta el acusado”, dice la letrada carioca.

Juicio político

Los abogados del ex presidente han insistido en definir este proceso judicial como el de un “juicio político”. Los juristas que firman el libro también se acercan a esta teoría al denunciar que llama la atención la “diferencia de trato” a la hora de investigar al líder del PT, comparado con las investigaciones de otros políticos de diferente partido: “La celeridad del proceso, el uso de pruebas indebidas, y la rapidez y dura condena contrastan con casos como el del líder del PSDB Aécio Neves, contra el que sí se tienen pruebas materiales y hasta ahora ha salido ileso de todas las investigaciones”, dice Proner.

Según la organizadora del libro no se puede separar la condena de Lula de los acontecimientos del último año y medio con el impeachment de Dilma Roussef “un proceso completamente polémico y frágil que sacó del poder a una presidenta elegida democráticamente”, señala. En este sentido los 122 juristas alertan sobre el peligro de que el Poder Judicial, al igual que el Ejecutivo y el Legislativo “sea susceptible de corromperse” y abogar por métodos dudosos donde los “intereses políticos primen sobre los judiciales”.

La esperanza de los letrados es que este libro sirva para mostrar la fragilidad del proceso y ayude a los jueces de segunda instancia de Porto Alegre a rechazar la condena del juez Moro: “Sería dramático que fuera condenado en segunda instancia porque significaría que los jueces coquetean con la excepcionalidad y no con la norma. Legitimaría la idea de tribunal popular donde manda la rabia, el espíritu de venganza y el concepto de justiciero y no de justicia”.

La abogada Proner lamenta que el tratamiento maniqueo de las investigaciones haya puesto a la sociedad brasileña en la tesitura de escoger un bando, como si la justicia tuviera colores. Una parte de los brasileños ven en Moro a un mesías que puede salvar al país de la corrupción que azota a las instituciones. Por otro lado las encuestas dan a Lula como vencedor de los comicios de octubre de 2018: “Mientras avanzaba el proceso contra Lula los porcentajes a favor del retorno del petista al Ejecutivo del país ganaban fuerza. Eso ha sido porque la sociedad ha percibido por un lado el comportamiento dudoso del juez, y por otro que el gobierno que sacó a Dilma de la presidencia ha llevado a cabo un fuerte retroceso de los derechos de los trabajadores. En ese contexto Lula vuelve a ser recordado como el presidente que más hizo por los pobres en este país”, dice la abogada.

Falta más de un año para las elecciones de 2018 y si Lula fuera condenado en segunda instancia lo tendría difícil para postularse a la presidencia. El ex mandatario todavía tiene abierto otros cuatro procesos que lo vuelven a colocar contra las cuerdas. El próximo encuentro entre Lula y Moro será el 13 de septiembre, en relación a una casa de campo en el interior de Sao Paulo que tampoco a está a nombre del ex presidente. Pero esta vez se verán las caras por videoconferencia y no cuerpo a cuerpo.

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