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Irán confía en la UE para frenar la agresividad de Trump e Israel

Teherán afronta otro episodio fatídico después de que el presidente Trump se haya negado a certificar el acuerdo nuclear con Irán. Esta decisión puede tener secuelas graves en la región y para la Unión Europea, y en la mano de los europeos está jugar sus cartas en el camino de la moderación y no permitir una nueva radicalización a las puertas de Europa.

Estudiantes iraníes sostienen una foto de Trump durante una protesta contra el presidente de EEUU en Teherán. /REUTERS

Eugenio García Gascón

El pasado 13 de octubre, Donald Trump se negó a certificar que Teherán está cumpliendo el acuerdo nuclear que su antecesor, Barack Obama, firmó con los iraníes en 2015. Fue una jornada negra para la república islámica puesto que abre el camino para imponer nuevas sanciones económicas y políticas.

Pero el mismo 13 de octubre, la responsable de la política exterior europea, Federica Mogherini, defendió el acuerdo que a Trump no le parece aceptable. Europa y Estados Unidos discrepan en este asunto en el que el presidente estadounidense ha terminado por aceptar las presiones de Israel que Barack Obama se negó a aceptar en su momento.

Varios medios de comunicación occidentales han informado en los últimos días de que países como Alemania, Francia e incluso el Reino Unido, se han dirigido al Congreso de Washington para pedirle que no siga los pasos de Trump. Esta petición, sin embargo, es débil puesto que el peso que tiene Israel en el Congreso es enorme, como ya demostró el primer ministro Benjamín Netanyahu en 2015 desafiando a Obama ante los congresistas.

Según Trump, el acuerdo nuclear de 2015 es "el peor acuerdo que nunca se firmó"

Según Trump, el acuerdo nuclear de 2015 es “el peor acuerdo que nunca se firmó”. Esto lo dijo y lo repitió varias veces durante la última campaña presidencial, de manera que no puede sorprender que ahora quiera revisarlo. Todavía no está claro qué es lo quiere exactamente y posiblemente ni él mismo sabe cómo va a terminar esta aventura.

El resultado de todo este proceso lo conoceremos más adelante y en gran parte depende de la Unión Europea. Naturalmente, Washington puede recurrir al órgano de ocho miembros creado ad hoc para resolver las disputas que puedan surgir sobre el acuerdo. En este órgano los países europeos cuentan con los votos decisivos.

Sus ocho miembros son Estados Unidos, Irán, Rusia China, el Reino Unido, Francia, Alemania y la Unión Europea, mientras que la mayoría se obtiene con cinco votos. Se puede prever un alineamiento de Irán con Rusia y China, de manera que serán los europeos quienes cuenten con los votos decisivos en un sentido u otro, de ahí que Teherán ya haya empezado a cortejar a los europeos.

Un ejemplo de este cortejo puede ser el acuerdo que recientemente firmó una empresa británica para construir un parque de energía solar en Irán que comprende una inversión de unos 500 millones de euros. Es solo un botón de muestra, pero ha servido para que el Reino Unido modere su posición. Tal y como están las cosas, es decir el mercado laboral en Europa, es para pensárselo.

El Reino Unido carece de política exterior propia y se limita a repetir las posiciones de Estados Unidos

Puede decirse, sin faltar a la verdad, que el Reino Unido carece de política exterior propia y que se limita a repetir las posiciones de Estados Unidos, y de Israel, siempre y cuando la cuestión le interesa al Estado judío. Por eso mismo choca que en los últimos días Londres haya pedido al Congreso americano que modere su disposición con respecto a Irán.

Jamenei jugará todas su bazas

El líder iraní, el ayatolá Ali Jamenei está listo para jugar todas las bazas para defender el acuerdo nuclear en los términos en los que lo rubricó la administración Obama. Jamenei se ha dirigido a Europa para persuadirla de eso mismo, y parece dispuesto a jugar incluso la baza del Kurdistán iraquí, una baza tan querida por Estados Unidos y sobre todo por Israel.

Este mismo martes, el primer ministro Benjamín Netanyahu reiteró la posición israelí con respecto al Kurdistán iraquí y no iraquí. Netanyahu apoya sin ninguna reserva la creación de un estado nuevo, por ahora en el Kurdistán iraquí pero que más adelante pueda comprender otras zonas del Kurdistán.

Israel defiende un Kurdistán independiente

Un Kurdistán independiente debilitará a Irán, a Turquía y a Irak, hará que estos tres países sean menos fuertes y eso va en interés de Israel

Esta posición no es nueva, ya la conocemos desde hace algunos años y por supuesto está reflejada en los medios de comunicación hebreos continuamente. Tiene una explicación muy sencilla: un Kurdistán independiente debilitará a Irán, a Turquía y a Irak, hará que estos tres países sean menos fuertes y eso va en interés de Israel.

Pero no solo va en interés de Israel, sino que también va a favor de Arabia Saudí. Los saudíes han estado apoyando a los kurdos política y financieramente por ese mismo motivo, porque, como Israel, desean que Turquía, Irak e Irán sean más débiles.

Con estos antecedentes no pueden extrañar cosas como la siguiente: este mismo martes, el ministro de Exteriores saudí, Adel al Yubair, ha dicho que apoya la posición de Trump de no confirmar el acuerdo nuclear con Irán. Al fin y al cabo, los saudíes, como los israelíes, quieren facilitar un enfrentamiento directo entre Washington y Teherán.

Este es un juego peligroso en el que la Unión Europea debería intervenir defendiendo unos planteamientos moderados, es decir contrarios a los de Trump, los saudíes e Israel. Oriente Próximo es el jardín trasero de Europa y Bruselas no puede permitirse que otros agentes jueguen maquiavélicamente con su futuro.

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