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Myanmar El papa silencia la limpieza étnica de los rohinyás en Birmania

El pontífice se limita a pedir respeto para los grupos étnicos mientras que esta minoría musulmana ha huido masivamente a Bangladesh ante la última ofensiva del Ejército

El papa Francisco junto Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz en Birmania. /EFE

EFE

El papa Francisco siguió los consejos de no referirse directamente a la minoría de los rohinyá durante su discurso de hoy a las autoridades birmanas, pero bajo la mirada de la consejera de Estado, Aung San Suu Kyi, pidió el respeto de cada grupo étnico que "sienten como un hogar el país".

En la segunda jornada de su viaje a Birmania (Myanmar), Francisco viajó a la nueva capital Naipydo, una fantasmagórica ciudad en medio de la nada, para reunirse con al presidente birmano, Htin Kyaw, y la Premio Nobel de la Paz y jefa de facto del Gobierno, Suu Kyi.

El pontífice se reunió privadamente y por separado con ambos, unos 15 minutos con el presidente y unos 20 con la jefa de facto del Gobierno, con el telón de fondo de la crisis de los rohinyás musulmanes, a los que Birmania no considera ciudadanos de su país y que ante la última terrible ofensiva del Ejercito en el estado de Rakáin han huido masivamente hacia Bangladesh.

Nada surgirá de las conversaciones privadas, pero en el posterior discurso a las autoridades y ante la presencia de Suu Kyi, Francisco lanzó un discurso claro y directo sobre el tema de las minorías.

En el centro de Convenciones Internacional de la capital, aseveró que "el futuro de Myanmar debe ser la paz, una paz basada en el respeto de la dignidad y de los derechos de cada miembro de la sociedad, en el respeto por cada grupo étnico y su identidad".

No hubo palabras sobre el éxodo de los 620.000 rohinyás a Bangladesh y las atrocidades cometidas por el Ejercito, como cuentan los supervivientes, pero sí el llamamiento de Francisco al "respeto por el Estado de derecho y un orden democrático que permita a cada individuo y a cada grupo -sin excluir a nadie- ofrecer su contribución legítima al bien común".

"El futuro de Myanmar debe ser la paz basada en el respeto de la dignidad y de los derechos de cada miembro de la sociedad, en el respeto por cada grupo étnico y su identidad"

En un país donde el budismo es casi una religión de Estado, añadió que "las diferencias religiosas no deben ser una fuente de división y desconfianza, sino más bien un impulso para la unidad, el perdón, la tolerancia y una sabia construcción de la nación".

Jorge Bergoglio indicó que las religiones "pueden contribuir también a erradicar las causas del conflicto, a construir puentes de diálogo, a buscar la justicia y ser una voz profética en favor de los que sufren".

El papa recordó que este viaje se celebra pocos meses después de haber firmado en mayo el establecimiento de relaciones bilaterales entre ambos Estados y deseó que esta decisión sea "como una señal del compromiso de la nación para continuar buscando el diálogo y la cooperación constructiva".

Recordó que en Myanmar se ha sufrido y se sigue sufriendo a "causa de los conflictos civiles y de las hostilidades que durante demasiado tiempo han creado profundas divisiones".

El pontífice, que ayer se reunió con el jefe del Ejercito birmano, a quien recordó las responsabilidades de las autoridades en este proceso de transición, aplaudió los esfuerzos del Gobierno para afrontar "este desafío".

Citó el ejemplo de la celebración de la Conferencia de Paz de Panglong, promovida por Suu Kyi, que reúne a representantes de los diversos grupos y destacó que tiene "el objetivo de poner fin a la violencia, generar confianza y garantizar el respeto de los derechos de quienes consideran esta tierra como su hogar".

Pero advirtió de que "la reconciliación nacional sólo puede avanzar a través del compromiso con la justicia y el respeto de los derechos humanos".

Más explícita fue Suu Kyi, quien habló antes que el papa y que afirmó que "de los muchos desafíos" que está afrontando el Gobierno "el que ha capturado más la atención del mundo es el del estado de Rakáin".

Y al respecto destacó que "el apoyo de los buenos amigos es inestimable".

Aunque recalcó que "los desafíos de Myanmar son muchos, cada uno de ellos requiere fuerza, paciencia y coraje".

"El camino de la paz nunca es suave, pero es la única manera que llevará hasta el sueño de una tierra prospera y justa", agregó.

"Su comprensión de nuestra necesidad de paz, reconciliación nacional y armonía social nos da esperanza y nos hace fuertes", dijo la líder birmana ante el pontífice.

Francisco concluyó la jornada con un tuit y otro mensaje claro: "Espero que mi visita pueda abrazar a toda la población de Myanmar y animar la construcción de una sociedad reconciliada e inclusiva".

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