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Conflicto Sirio El pulso entre Moscú y Washington se intensifica en el área de Damasco

Hace más de dos semanas que los aliados de Rusia y de Estados Unidos mantienen intensos combates en los suburbios orientales de Damasco. Lo ocurrido en las últimas jornadas sugiere que Washington vuelve a implicarse en el sur de Siria, y que Rusia quiere resolver el conflicto de la Guta antes de las presidenciales que se celebrarán este mes de marzo.

Un hombre empuja un carro por los edificios dañados en la ciudad sitiada de Duma, Guta Oriental, Damasco. REUTERS / Bassam Khabieh

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

La rivalidad entre Estados Unidos y Rusia vive desde el 18 de febrero una lucha intensa en la Guta oriental, el oasis de Damasco, donde tienen lugar combates entre el ejército sirio, apoyado por el ejército ruso, y los rebeldes islamistas que se hallan en la zona y que cuentan con armas y apoyo político de Estados Unidos.

La caída este martes en Siria de un avión de transporte ruso An-26, con la muerte de sus ocupantes, es un duro revés para Vladimir Putin, quien este mes de marzo será reelegido de nuevo como presidente de Rusia, y que está jugando con cuidado sus bazas en un conflicto que la población de su país ve desde una gran distancia. 

Observando con atención lo ocurrido en las últimas dos semanas, da la impresión de que Rusia está interesada en concluir cuanto antes la guerra de la Guta, antes de que los rusos acudan a las urnas, y con el menor número de bajas posible. Moscú ha hecho grandes inversiones en el conflicto y no parece dispuesta a abandonar al presidente Bashar al Asad. 

Eso explica que los cazas rusos estén trabajando a fondo en los bombardeos de la Guta, donde todavía quedan unos cuantos cientos de miles de civiles, si se hace caso a los combatientes islamistas que controlan la zona, y que en pocas jornadas han perdido el control en más de un tercio del oasis oriental. 

Washington acusó a Rusia de violar sistemáticamente el alto el fuego

Estados Unidos, por el contrario, ha activado sus protestas tras la pérdida de territorio por parte de sus aliados. El lunes Washington acusó a Rusia de violar sistemáticamente el alto el fuego con los ataques contra los civiles que quedan en la Guta, causando más de 740 muertos desde el 18 de febrero, y de no permitir la entrada de la ayuda humanitaria. 

Los rusos respondieron que quienes están violando el alto el fuego son los grupos que todavía están operando desde la Guta, especialmente Faylaq al Rahman, una organización islamista que dice no ser yihadista, que está afiliada al Ejército Sirio Libre, que estos mismos días combate a los kurdos, aliados de Estados Unidos, en la ciudad de Afrin, al norte del país, con el apoyo de los turcos. 

Todo un galimatías que explica el caos que se ha establecido en Siria, y en el que Washington está jugando sus bazas en la dirección de una división del país, creando un espacio distinto en el Kurdistán sirio, que a su vez es similar a la que creó en el Kurdistán iraquí, aunque durante años los americanos dijeron que no querían la división de ese país. 

El distrito de Idlib fronterizo con Turquía se ha convertido en un depósito de yihadistas

El objetivo que los rusos no ocultan es obligar a los islamistas que quedan en la Guta a salir de esa zona. Moscú anunció este martes la creación de un corredor para permitir que los combatientes salgan con sus familias. Todo indica que los rusos quieren hacer lo mismo que hicieron en Alepo hace unos meses: forzar a los yihadistas a salir para trasladarlos a la provincia de Idlib. 

El distrito de Idlib fronterizo con Turquía se ha convertido en un depósito de yihadistas y de todo tipo de combatientes rebeldes que abandonan las zonas que el ejército va recuperando poco a poco. No obstante, el corredor abierto por los rusos nadie lo ha utilizado por el momento, seguramente porque los rebeldes de la Guta, como los demás rebeldes que quedan en Siria, obedecen por control remoto a quienes les dan armas y dinero. 

Moscú acusó el martes a Estados Unidos de permitir que esos rebeldes disparen diariamente contra las fuerzas gubernamentales y que bombardeen indiscriminadamente la ciudad de Damasco con un balance de civiles muertos, incluidos niños, según insisten una y otra vez los rusos, algo que justificaría sus intensos bombardeos en la Guta. 

Los bombardeos de la Guta han causado unos 740 muertos civiles, según los datos facilitados por los mismos rebeldes. Algunos medios de comunicación cuestionan la información que se está dando sobre la Guta señalando que es extraño que dos semanas después de iniciado el conflicto, todavía no se ha visto ninguna imagen por televisión con combatientes de la zona. 

La cuestión radica en saber hasta dónde está dispuesto a llegar Donald Trump en Siria

Moscú también acusó a Estados Unidos de no dejar que los rebeldes permitan la salida de los civiles que todavía quedan allí y cuyo número es incierto. Se habla de cerca de 400.000, aunque se recuerda que algo parecido se dijo de Alepo el año pasado y al final resultó que, cuando evacuaron a los yihadistas, prácticamente no quedaban civiles. 

A pesar de estas acusaciones, el gobierno de Damasco permitió que el lunes entraran en la Guta oriental decenas de camiones del Creciente Rojo con ayuda humanitaria, aunque Damasco limitó la entrada de suministros médicos. Faylaq al Rahman dice que el gobierno sirio y Rusia quieren desplazar a la población de la Guta a la fuerza. 

La cuestión radica en saber hasta dónde está dispuesto a llegar Donald Trump en Siria. En la dirección israelí se le reprocha haberse desentendido de la región, aunque hay indicios de que los estadounidenses vuelven a ser más activos en Oriente Próximo.

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