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Setenta personalidades de distintos países europeos firman un manifiesto para desobedecer tratados europeos 'injustos'

'Los retos de la izquierda en la zona euro' está inspirado por Éric Toussaint, portavoz del Comité para la abolición de las deudas ilegítimas, que llama a tener el coraje de desobedecer las órdenes de las autoridades y los tratados europeos.

Banderas de Europa en la sede de la Comisión Europea en Bruselas, Bélgica. REUTERS

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Setenta personalidades y militantes de 19 países europeos provenientes de diferentes formaciones de izquierdas como Podemos, Izquierda Unida, Bloco d’Esquerda portugués, Parti de Gauche y NPA franceses, Unidad Popular y Antarsya en Grecia, de la izquierda radical danesa a la de Chipre, pasando por la de países como Eslovenia, Bosnia, Paises Bajos, Alemania o Hungría han firmado ‘Los retos de la izquierda en la zona euro’, un manifiesto inspirado por Éric Toussaint (portavoz CADTM internacional), que llama a tener el coraje de desobedecer las órdenes de las autoridades y los tratados europeos.

El texto ha sido firmado por eurodiputados de diferentes partidos y diferentes países, entre ellos Miguel Urban y Marina Albiol, por el concejal de Economía de Madrid, Carlos Sánchez Mato, o por la expresidenta del Parlamento griego, Zoe Konstantopoulou, así como por varios miembros de la Comisión por la verdad sobre la deuda griega.

El texto analiza los programas de deuda de países periféricos, comenzando por el griego en 2010, pero también el español “bajo una forma peculiar” y sostiene que tenían cinco objetivos fundamentales: permitir a los bancos privados recibir ayuda pública; dar a los nuevos acreedores públicos, sustitutos de los privados, un enorme poder de coacción sobre los países periféricos; preservar el perímetro de la zona euro; poner como ejemplo la profundización de las políticas neoliberales, en particular, en Grecia, aunque también en otros países de la Periferia; y reforzar a escala europea formas autoritarias de gobierno, sin recurrir directamente a nuevas experiencias de tipo fascista.

El texto ha sido firmado por eurodiputados de diferentes partidos y países, entre ellos Miguel Urban y Marina Albiol

‘Los retos de la izquierda en la zona euro’ advierte de que se debe aprender del fracaso de la política de Alexis Tsipras en 2015 para romper con la austeridad en Grecia, así como ser conscientes de las limitaciones de experiencias de gobierno minoritarias, como la de Antonio Costa en Portugal. Y asegura que una orientación alternativa y favorable a los pueblos debe abordar al mismo tiempo al menos cinco problemas: la austeridad, la deuda pública, los bancos privados, la zona euro y la oposición a las políticas autoritarias. La alternativa también tendría que afrontar otros problemas, como el aumento el racismo y la crisis ecológica.

El manifiesto llama, a la luz de la experiencia de 2015 en Grecia, a ampliar el campo de las fuerzas que no mantienen ilusiones con respecto a la UE y la zona euro, y poner por delante una auténtica perspectiva de ruptura con la UE tal y como ahora está constituida: “Hay que partir de la constatación de que tanto la UE como la zona euro no son reformables”, asevera.

El texto analiza la posibilidad de que fuerzas de izquierda radical accedieran al gobierno de distintos países europeos, incluido el español: “Algunos podrían replicar que si un gobierno de izquierda gobernase en España, podría utilizar el peso de la economía española (4ª economía de la zona euro de acuerdo a su PIB) en la negociación con los principales gobiernos de la zona y obtener concesiones que Tsipras no había podido conseguir. ¿Qué concesiones? ¿La posibilidad de una recuperación de la economía y el empleo mediante gastos públicos masivos y por lo tanto con un déficit público considerable? ¡Berlín, el BCE y al menos cinco o seis otras capitales de la zona euro se opondrían a eso! ¿Posibilidades de tomar medidas muy fuertes con respecto a los bancos? EL BCE apoyado por la Comisión rechazará esa opción”. Se trata, concluye el texto, de adoptar una estrategia internacionalista y preconizar una integración europea de los pueblos opuesta a la del gran capital.

“Si no hay presión de la calle y de los lugares de trabajo para cambios reales y para rechazar compromisos viciados, vendrá un futuro sombrío”

El texto califica a los países periféricos, entre los que se encuentra el español, como “los eslabones débiles de la cadena de dominación intraeuropea”. Tras Grecia, donde Syriza no consiguió un cambio positivo en 2015, “los otros eslabones débiles de la cadena en donde la izquierda radical podría acceder al gobierno en los próximos años son, especialmente, España y Portugal”. Podría ser también posible, en un futuro, en Irlanda, en Eslovenia, en Chipre, etc. Eso dependerá de muchos factores: la capacidad de la izquierda radical de aprender las lecciones del año 2015 y de avanzar propuestas anticapitalistas y democráticas que generen adhesiones. También dependerá del grado de movilización popular: “Si no hay presión de la calle, de los barrios, de los lugares de trabajo para cambios reales y para rechazar compromisos viciados, vendrá un futuro sombrío”, augura.

Las diez propuestas de ‘Los retos de la izquierda en la zona euro’ son las siguientes: La necesidad para un gobierno de izquierda de desobedecer; comprometerse a llamar a la movilización popular y a organizar una auditoría de la deuda con participación ciudadana; poner en marcha un control de capitales; socializar los sectores financiero y energético; crear una moneda complementaria, no convertible y debatir de la salida del euro para adoptar una posicion clara al respecto; reformar radicalmente la fiscalidad; desprivatizar, ‘recomprar’ las empresas privatizadas por un euro simbólico; poner en marcha un amplio plan de urgencia para la creación de empleo socialmente útil y para la justicia; y emprender un verdadero proceso constituyente.

Una primera conclusión se impone: sin tomar medidas soberanas y unilaterales fuertes de autodefensa, las autoridades nacionales y los pueblos que los han elegido para romper con la austeridad no podrán acabar con la violación de los derechos humanos perpetrada a demanda de los acreedores y de las grandes empresas privadas y dar una primera respuesta al problema de la deuda ilegítima.

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