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Por qué hay que cerrar los CIE

"Subir al tejado de un CIE para reclamar libertad y trato digno es una expresión de protesta importante y legítima ante las actuales políticas vulneradoras de derechos en materia migratoria de la Unión Europea y sus Estados miembros"

Los inmigrantes protestan en la azotea del CIE de Aluche en Madrid. EUROPA PRESS

ANDRÉS GARCÍA BERRIO

Abogado de Irídia y miembro de la campaña por el cierre de los CIE en Barcelona

Anoche un grupo de personas privadas de libertad en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Madrid lograron, a través de una acción de protesta pacífica, poner de nuevo en el centro del debate público tanto las condiciones como la existencia de dichos centros.

Subir al tejado de un CIE para reclamar libertad y trato digno es una expresión de protesta importante y legítima ante las actuales políticas vulneradoras de derechos en materia migratoria de la Unión Europea y sus Estados miembros. Hace tan sólo unos días una gran parte de la ciudadanía quedó impactada con las consecuencias de dichas políticas en el tránsito migrante gracias al documental Astral, de Salvados. Esta noche, este grupo de personas han logrado visibilizar otra de las consecuencias de una política migratoria que lleva demasiados años causando demasiado sufrimiento.

Los CIES son centros de privación de libertad en los que se encierra, por un tiempo no superior a los 60 días, a personas que tienen una orden de expulsión a la espera de su deportación. Dos cuestiones son muy importantes para entender por qué hay un número amplísimo de entidades y una gran parte de la ciudadanía que aboga por su cierre inmediato.

Por un lado, llevamos años registrando y denunciando vulneraciones de derechos humanos en su interior. Situaciones que van desde la interposición de numerosas denuncias de malos tratos o de tortura tanto en el interior de los CIEs como en el momento previo, durante o posterior a la deportación, al trato vejatorio cotidiano, pasando por la deficiente atención médica que reciben a manos de empresas privadas (de hecho esto último parece haber sido uno de los detonantes de la protesta de esta madrugada).

Por otro lado, somos muchas las que pensamos que no queremos un Estado que prive de libertad y deporte de manera forzada a personas en base a su origen y a su perfil étnico (elemento clave en los criterios de selectividad policial que abren las puertas del CIE y la deportación a las personas). Los CIEs, tal y como hemos dicho ante diferentes parlamentos y ayuntamientos, se podrían cerrar mañana y no pasaría absolutamente nada en términos de políticas de control migratorio. El porcentaje de deportaciones forzadas a través de CIE o sin CIE suponen menos de un 3 % de los tránsitos migratorios de vuelta que no se realizan a través de estos canales. Es decir, la regulación de los flujos migratorios tiene que ver mucho más con las motivaciones y expectativas que llevan a migrar que con levantar vallas, encerrar en los CIEs o deportar de manera forzosa.

Seguiremos trabajando para cerrar los CIEs lo antes posible. Y, cerrándolos, estamos seguros de que abriremos un ciclo que permita generar un cambio de paradigma en políticas migratorias que conduzca a tratar el fenómeno migratorio desde un profundo respeto a los derechos humanos y desde una óptica mucho más adaptada a la realidad que la actual.

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