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Pedro Sánchez acaba
la campaña electoral pidiendo que el voto de izquierda se una al PSOE

El líder socialista ataca la corrupción del PP y afirma que llegó la hora de “liberarnos de la correa de la Gürtel y de Aguirre”

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, durante el cierre de campaña en Madrid. / EFE

MANUEL SÁNCHEZ

Ante algo más de un millar de personas, en el parque de Berlín de Madrid, Pedro Sánchez cerró campaña haciendo de telonero de sus dos candidatos: Antonio Carmona y Ángel Gabilondo; pero con un mensaje claro, que sonó un tanto desesperado, para que el voto de la izquierda se una en torno al PSOE.



Sánchez, que volvió a reivindicar a su partido como una formación de izquierda y prometió que hará políticas de izquierda, indicó que “es la hora de unirnos, y no de dividirnos, y unirnos todos al partido del cambio, que es el PSOE”, dijo.

Visiblemente cansado -hasta tuvo lapsus de decir “en este inicio de campaña”-, Sánchez reivindicó una y otra vez que “sólo el PSOE puede ganar al PP”, y con dureza atacó la corrupción en el Partido Popular y, especialmente, en Madrid.

Aseguró que es necesario que el PSOE haga historia en Madrid el 24-M “para que regrese la decencia a la política y a la Comunidad de Madrid”, y pidió desterrar de las instituciones y de los partidos palabras como “cohecho, financiación irregular o fraude fiscal”.

Y, aunque no se ha destacado en toda la campaña por ataques personales a ningún candidato, Sánchez no tuvo reparo este viernes en citar directamente a la candidata del PP a la Alcaldía: “Estamos convocados a liberarnos de la correa de Gürtel y de Aguirre”, afirmó, lo que provocó la mayor ovación de su intervención.

El líder socialista, consciente de lo que se juega en Madrid, pidió que la ciudad y la comunidad sean la puerta que lidere el cambio y que “lleve al PSOE” a La Moncloa en noviembre. En esta ocasión, no se refirió a él mismo como ese futuro presidente.

En clave ya más nacional, Sánchez indicó que es urgente dejar atrás estos cuatro años de recortes sociales y de libertades, que hay otra forma de hacer política y consideró necesario mandar a la oposición a un Ejecutivo que, en su opinión, sólo escucha y gobierna para una minoría, “la de la amnistía fiscal”, remachó.

Y ahí acabó la primera gran campaña de Pedro Sánchez, dando paso a un Antonio Miguel Carmona que echó el resto en su último mitin electoral, con la voz totalmente quebrada.

Pero Carmona ni quiso agua, ni dejó de gritar, ni quiso dejar de ser como es. Reivindicó la figura del alcalde socialista de Madrid, Cayetano Redondo, fusilado en la guerra civil en su 75 aniversario, como un símbolo a seguir. Como también utilizó la figura de Enrique Tierno Galván, como referente constante.

Prometió transparencia, limpieza, y honestidad. Recordó que sus bolsillos son de cristal y que sus declaraciones de la Renta son públicas y todo el mundo las puede conocer, lo que puso en contraposición a lo que se está sabiendo de Esperanza Aguirre sobre sus ingresos y su situación económica.

Carmona, haciendo el mitin más clásico del mundo, dio paso a Ángel Gabilondo. Y el candidato del PSOE a la Comunidad de Madrid subió al estrado y se puso a citar de Séneca.

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