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Físico y química: el electorado los prefiere en forma

La imagen deportista y saludable de los candidatos se convierte en un matiz más de los que pueden desnivelar estas elecciones con un 41% de indecisos. Los expertos Antoni Gutiérrez-Rubí y Luis Arroyo dan las claves de la estrategia atlética de los políticos

Rajoy hace 'footing' en sus vacaciones de este verano en la Ruta da Pedra e da Auga.

MADRID.- Presumía Adolfo Suárez en los ochenta de sus pachangas de tenis con su amigo Manolo Santana. El primer presidente de la democracia hizo construir una pista de tenis en el complejo de La Moncloa y hasta las crónicas de la época, entre masajes y agasajos, hablaban de su “depurado estilo de tenista”. Llegarían después Calvo Sotelo y Felipe González y ahí el deporte pegó un bajón presidencial. El primero era aficionado al piano y el segundo –a excepción de alguna pachanga futbolera ocasional- sólo le daba a los bonsáis. La irrupción de Aznar supuso un impulso a la imagen de un líder político de vida saludable. Quizás hasta la exageración, porque el expresidente conservador no sólo corría y practicaba el pádel –mandó levantar una cancha al lado de la de tenis de Suárez-, sino que era un loco de las pesas. De ahí su cuerpo y sus famosos abdominales.

Nada sería igual desde entonces. Zapatero instaló una pista de baloncesto y también hacía ‘running’ habitualmente; incluso se le pudo ver de carrera con David Cameron. Pero el listón que marcó Aznar es muy alto. Incluso para hoy en día, cuando la vida saludable y deportista –o al menos esa percepción- se ha convertido en un elemento más de los que pueden desnivelar unos comicios que no se decidirán hasta el último día.

Un vigoroso elemento, según el asesor de comunicación y consultor político catalán Antoni Gutiérrez-Rubí: “Cuando hay muchas dificultades y los retos son muy grandes, como ahora, ver a alguien con energía y determinación para afrontarlos está muy bien valorado por los electores, aunque sea de manera inconsciente. En España nos enfrentamos a desafíos muy complejos, y se valora tener una actitud físicamente competitiva y fuerte para hacer frente a una carga de trabajo importante”.

El madrileño Luis Arroyo, uno de los asesores de cabecera del PSOE de Zapatero, coincide en que esa visión saludable –pelo, altura o fuerza mejor que alopecia, poca estatura o debilidad, por ejemplo- siempre ayuda, pero no lo ve “determinante”. “Como tampoco lo es que Pablo Iglesias toque la guitarra”, ironiza. Sí cree que tiene valor para los votantes indecisos, que tras observar la macroencuesta del CIS de la semana pasada parecen ser un segmento crucial: un 41,6%. “Cuando una parte de la sociedad no tiene una posición política formada, o no la tiene muy definida, se rigen más por las cualidades personales de los candidatos. Se trata de gente, dentro de las clases medias, que se preocupa menos por la posición de los políticos sobre la laicidad o sobre la reforma de la Constitución y que se deja llevar más por los primeros impulsos y por la imagen. Y es un electorado extremadamente importante en este momento, claro”.

La diferencia reside en que antes los políticos no tenían la necesidad de dar la percepción de que fueran atletas para caer bien al votante de turno. Ahora se ha convertido en un matiz más de los muchos que los aspirantes a La Moncloa deben dominar, para mostrar cercanía con los electores. “Es una buena táctica de los políticos para enseñar el lado más humano del personaje, de la misma manera que Rajoy juega al futbolín con Bertín Osborne en su programa, por ejemplo. Pero esto es un clásico de toda la vida; hemos visto a Franco en el Azor con sus nietos y al rey navegando en Palma. Lo que pasa es que ahora hay una efervescencia porque los candidatos son jóvenes y hay mucha competición”, añade Arroyo. Gutiérrez-Rubí, por su parte, lo lleva a un escalón incluso mayor: “Alguien que se mueva bien en el terreno emocional y cotidiano tiene mucho ganado en unos comicios”.

Por otro lado, la sociedad ha avanzado en las últimas décadas hacia una más concienciada con el medio ambiente y con su propio bienestar y cuidado corporal en todas las edades y en todos los estratos. “Esta cultura hace tiempo que está en la sociedad, de ahí que se haya extendido también la práctica del deporte. Por eso, los políticos miran ahora aspectos que parecían abandonados en la política. Y me parece bueno que estos elementos entren en el debate”, asevera Gutiérrez-Rubí. “No creo que, de pronto, los candidatos sean conscientes de que tienen que hacerlo porque son aspirantes a la presidencia del Gobierno. Pienso que es más una característica de nuestro tiempo”, considera el consultor madrileño.

Pedro Sánchez, jugando al baloncesto en silla de ruedas.

Pedro Sánchez, jugando al baloncesto en silla de ruedas.

¿El secreto, entonces, está en la vida sana? No para Arroyo, que sí concede que la fortaleza física y ciertos valores asociados se puedan relacionar con el liderazgo, pero no es una “exigencia” ni “importante”. Mientras, el asesor catalán cree que “los electores vinculan, íntimamente, alimentación y hábitos saludables con una gestión saludable. Creen que pueden confiar más en esa persona y tienden a desconfiar más de aquellas personas descuidadas, abandonadas”.

Si algo diferencia a los cinco principales candidatos es la edad. El salto generacional que va de Mariano Rajoy (60 años) a Pedro Sánchez (43), Pablo Iglesias (37), Albert Rivera (36) y, sobre todo, Alberto Garzón (30) debería marcar también la distancia deportiva entre ambos, pero no es tan grande como cabría esperar. De hecho, apenas hay disparidad. El presidente del Gobierno siempre fue aficionado al ciclismo, además de al ‘Marca’, y hoy en día suele combinar cinta y elíptica a diario, mientras que trata de llegar a la hora y media de caminata los fines de semana. Cuando se escapa de vacaciones, e incluso en alguna cumbre internacional, se le suele ver haciendo senderismo. Así ocurrió junto a la canciller Angela Merkel.

“Quizás el votante objetivo de Rajoy no es el que practica mucho deporte, pero ha procurado mostrarse tonificado y orientado hacia la vida sana y sencilla. Por tanto, incluso él, que parece menos atleta, ha cuidado muchísimo su aspecto físico”, opina Gutiérrez-Rubí. Arroyo ni siquiera le concede esa trascendencia: “No creo que porque diga o parezca que practique menos vaya en su contra en las elecciones”.

Es público que Pedro Sánchez jugó el baloncesto, en el Estudiantes, en sus años mozos y en la actualidad mantiene esa vinculación con la canasta mediante alguna pachanga que otra con compañeros del PSOE. Más en serio, corre habitualmente una hora diaria. Albert Rivera, por su parte, puede presumir de porte y de espalda, ganados durante su época de jugador de waterpolo, y actualmente intenta nadar, siempre que los actos y mítines varios se lo permiten. Otro fan de la carrera es Pablo Iglesias. Quién le iba a decir que tendría algo en común con Rajoy. El líder del partido morado siempre ha corrido, aunque es una costumbre que ha venido perdiendo en los últimos intensos meses. Actualmente, suda de lo lindo en una cinta que ha instalado en su casa de Vallecas. Y también posee algunas mancuernas… como Aznar. Mientras, Alberto Garzón juega al fútbol 7 y al fútbol sala desde tiempo atrás, algo que trata de encajar en su agenda en estas fechas electorales. También ejercita la mente desde su infancia con el ajedrez.

Pablo Iglesias juega al fútbol durante el día de reflexión de las elecciones autonómicas.

Pablo Iglesias juega al fútbol durante el día de reflexión de las elecciones autonómicas.

“Es evidente que los más jóvenes parecen cuidados y tonificados. Y eso los votantes lo ven con simpatía, porque les permite sentirse próximos con alguien que tiene unas aficiones deportivas que coinciden con amplísimos sectores de la población. Lo del político saludable funciona como una escalera: vida sana-comportamientos sanos-actitud-preparación-confianza. Aunque nos sorprenda, los electores sienten que es un camino de confianza”, valora Gutiérrez-Rubí. Arroyo también resalta la virtud de la juventud de todos a excepción de Rajoy, pero no concede ninguna ventaja sustancial por ser más o menos atleta. “Ni siquiera a Pedro Sánchez por ser más que Pablo Iglesias”.

El cambio que tanto buscan, al menos en La Moncloa, los candidatos de PSOE, Ciudadanos, Podemos y Unidad Popuar-IU también se alcanza por la imagen de deportista. ¿Quiere decir eso que Messi, Iniesta o Casillas serían aspirantes con opciones? Quién sabe en un país tan futbolero. De hecho, el portero y el delantero ya salieron elegidos en más de una ocasión en alguna encuesta por los españoles para irse de cañas. Otra tradición patria. “Lo que está claro es que esa visión saludable que dan les ayuda a transmitir esa idea de romper con el pasado”, asegura el consultor catalán.

Y no sólo eso, sino que, según Gutiérrez-Rubí, les auxilia en las jornadas de campaña como el oxígeno a un maratoniano en los últimos kilómetros: “Por mi experiencia, una campaña para un político en primera línea es altamente exigente para su físico. No se puede aguantar, literalmente, el ritmo de este nivel de competición si no están en forma. A eso hay que añadir la necesidad de una alimentación más o menos regular y ordenada porque pueden coincidir las típicas comidas para agasajar o momentos en que, por distintas condiciones, no pueda comer. Tienen que estar muy muy en forma”.

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