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Entrevista íntegra de Paul Mason, de 'The Guardian', a Manuela Carmena

La alcaldesa de Madrid ha contestado este viernes a las preguntas del periodista Paul Mason en la conferencia internacional 'Ciudades Democráticas'. 

La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, conversa con el autor Paul Mason (Postcapitalismo), en la inauguración del evento internacional sobre innovación democrática y nuevas tecnologías "Ciudades Democráticas" que se celebra en Madrid. EFE/Fernando Alvarado

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MADRID.- La alcaldesa de Madrid ha contestado este viernes a las preguntas del periodista Paul Mason, periodista de The Guardian y autor de obras como Postcapitalismo en la conferencia internacional 'Ciudades Democráticas' que se celebra durante este viernes y sábado en el Museo Reina Sofía de Madrid. Esta es la transcripción del diálogo mantenido entre ambos. 

Cuando asumiste tu cargo de alcaldesa, ¿cuál fue tu primera prioridad? 

Mi prioridad clara era no ser como los demás políticos, como los alcaldes que yo había conocido. Quería ser diferente. Una alcaldesa sencilla, quería compartir el espacio público con los ciudadanos. Quería una gestión transparente, honrada. Pero si me permites, desde esos primeros días, intuí la necesidad de repensar cada de unas las palabras con las que me calificaban. Me decían: 'usted como política' y yo empecé a pensar como definían ser político y que significaba ser alcaldesa. Intenté diferenciarme de una etiqueta de la que me quería distanciar. Un alcalde es un vecino más, que tiene la obligación de gestionar grandes intereses y movimientos de una gran ciudad. Cuando empleo estos términos no es por demagogia o por dar una impresión distinta. Intento profundizar. No soy un político. Soy un vecino más que gestiona, pero ¿qué es ser político? Intento redefinir la política. Tenemos que analizar cada una de las palabras para darnos cuenta de su contenido sino caeremos en una espiral de establecer etiquetas.

¿Qué hizo para resetear la relación entre la gente y el poder?

Contaba con el apoyo desde el minuto uno que me metí en esta aventura de Pablo Soto y tenía todo lo que él había construido para disponer de la posibilidad de una democracia directa, para que los ciudadanos pudieran hacer política con nosotros, para gestionar los asuntos de la ciudad juntos. Yo me plantee seguir siendo una persona normal, levantarme por la mañana, pagar el autobús, hablar con los vecinos, en definitiva, hacer lo que había hecho siempre.

¿Viste obstáculos concretos a lo que tu proponías?

Es evidente que una manera diferente de entender la esfera pública y la política obliga a reformar todo y a cuestionarlo. Fui consciente desde el primer momento que estaba cuestionando la manera habitual de gobernar o gestionar. Me parece interesante reflexionar un poco sobre el enorme proceso de transformación de la humanidad conforme ha ido adquiriendo más transparencia. No sé si me voy demasiado lejos, pero quiero insistir en que hace más de 5000 años se dio el primer paso para la transparencia. Fue escribir las leyes en piedra. Han pasado 5000 años y han pasado muchísimas cosas que han permitido que el poder no sea absoluto, pero el poder siempre ha dejado un virus, un resquicio para mantenerse.

Para los que hemos informado de las luchas contra la austeridad en estos seis años es evidente que los partidos red generan nuevas dinámicas. A lo largo y ancho de Europa, se os pregunta a la izquierda española y a vuestra candidatura cómo se transforma un movimiento de masas en red en un movimiento político que aspira a tomar el poder. 

Es muy interesante esta reflexión. El gran número de personas que nos votaron no pueden encuadrarse en actitudes muy reivindicativas. Hubo actitudes estéticas que determinaron cambios de comportamiento. A veces no damos importancia a la estética, a la colaboración y sólo pensamos en la reivindicación. Cuando hablamos de cómo vamos a gestionar todos juntos, cómo hacer posible una democracia real es muy importante plantear todos estos conceptos e insisto mucho en el concepto de la identificación de la estética, de un estilo de vida. Que quienes depositan su voto entiendan que pueden tener réplica en las personas elegidas. Se busca una manera de transformar la realidad, que no es exclusivamente reivindicativa. Tiene que ver también con los deseos de felicidad, de dar espacio a las ilusiones y al desarrollo puramente sensible de las personas.

¿Cómo os comunicáis con la gran masa de ciudadanos? 

Me parece muy interesante mantener una actitud en la que quepa mucha diversidad. Para que la diversidad quepa es necesario que las instituciones tengan una actitud de acogida a la diversidad. Una actitud en la que se pueda aceptar cualquier tipo de elemento de colaboración: estético, reivindicativo o sólo contemplativo. Es importante que a uno le guste su ciudad y la gente que gestiona su ciudad. Gusta el sentirse identificado y ver que formas parte de una comunidad. Me parece muy apasionante el poder utilizar ahora sistemas de participación en el que la gente expresa lo que quiere. Hay intervenciones reivindicativas, pero otras nos preguntan cómo colaborar, como poner nuestras manos juntos. En el Ayuntamiento hay 10.000 personas voluntarias que hacen cosas con el Ayuntamiento porque quieren. Eso nos muestra el camino que queremos: que todos gestionemos y que se reivindique lo que cada uno necesita de forma más precisa, para su barrio. 

Ha habido en el ámbito de la tecnología mucho interés para proporcionar productos para 'smartcities', ya que puede generar beneficios para las multinacionales, pero también representa un reto importante para los que
quieren repartir el poder. ¿Qué estáis haciendo en el Ayuntamiento de Madrid?

Queremos ir con clarividencia. Tenemos que tener mucho cuidado con las soluciones tecnológicas que se nos ofrecen porque desde el conjunto de la gestión pública no podemos estar viendo qué nos ofrecen. Tenemos que pedir lo que queremos. Hubo un gran sometimiento y un fracaso con las grandes posibilidades de implantar tecnología. Creo que el camino no pasa por que los gestores aceptamos o rechazamos una tecnología. Los gestores públicos debemos exigir lo que necesitamos. Me sorprende que las soluciones que reciben los proyectos de las 'smartcity' tiene más que ver con utilización de datos sólo en algunos aspectos no esenciales para la administración del común. 

Cuando hablo con grandes empresas que aportan estos servicios me dicen que si ciertas ciudades no quieren estas tecnologías o piden cambios ellos no las cambian. ¿Tiene la gente la tecnología que necesita sin depender de las grandes empresas? 

El gran cambio es que las grandes mayorías tenemos que tener claro que queremos conseguir con las tecnologías. Lo tenemos que conseguir. Tuve una conversación con un dirigente de una gran empresa que me hablaba de una tecnología y yo le decía que no trabajaban en la constatación de los nuevos elementos de las ciudades ni de los vínculos asociativos. Los vínculos cambian las estructuras de las ciudades. ¿Por qué no nos interesan esos aspectos?

He cubierto lo que ha sucedido en Grecia, usted pertenece a la generación que acabó con la dictadura y ahora una generación más joven quiere una nueva democracia. ¿Puede el Estado español tolerar un vuelco completo?

Mi generación vivió un proceso transformación extraordinario. Es difícil trasmitir tantas vivencias en tan poco tiempo, casi como en un tuit, pero fue alucinante. A pesar de que se ha hablado mucho de esos procesos se sabe más de lo histórico que de lo intrínseco. Cuando hubo esa transformación de la terrible dictadura es que ya estaba infiltrada. La dictadura cayó porque había un proceso de infiltración interna. Ahora, estoy segura de que algo va a pasar y que algo vais a poder desarrollar las novísimas generaciones. Hay momentos de saltos generacionales y ahora en Europa hay una vuelta a mirar lo que hacían los abuelos. Cuando era una universitaria veía que los padres estaban subyugados, y veía más el modelo de las abuelas, aquellas republicanas valientes que habían transformado la manera de vivir. Pero esta generación de 20 y 30 años va a hacer una democracia diferente y nueva. Vais a transformar este país.

Quiero hacerle una pregunta urgente: la crisis de los refugiados está generando una reacción de la derecha radical, ¿qué podemos hacer desde las ciudades para ayudar y que han hecho en Madrid?

Nosotros hemos hecho una politica que ha permitido canalizar cuanto menos un poco el peso de la conciencia que cualquier persona cabal tiene cuando conoce las noticias sobre refugiados que transmiten medios. Cualquier persona cabal se estremece al ver que se trata como delincuentes a los que huyen de una guerra. El cartel de 'Welcome refugees' que hemos puesto en el Ayuntamiento ha significado que se vea que alguien está intentando movilizar, ayudar. Unos enviados del Papa Francisco nos decía que querían convocar un gran consistorio de alcaldes de Europa para evitar esta política de vergüenza hacia los refugiados. Nos estamos uniendo. Todos los refugiados que han pasado por Madrid, a través de la Estación Sur y dirigiéndose hacia Europa, han tenido aquí todo lo que necesitaban. Ha sido una gran satisfacción. He expresado, ayer mismo, a las personas del Vaticano, que pueden contar con muchos alcaldes de las ciudades. Podemos ayudar a presionar y a conseguir que ese escándalo desaparezca.

Una alianza entre el Papa y Carmena sería muy difícil de parar. Una pregunta egoísta. Nosotros hemos realizado nuestro pequeña revolución dentro del partido laboralista con Corbyn, pero está sufriendo ataques desde varios sectores e incluso un general del Ejército amenazó con un golpe militar. ¿Tiene algún consejo?

Me da vergüenza dar consejos. Pienso que yo no soy nadie para hacerlo. Soy una señora mayor y una política ocasional. Sí que puedo decir que es importante reflexionar que todos los cambios, hasta los más pequeños, siempre plantean alternativas de confrontación. Quien quiere cambiar tiene que saber que esa estructura de confrontación es inevitable, pero por eso tiene poco valor, porque es inevitable. Son guijarros en el camino. Si además, los ataques tienen la característica de ser desproporcionados están ligados al disparate y no hay que darle más importancia. Hay que dar importancia a repensar la izquierda. La la lucha por la desigualdad, la injustificada desigualdad, tiene que ser la trama que permita la incorporación de las izquierdas tradicionales a algo diferente. Tenemos que buscar la reivindicación de las grandes mayorías contra la desigualdad.

¿Qué te gustaría ver en Madrid en el corto plazo? ¿Qué quiere hacer? 

Madrid quiero que sea un entorno motivador en el que pueda desarrollarse al máximo las capacidad personales de todo el mundo. Quiero un Madrid verde, bello, sin contaminación. Nuestro grupo municipal tiene un objetivo ideológico: consolidar que el derecho a la vivienda digna tiene que formar parte del contenido duro de los derechos, exigible. Tenemos la gran obligación de reconstruir el patrimonio de viviendas sociales y desarrollarlo al máximo. Por una serie circunstancias, París o Londres tienen más patrimonio de vivienda social que nosotros. Tenemos que desarrollar el patrimonio y aportar esa consolidación de que se trate de un derecho exigible. Es una tarea enormemente atractiva. Es importante que quede como un hito de la lucha contra la desigualdad.

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