Público
Público

Asesinos múltiples y terroristas de Daesh, los diferentes perfiles de los autores de la oleada de matanzas

Dos masacres en un día, por la mañana en una iglesia de Normandía (Francia) y por la tarde en un centro comercial de Malmo (Suecia); en las dos últimas semanas ha habido un total de ocho crímenes que buscaban dañar al mayor número de personas. El criminólogo Vicente Garrido explica las diferencias entre los asesinos de masas y los actos y motivaciones de un terrorista.

El camión empleado en la masacre en Niza, en la mañana de este viernes. REUTERS/Eric Gaillard

PATRICIA LÓPEZ

@patricialopezl

MADRID.- Las dudas comenzaron con el atentado de Niza el pasado 14 de julio, día de la toma de la Bastilla en Francia. Mohammed Lahouaiej Bouhlel atropellaba con un camión a ciudadanos que celebraban los fuegos artificiales cerca de la playa y dejaba 84 muertos y otras decenas de heridos. El presidente de la República, François Hollande, inmediatamente atribuía los crímenes al terrorismo yihadista, aunque no fue hasta varios días después que Daesh lo reivindicó y que se encontraron las pruebas suficientes para acreditar su autoría.

El debate estaba en la calle: ¿Bouhlel era un terrorista o un loco? Finalmente, las autoridades francesas van acreditando que este camionero era un admirador de Bin Laden y que tenía relaciones con otros extremistas. Pero los expertos enmarcarían a este criminal dentro de la denominación “asesino múltiple en un solo acto”, también conocidos como “mass murderer (asesino en masa)”, y no todos ellos tienen porqué ser terroristas.

Garrido: “La mayoría de los asesinos múltiples están cuerdos, si bien presentan una personalidad con graves carencias emocionales y cognitivas, una interpretación de la vida fatalista y paranoica... todos actúan por venganza"

El criminólogo y profesor de la Universidad de Valencia, Vicente Garrido Genovés, explica que “el asesino múltiple mata en un solo acto o secuencia de acción a tres o más personas. Lo que le diferencia del asesino en serie es que éste mata en varias secuencias, es decir, pasa un tiempo más o menos largo entre un crimen y otro; el sujeto “se activa”, deja atrás la vida cotidiana y mata de nuevo. El múltiple empieza y termina la acción homicida en una continuidad temporal, aunque ello implique desplazarse a otro lugar y con ello, extender en el tiempo la acción”.

Además del atentado de Niza, en las últimas semanas Alemania también ha vivido la acción de un criminal de este tipo en Munich con un balance de nueve muertos. En Japón, otro hombre dejó este lunes un rastro de 19 discapacitados asesinados. Según Garrido, “todos estos crímenes realizados pueden ubicarse en tres categorías. Por una parte tenemos el terrorista/yihadista que ha sido adoctrinado y mata a tantos cuando puede mediante, generalmente, su propia inmolación. Una segunda categoría incluye al asesino múltiple “clásico”, quien generalmente busca reivindicarse de una situación de profundo fracaso personal mediante la venganza, “dando una lección” a la gente que él entiende que le ha humillado o a sustitutos de éstos. Por ejemplo, el asesino alemán de nueve personas mató en su mayoría a jóvenes ya que, al parecer, él había sufrido —según dijo— acoso en su época de estudiante. Otras veces busca a individuos concretos de su clase o colegio, aunque en ese proceso mate a otros muchos”.

Suicidio o cruzada

Habitualmente, los del tipo yihadista o los que buscan saciar un venganza producida por un trauma personal “termina la secuencia homicida con su suicidio, o bien provocando su muerte por la policía. La diferencia en si el asesino se suicida o se entrega radica en el grado de desesperación que vivencia el sujeto: el asesino de 19 discapacitados en Japón se entregó a la policía”.

“No dudo en que existe un efecto "llamada o imitación" en estas últimas semanas: la muerte es algo que se contagia rápido y sujetos que estaban sopesando si cometer el crimen ven un estímulo en otros que han decidido acabar con todo ya”, afirma Garrido.

En el caso de los terroristas, “aunque probablemente tienen carencias notables en su personalidad, presentan una patología menor que asesino múltiple clásico, ya que el primero resulta “acompañado” hasta el crimen con el apoyo más o menos explícito de una célula o comunidad que bendice su crimen en nombre de Ala, mientras que el segundo recorre el camino él solo, gestionando el odio y la explosión final en el rumiar de sus vivencias amargas que jalonan su vida”.

En Europa sólo se consideran actos terroristas a los provocados por el DAESH. Sin embargo, algunos de estos asesinos múltiples podrían ser considerados terroristas desde la perspectiva de “infundir el terror” y también porque sus actos podrían entrar dentro de la categoría de crímenes de odio.

Por ejemplo, hace cinco años Anders Behring Breivik mató a 77 miembros del Partido Laborista de Noruega motivado por su ideología neonazi. Y el pasado 12 de junio un homofobo asesinaba a 50 personas y dejaba 53 heridos en el ataque a tiros en un club gay de Florida. En estos casos, explica Vicente Garrido, “entran en juego, además, otras variables psicológicas que también ayudan a comprender el móvil. Brievik, por ejemplo, quería vivir para explicar posteriormente su acción y alardear de su “cruzada”.

Los autores del atentado de Boston dejaron un explosivo en la calle, luego ellos no sintieron la necesidad de querer inmolarse. Pero, como sabemos, otros muchos asesinos múltiples se suicidan o luchan hasta que son tiroteados por la policía: Columbine, Seung-hui Cho, quien mató a 32 personas en 2007 en la Universidad de Virginia, o Andreas Lubitz, el copiloto de Germanwings”.

La publicidad de DAESH

Hay una tercera categoría que parece estar imponiéndose en los últimos meses, “asesinos múltiples que poco antes de la acción homicida, ‘deciden’ que van a invocar la causa del ISIS para justificar la masacre: es el caso de Niza y de Orlando. Gente que, debido a sus problemas personales y psicología perturbada, habían decidido despedirse con “algo grande” y “descubren” que pueden hacerlo de un modo “justificado”, luchando por la gran causa del islam contra los infieles. Pero ellos son, por encima de todo, asesinos múltiples, tenían en su ánimo matar, y encuentran una razón que presentar al mundo y, al mismo tiempo, una ayuda a modo de coartada psicológica para matar”, explica Garrido, autor de varios libros sobre perfiles criminales y estudios sobre psicopatía.

Esto podría explicar el desconcierto de Niza y como Daesh puede aprovechar que estos atentados de asesinos múltiples sean reivindicados en su beneficio a pesar de no estar controlados por ellos. “No dudo en que existe un efecto "llamada o imitación" en estas últimas semanas: la muerte es algo que se contagia rápido y sujetos que estaban sopesando si cometer el crimen ven un estímulo en otros que han decidido acabar con todo ya”.

Los enfermos mentales

En todos los casos anteriores, los autores no pueden considerarse enfermos mentales. Pero en ocasiones, el asesino múltiple puede padecer una psicosis o esquizofrenia que le impulsa a cometer la matanza.

“La mayoría de los asesinos múltiples están cuerdos, si bien, como no podría ser de otro modo, presentan una personalidad con graves carencias emocionales y cognitivas, una interpretación de la vida fatalista y paranoica, depresión... Algunos tienen problemas en su historial con la policía y dificultades en su relación con la comunidad o con familiares y empleadores. Todos actúan por venganza; buscan restaurar un equilibrio en su autoestima malherida. Su acción homicida es una respuesta definitiva y trágica ante una vida que ya ha perdido todo el interés para ellos, y que constituye para ellos en realidad una carga muy onerosa. Es un modo de escapar a la realidad".

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias