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Un campamento de verano juvenil que habla sobre la Memoria Histórica

El campamen sobre memoria histórica de Villanueva de la Serena (Badajoz) es el único ofertado en España con estas características. 15 voluntarios de entre 18 y 30 años han podido vivir, en primera persona, el duelo de las víctimas a pie de fosa, recoger sus restos e incluso documentar la represión franquista con una lista inédita de 300 fusilados.

Uno de los cráneos encontrados en la excavaciones de Villanueva de la Serena.

MARÍA SERRANO

VILLANUEVA DE LA SERENA.- Villanueva de la Serena (Badajoz) ha acogido esta temporada de verano un nuevo campo de trabajo para la memoria dirigido a jóvenes de entre 18 y 30 años. La Junta de Extremadura, a través de su Instituto de la Juventud, ha puesto en marcha una nueva edición de un campamento diferente, uno que se atreve a luchar por la historia reciente de nuestro país. Ángel Olmedo, director del campo de trabajo, ha permitido que jóvenes procedentes de varios puntos de la comunidad extremeña, también de Andalucía, Madrid, Cantabria y Murcia puedan acercarse a un verdadero proceso de investigación histórica.

Buscar en un registro civil, ver el complejo listado de los asesinados por la represión franquista o el cráneo una víctima a pie de fosa. Casi 300 nombres encontrados por estos jóvenes en las listas tras muchas horas de archivo.

Cuatro cuerpos hallados en la fosa del cementerio

Olmedo señala a Público que “este campo quiere poner en práctica la capacidad de construir nuestra memoria más reciente”, aclara. Desde el año 2003, se oferta este campamento siendo el único de estas características con jóvenes en España.

Listado de presos encontrado en el archivo

El coordinador apunta que los participantes no solo han estado recogiendo testimonios sino que han trabajado en la exhumación de un perímetro de la fosa. “En el cementerio de la localidad estaba la zanja, junto a una de las tapias. Hemos abierto unos 50 metros cuadrados donde hemos hallado cuatro cuerpos en disposición anatómica, pero puede haber muchos más. Los testimonios orales recuerdan que hay muchos vecinos fusilados en los alrededores de Villanueva o en otros pueblos cercanos”. Entre la tierra removida, los jóvenes voluntarios han encontrado objetos personales. Botones, hebillas y un tipo de insignia de la guardia municipal de aquella etapa.

El perfil para la selección de jóvenes también ha sido variado. “Buscamos licenciados en historia, arqueología, medicina, documentalistas o con otras titulaciones e incluso sin ninguna formación específica para que de forma voluntaria puedan colaborar en la restitución con los familiares de una deuda moral pendiente”, aclara Olmedo.

Documento hallado en las excavaciones sobre las colectividad de campesinos.

Villanueva sufriría de un proceso atípico. Fue en el mismo período de guerra zona republicana y nacional. El historiador apunta que “estuvo tomada desde el primer momento del golpe por el teniente de la Guardia Civil, Gómez Cantos pero las milicias de la zona de la Serena lo obligaron a retroceder, siendo de nuevo del ejército republicano”. Hasta el verano del 38 no llegaría la fuerte represión franquista. “El duro enfrentamiento y la particularidad de su historia hace que hasta después de terminar la guerra se encarcelara a muchos vecinos en la prisión con durísimos Consejos de Guerra”, aclara Olmedo.

Entre los papeles encontrados, señala uno muy curioso, el de una colectividad de campesinos de la localidad, fechada en plena contienda, marzo de 1937. “Lo curioso es que se ha conservado debido a que Falange reutilizó el papel para escribir por la otra cara”. El grupo de jornaleros buscaba unir sus fuerzas para explotar una tierra en común. Una mula de cuatro años, un travesaño o un arado de dos caballerías, constan entre los bienes aportados por estos hombres y mujeres, cansados ya de ser señalados por el señorito de la zona.

Las víctimas “hablan” de su pasado

Guillerma relata su testimonio de los oscuros años de la represión en el pueblo.

Guillerma relata su testimonio de los oscuros años de la represión en el pueblo.

Guillerma ha sido una de las protagonistas más esenciales de este campo de trabajo, junto a José Luis. Ambos nonagenarios. Con 93 años, la mujer recordaba a los voluntarios como su madre no les dejaba pisar en el cementerio la vieja fosa donde crecía poco a poco la hierba. Tampoco olvida los bombardeos. “Una mujer ya sin cabeza anduvo varios pasos y eso fue durante años el espanto del pueblo”, recordaría. Va aún vestida de luto.

"Una mujer ya sin cabeza anduvo varios pasos", recuerda una testigo

Francisco Guisado es otro de los que podría tener a su padre asesinado dentro de esta fosa. Hijo de un maestro jabonero. Era un niño cuando comenzó la guerra. Gema es la voluntaria encargada de realizar la dura entrevista. “Nos contaba que su padre fue detenido en la jabonera y preso durante dos años en Cáceres. Al volver a Villanueva lo llevaron a la sierra y ahí se cree que fue fusilado”, relata la joven. “El padre era socialista y leía un periódico a diario pero no se acuerda del nombre. A pesar de sus ideas, según sus recuerdos, el padre no tenía actividad política de carácter activo (en el archivo se comprobó que su padre era miembro de la corporación durante la República). “Pudimos contarle nuevos datos que habíamos recabado y la participación política que había tenido. Le hizo muchísima ilusión” recuerda Gema.

Retrato de los participantes

Voluntarios trabajando en la fosa

Voluntarios trabajando en la fosa

15  voluntarios, llegados de varios puntos de la geografía española, entre ellos Gema y José Manuel, han participado en este campo. Con 22 años, Gema, procedente de Madrid, ya había participado en varios campos de trabajo, pero nunca en uno de memoria. “Al principio es muy difícil asumirlo pero luego te vas dando cuenta de lo importante que es tu participación porque los familiares te lo piden y son demasiado mayores para demorarse con esta historia”. Estudiante de Derecho y Ciencias Políticas, asume la importancia de participar en un proceso de duelo. “Te ves en la necesidad de hacer todo lo que puedas para ayudarles. Es la sensación de hacer un trabajo necesario, aunque en el archivo nos ponían cada vez más excusas”.

José Manuel vive en Alburquerque y tiene 25 años. Antes del campo ya estaba integrado en un colectivo memorialista. “No entiendo porque se creen que a los jóvenes no nos interesa hablar de las batallitas del abuelo cuando realmente es nuestra historia y debemos  conocerlo a fondo. Si a muchos nos hubieran hablado de esto antes, seguro que habríamos empezado a trabajar en el proceso de recuperación”.

La finalización del campo de trabajo ha producido un profundo calado en los participantes. Olmedo cuenta que había incluso lista de espera, sin haber podido atender a todas las solicitudes. “Cada año cambiamos de municipio pero allí el trabajo continúa por parte del ayuntamiento que ya se ha implicado o asociaciones de familiares”, abriendo los procesos de búsqueda que nunca se han cerrado.

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