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PSOE y Podemos La ruptura en Barcelona, otro fracaso de la difícil unión de los partidos de izquierda

En Andalucía, Podemos ya avisa de que no gobernará con el PSOE; y en Madrid tampoco hay gobierno conjunto por la negativa de ambos partidos.

Desde la crisis de Catalunya, parece más complicado que nunca acuerdos futuros entre el PSOE y Podemos / EUROPA PRESS

manuel sánchez

La decisión de las bases de Barcelona en Comú de romper el acuerdo con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona ha vuelto a poner de manifiesto la difícil unión de los partidos de izquierda para gobernar conjuntamente.

La ruptura ha sentado muy mal en las filas socialistas, desde donde se han lanzado todo tipo de acusaciones contra la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, por su supuesta complicidad con los independentistas, y en respuesta a las imputaciones vertidas por la primera edil contra el partido que lidera Pedro Sánchez, a quien reprocha estar caminando de la mano del Gobierno del PP. 

Pero a este último episodio se le unen también otros fracasos en el ámbito nacional, autonómico y local, que hacen más que complicado vislumbrar acuerdos futuros entre estos partidos.

Desde la crisis de Catalunya, han subido los enfrentamientos entre Podemos y PSOE

Así, fue rechazada tajantemente por el PSOE la propuesta de Unidos Podemos para presentar una moción de censura, mientras que la iniciativa de Pedro Sánchez de emprender una acción conjunta con la formación que lidera Pablo Iglesias para echar a Mariano Rajoy cuanto antes, está prácticamente paralizada desde la primera reunión de finales del verano.

Es más, desde la crisis de Catalunya, ha subido el nivel de hostigamiento entre ambas formaciones, que muchas veces dedican más tiempo a censurarse una a la otra, que al propio Gobierno del Partido Popular.

La ruptura de la izquierda en los casos autonómicos

A nivel autonómico las cosas no pintan mejor. En Andalucía, Podemos instó a Izquierda Unida a romper todos los acuerdos en los ayuntamientos con el PSOE y a comprometerse a no reeditarlos en 2019. Pero, además, en sus documentos internos propone que, si bien se evitará la formación de gobiernos de PP o Ciudadanos a todos los niveles, en ningún caso se entrará a formar gobierno con los socialistas.

En el caso andaluz, Podemos considera al PSOE "un partido irrecuperable para la izquierda mientras siga en manos de Susana Díaz", por lo que cualquier entendimiento entre ambas formaciones se antoja poco menos que imposible en las actuales circunstancias.

En la gran mayoría de  las comunidades autónomas el entendimiento entre Podemos y PSOE parece imposible

Pero en los otros gobiernos autonómicos la cosa tampoco pinta bien. En Extremadura, ya Podemos rompió sus acuerdos con el PSOE en 2106; en Balares la cohabitación está más que difícil con el apoyo ahora de los socialistas al artículo 155; y en los gobiernos de la Comunidad Valenciana, Asturias y Aragón no faltan desacuerdos un mes sí y otro también.

La excepción es Castilla-La Mancha, donde tras el órdago de presidente de la Junta, Emiliano García-Page, de convocar elecciones al no contar con el apoyo de Podemos a los Presupuestos, recondujo la situación y la formación morada aceptó entrar en el Ejecutivo con los socialistas.

También ese rechazo a gobernar juntos llega a muchos ayuntamientos y, en especial, al de Madrid. Los socialistas tienen una buena sintonía con el gobierno de Manuela Carmena, y han sacado adelante múltiples iniciativas. Sin embargo, ni Podemos está abierto a que el PSOE entre el Gobierno, ni los socialistas tampoco han condicionado su apoyo a esta posibilidad, que nunca han pedido. Con toda seguridad, tanto Carmena como la portavoz socialista en el Ayuntamiento madrileño, Purificación Causapié, no tendrían inconvenientes en compartir responsabilidades de gobierno si quisieran sus respectivas formaciones.

Con este panorama, y falta de año y medio para las próximas elecciones municipales y autonómicas, el deseado entendimiento de partidos de izquierda por lo que apuestan muchos ciudadanos en todos los sondeos, sigue pareciendo una quimera que, además, hace aún más inalcanzable que alguna de estas fuerzas llegue a La Moncloa tras unos comicios generales.

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