Iraitz Lazkano, alcalde de Elgeta, se niega a bajar los brazos. Cree que algún día, quizás más pronto que tarde, su pueblo hará historia. El objetivo acaba de estar muy cerca, casi tanto que parecía real: por primera vez, un juzgado admitía la denuncia contra los crímenes del franquismo formuladas por un ayuntamiento. Elgeta, el pueblo gipuzkoano de mil habitantes del que Lazkano es alcalde, ha estado detrás de esta proeza. Sin embargo, un repentino cambio de juez fue suficiente para recordarle al edil, a las víctimas y al resto de la sociedad que en España sigue en pie el muro de la impunidad.

Pocas horas después de que se conociera la decisión del juez Hugo Calzón Mahía de echar por tierra cualquier esperanza para las víctimas del franquismo, Lazkano, alcalde por EH Bildu, habló con Público. De su boca no saldrá la palabra derrota.
Vayamos al principio.

¿Qué le llevó al ayuntamiento de Elgeta a presentar la querella contralos crímenes del franquismo?

En primer lugar, hay que tener en cuenta que aquí llevamos muchos años trabajando en torno a la memoria histórica. Elgeta fue un enclave estratégico durante la Guerra Civil, y también un ícono de la estrategia vasca y republicana, por lo que la venganza fue cruel y brutal. Partiendo de esa base, hemos ido avanzando. No nos parecía suficiente contar y divulgar lo que había ocurrido aquí –tenemos un museo sobre memoria histórica-, sino que también vimos la necesidad de pedir justicia por todos esos crímenes. Primero nos interesamos por la querella
presentada en Buenos Aires contra los crímenes del franquismo, y así fue que en julio de 2016 decidimos personarnos como ayuntamiento en la querella argentina, además de formular otra denuncia a nivel local. Entonces abrimos un despacho para atender a las víctimas, recogimos testimonios, y con todo eso preparamos un documento pericial que nos permitió presentarnos tanto en Argentina como en el juzgado de Bergara.

En ese contexto, hace casi un mes llegó la noticia de que el juzgado de Bergara había aceptado investigar vuestra denuncia. ¿Qué sintieron entonces?

En ese momento sentimos esperanza, y hoy seguimos esperanzados. Lo que conseguimos fue muy importante: hemos logrado demostrar que la judicatura española no es un bloque monolítico y que hay jueces que creen que hay resquicios para juzgar los crímenes del franquismo como delitos de genocidio.

Sin embargo, un nuevo juez ha decidido archivar el caso.

Eso ha sido un verdadero jarro de agua fría. Fíjese que ni siquiera han dejado declarar a los testigos, aunque después lo archivasen. Ya hemos planteado un recurso ante esa decisión, y veremos qué ocurre. Tenemos intención de agotar la vía judicial y hacer todo lo que esté a nuestro alcance para conseguir justicia. En cualquier caso, lo que resulta curioso y extraño es que haya tenido que producirse un cambio de juez para que se archivara esta causa.

¿Cree que ha habido algún tipo de intencionalidad?

Algún tipo de intención sí que puede existir. Nos llama poderosamente la atención que el cambio de juez –y también el cambio de parecer sobre este tema- haya sido tan urgente. Vemos que ha habido algún tipo de interés.

En su auto, el juez Hugo Calzón Mahía se basa en la Ley de Amnistía para decir que nada de esto puede ser juzgado. ¿Qué le parece?

Eso es algo que valoramos con resignación. Hay que tener en cuenta que estamos hablando de genocidio, y se trata de un delito que no prescribe. En cualquier caso, creemos que algún día se romperá esa mal llamada Ley de Amnistía, que en realidad fue de punto final.

¿Desde el ayuntamiento han podido hablar con los familiares de víctimas del franquismo que inicialmente iban a declarar el día 17?

Efectivamente, nuestra prioridad ha sido hablar con ellos. Esta noticia se ha filtrado un poco antes de lo que deseábamos, porque queríamos hablar primero con las familias, pero ya lo hemos hecho.

¿Cómo han recibido la noticia?

Con resignación. Sabíamos que no iba a ser un camino de rosas y que esto podía ocurrir, aunque quizás nosotros estábamos más esperanzados que las propias víctimas, que llevan muchos años sufriendo y en cierta medida se han acostumbrado a la injusticia. Eso es lo triste de todo este asunto.