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Malestar de los 'susanistas' con Sánchez por su acto en Granada para vender su agenda social

Los socialistas andaluces censuran que el secretario general visite la región con una agenda propia “que ignora las políticas de la Junta que son referentes de cómo gobierna el PSOE a diferencia de la derecha”

Susana Díaz y Pedro Sánchez, en una foto de archivo. EFE

DANIEL CELA

Pedro Sánchez ha elegido Andalucía para iniciar este jueves una ruta por todo el país para acercar su nuevo PSOE a la militancia. Para salir del anonimato de los últimos meses que tanto le han criticado y volver a primera línea de la política, el líder socialista ha optado por un formato similar al que empleó en su largo camino a las primarias: el contacto directo con las bases. Lo hará organizando asambleas abiertas con los ciudadanos -no sólo con carné del PSOE- que podrán debatir con él e intercambiar opiniones. El objetivo de Sánchez es presentar en sociedad su nuevo concepto del PSOE, con una agenda más social y más de izquierdas.

El problema es que para este primer viaje se ha saltado el peaje de la calle San Vicente, sede del partido en Andalucía, ni tampoco ha entablado diálogo con el Palacio de San Telmo, sede del Ejecutivo de Susana Díaz, que hoy por hoy es la institución de más peso que dirigen los socialistas en España, por lo que debiera ser referente de cómo gobiernan los socialistas y de cuál es su agenda política y las prioridades que les distinguen del PP. Pero Sánchez no ha contado con Susana Díaz para nada, algo que no ha sentado bien en la federación más numerosa del PSOE.

La falta de comunicación entre Ferraz y San Vicente se evidencia, por ejemplo, en el hecho de que el Gobierno andaluz desconocía la propuesta que el secretario general del PSOE ha hecho esta semana sobre los impuestos a los bancos y sobre las transacciones financieras, una recaudación con la que buscaría alimentar el ya menguado sistema público de pensiones. La consejera andaluza de Hacienda, María Jesús Montero, ha reconocido este jueves que se enteró de la propuesta por la prensa y que “desconoce” la concreción de la misa.

De haberlo sabido, Montero podría haber ilustrado a Sánchez con la experiencia andaluza, que ya intentó gravar los depósitos bancarios con una ley similar en 2010. Dos años después, el Ministerio de Hacienda creó el mismo tributo para evitar que la iniciativa andaluza se extendiera por otras comunidades, y tuvo que compensar a las regiones que ya lo tenían implantado desde antes -Andalucía, Canarias y Extremadura- cediéndole el dinero que habrían ingresado a través de este impuesto (169,5 millones en 2015).

El Ejecutivo andaluz fue pionero al plantear una tasa a los bancos en uno de los peores años de la crisis, cuando todavía no se sabía que el rescate financiero -la lluvia de millones que el Estado inyectó en las entidades bancarias para salvar el sistema- nunca sería devuelto. Todo ese argumentario “de izquierdas” que envuelve la medida presentada esta semana por Sánchez ya estaba en boca de los socialistas andaluces hace ocho años, por eso el gabinete de Susana Díaz lamenta que la nueva dirección del PSOE diseñe su agenda social “de espaldas a lo que se ha hecho y se está haciendo aquí”.

Ferraz no ha informado a la ejecutiva del PSOE andaluz del objetivo de Pedro Sánchez y sus asambleas abiertas en Andalucía -la primera de hoy en Granada, la provincia menos susanista de todas-. La ejecutiva regional sí recibió una carta a última hora donde se anunciaba la visita del líder socialista, pero de los detalles se han enterado por la prensa. Al ser preguntado al respecto, el secretario de Organización del PSOE-A, Juan Cornejo, se ha visto obligado a recurrir una vez más a la fórmula más recurrente cuando no hay respuestas a preguntas concretas: “Estamos a disposición de lo que nos pidan los compañeros”, la misma fórmula que usaron cuando se les preguntó si Susana Díaz participaría en la campaña del PSC de las elecciones catalanas.

Lo de Cataluña fue en territorio hostil, la comunidad donde Susana Díaz logró menos votos y menos avales de toda España en las primarias contra Pedro Sánchez. Pero este nuevo encontronazo ha sido en casa: en Andalucía la presidenta barrió de largo al madrileño, aunque su resultado aquí no fue nada desdeñable. Sin los votos de los socialistas andaluces, Sánchez no habría logrado una victoria tan abrumadora en la batalla orgánica. Desde que recuperó el timón del partido, el secretario general del PSOE no ha hecho esfuerzos por recuperar la normalidad con su rival en las primarias, que sigue siendo la líder territorial de más peso en el partido. El madrileño ha propiciado el acercamiento con otros barones tan críticos como Díaz, como el extremeño Guillermo Fernández Vara, el aragonés Javier Lambán o el valenciano Ximo Puig. Pero a Díaz no parece haberla perdonado. Tampoco ella a él.

La presidenta de la Junta se parapetó en su fuero andaluz, se hizo fuerte en el congreso regional del PSOE que revalidó su mandato y se volcó en su labor institucional al frente de la Junta. Tras su derrota, ha demostrado o aparentado cierto desdén hacia las intrigas orgánicas, “los feos y los desplantes” de Sánchez y de su guardia de corps en Ferraz, donde ahora militan veteranos antisusanistas andaluces.

Sin embargo, organizar los encuentros del líder del PSOE con sus vecinos andaluces de espaldas a la dirección regional del partido sí le ha sentado mal, porque fomenta la idea de que hay dos PSOE en vez de uno, un relato “falso”, dicen, en el que el PSOE de Sánchez sería de vocación más izquierdista y más social, y el de Díaz más conservador y menos moderno. Desde ciertos sectores dentro del partido se ha potenciado esta imagen, señalando la alianza cómoda del PSOE andaluz con Ciudadanos, con el que han pactado tres presupuestos autonómicos consecutivos; o la firmeza con la que la presidenta brindó su apoyo a Rajoy con la aplicación del artículo 155 de la Constitución frente al desafío soberanista catalán (antes incluso de que se pronunciase Sánchez).

Fuentes del Ejecutivo andaluz y del partido admiten no entender que esta estrategia de acercamiento del líder socialista a la ciudadanía no lleve consigo el repertorio de políticas sociales que está aplicando la Junta, y que Susana Díaz defiende como el espejo convexo en el que se mira “avergonzada” la derecha de todo el país. “Aquí gobernamos de otra manera, gestionamos la crisis de otra manera, demostrando que no es obligatorio laminar las políticas sociales ni el Estado de Bienestar para cumplir con el objetivo de déficit”, aseguran. Desde la dirección central del PSOE matizan que Sánchez sí hará referencia a algunas de las “políticas ejemplares” del Gobierno andaluz, y niegan que el líder socialista no haya “reconocido y alabado las medidas más progresistas” del gabinete de Susana Díaz.

La presidenta andaluza no ha sido invitada por Ferraz al acto de este jueves en Granada, aunque Sánchez tiene previsto repetir una asamblea abierta en Sevilla, y ahí será inevitable el reencuentro. “La presidenta de la Junta estará junto a él cuando tenga que estar y cuando no, no estará”, avisa Cornejo. El líder socialista tiene previsto abordar el futuro del sistema púbico de pensiones y hacer mención a su propuesta de la tasa bancaria para garantizar la sostenibilidad de las mismas. Sánchez será presentado por el nuevo secretario provincial del PSOE en Granada, José Entrena, candidato susanista que venció en las primarias al aspirante más afín al madrileño (José María Rueda); y por el alcalde de la capital, Francisco Cuenca.

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