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De jefes de la Casa del Rey a consejeros de empresas: los diplomáticos que arremeten contra el 'número dos' de Sumar

Diplomáticos de la vieja guardia firman una carta contra el embajador Agustín Santos por sus ideas progresistas, pese a haber mostrado su posicionamiento político conservador en repetidas ocasiones

Yolanda Díaz  y Agustín Santos
Yolanda Díaz, líder de Sumar y Agustín Santos, segundo por Madrid. Gustavo Valiente / Europa Press

La inclusión de Agustín Santos Maraver, embajador de España ante la ONU, en las listas de Sumar para las elecciones generales del 23 de julio no ha estado exenta de reacciones. La última es una carta, en forma de tribuna, que ha sido publicada esta semana por El Mundo y firmada por 68 diplomáticos jubilados, quienes arremeten contra quien fuera su compañero en el cuerpo diplomático y ahora 'número dos' de la formación de Yolanda Díaz.

Bajo el título Embajador de día, tramposo de noche, los firmantes, la mayoría exembajadores, acusan a Santos Maraver de haber mantenido un doble perfil durante sus años en la carrera diplomática, por escribir artículos en la revista Sin Permiso, bajo el pseudónimo de Gustavo Buster. En esos escritos, era crítico con la monarquía española y exponía sus ideales progresistas.

Según los firmantes de la tribuna, las opiniones de Santos Maraver son contrarias a la esencia de representar al Estado español. Este hecho, que algunos exintegrantes del cuerpo diplomático presentan como un escándalo, lleva a plantear algunas preguntas. ¿Está separada la diplomacia de la política? ¿Existe una diplomacia despolitizada? 

En declaraciones a Público, el exministro de Asuntos Exteriores durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, Miguel Ángel Moratinos, defiende a Santos Maraver, quien precisamente fue su jefe de Gabinete durante su etapa al frente de la Diplomacia española. Le califica de "honesto e inteligente".

Moratinos: "no hay que entrar en una guerra de guerrillas"

Moratinos indica que no quiere participar de esta polémica, "no hay que entrar en una guerra de guerrillas", en alusión al ataque que ha recibido Santos y aclara que ninguno de los embajadores que trabajaron con él "han firmado la carta", pese a que entre ellos había diplomáticos conservadores y de centro-derecha. Todos le respetan.

Diplomacia y 'statu quo'

Las personas que suscriben la carta, 66 hombres y solo dos mujeres, son una fotografía de la 'vieja guardia' diplomática de España, mientras que el texto es un conjunto de apellidos compuestos, cargos y vinculaciones que muchos de ellos han tenido más allá de su carrera diplomática.

Por ejemplo, entre los firmantes hay dos exjefes de la Casa del Rey, Fernando Almansa y Moreno-Barreda y Rafael Spottorno Díaz-Caro. Ambos en tiempos en los que Juan Carlos I era el monarca. El primero ocupó este cargo entre 1993 y 2002, después de haber pasado por las embajadas de Bruselas y México.

Durante su labor en la Casa del Rey, Almansa llegó a mediar entre el ahora emérito y la infanta Cristina a raíz del caso Nóos, cuando la monarquía empezaba a mostrar fisuras. A día de hoy, según los medios, mantiene una relación personal con el antiguo rey que ahora vive en Emiratos Árabes tras salir a la luz múltiples escándalos. 

Spottorno terminó condenado por el uso de 'tarjetas black'

Por su parte, Rafael Spottorno Díaz-Caro, quien fuera director de Asuntos Políticos de Europa Oriental a finales de los años setenta, ocupó el cargo de director de la Fundación Caja Madrid antes de llegar a la Casa del Rey, en 2011. En 2014, en medio del escándalo de esta entidad financiera, trascendió que el diplomático había hecho uso de las famosas 'tarjetas black', lo que precipitó su dimisión como hombre de confianza del monarca y en 2018 fue condenado a dos años de prisión por esos hechos.

Respecto al posicionamiento político de los integrantes del cuerpo diplomático, cabe recordar que algunos de los firmantes han apoyado públicamente proyectos políticos, como es el caso de Ignacio Camuñas con Vox.

Pico de Coaña se negó a cerrar la Basílica del Valle de los Caídos

Los posicionamientos políticos de otros diplomáticos no han tomado necesariamente forma de afiliación partidista. En el caso de Yago Pico de Coaña, embajador en Colombia a finales de los noventa y conocido por su papel en el proceso de paz entre el Gobierno de ese país y las FARC, en las conocidas negociaciones del Cagüán, fue destituido de Patrimonio Nacional tras un enfrentamiento con la entonces vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, por negarse a cerrar la Basílica del Valle de los Caídos.

Otros jubilados que firman la carta contra el ahora candidato de Sumar han saltado de la diplomacia a la política y de la política al mundo empresarial. Es el caso de Javier Rupérez, quien ha puesto su experiencia al servicio de los intereses del Ibex-35. Rupérez, que fue embajador en Estados Unidos entre 2000 y 2004, diputado y senador con Partido Demócrata Popular primero y el PP después, ha ocupado un asiento en el consejo de administración de Abengoa Energy.

También Almansa, ya citado y exjefe de la Casa del Rey, estuvo en el consejo de administración de Telefónica hasta 2016. El diplomático compartió despacho con otros altos cargos del PSOE y del PP.

Por su parte, Jorge Dezcallar, exembajador y exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), muy crítico con el cambio de posición del PSOE respecto al Sáhara, fue consejero de Repsol entre 2004 y 2008.

Prudencia diplomática

El perfil conservador de quienes conforman el cuerpo diplomático español, especialmente en las primeras hornadas de la democracia, es una sospecha que pende constantemente sobre sus miembros.

Ministerio de Exteriores: "son jubilados y lo hacen a título personal"

Fuentes diplomáticas que piden guardar el anonimato explican a este medio que la mayoría de los funcionarios del cuerpo diplomático van a evitar pronunciarse sobre la carta publicada en El Mundo por dos razones: la primera, por compañerismo y respeto, aunque no estén de acuerdo con el contenido de la misiva. En segundo lugar, agregan las fuentes, para evitar "una guerra de trincheras" ideológicas, iniciada por los firmantes de la carta.

Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores también son cautos. En declaraciones a Público afirman: "No vamos a pronunciarnos, no vamos a participar en una polémica teniendo en cuenta que la carta está firmada por embajadores jubilados y lo hacen a título personal".

El perfil predominantemente conservador de los diplomáticos españoles podría sostenerse en la correlación renta-formación necesaria para acceder al cuerpo, según explican las fuentes consultadas por Público. Todas coinciden en que la carrera es larga y exigente, precisa de recursos económicos y plena dedicación. Y, aunque cada vez en menor medida, son relevantes los vínculos familiares y, a veces, los contactos políticos.

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