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El PP critica a Vox por negar la violencia machista pero mantiene los pactos

El 'número dos' de Vox en València niega la violencia de género un día después del acuerdo de gobierno. El PP, que no puede argumentar que este negacionismo le pille por sorpresa, se lo afea mientras plantea suprimir Igualdad.

Carlos Mazón y Carlos Flores
Negociación enter PP y Vox en el País Valencià con Carlos Mazón y Carlos Flores en el centro de la mesa. Rober Solsona / EUROPA PRESS

Apenas un día después de cerrar su acuerdo de gobierno con la ultraderecha en el País Valencià, la violencia machista ya se ha convertido en el gran quebradero de cabeza para el PP. El asunto le va a perseguir durante toda la campaña electoral del 23J.

El número dos de la lista de Vox a Les Corts por València, José María Llanos, afirmó este viernes en TVE: "La violencia de género no existe, la violencia machista no existe". Palabras que encendieron la mecha de la polémica y han situado al PP en una posición muy incómoda –si es que no lo estaba ya–, obligando al propio Alberto Núñez Feijóo a salir al paso para minimizar los daños y replicar con contundencia que sí, que "la violencia de género existe". Es el mismo Feijóo que hace unos días prometía suprimir el Ministerio de Igualdad.

Tan incendiarias fueron las palabras del diputado valenciano de Vox que hasta Carlos Mazón, líder del PP valenciano y próximo presidente de la Generalitat valenciana gracias a su pacto con la ultraderecha, también ha tenido que salir a apagar el fuego con otra declaración contundente en Twitter: "La violencia machista sí que existe, la violencia de género sí que existe. No solamente no voy a permitir dar ni un paso atrás, sino que además vamos a reforzar todas las medidas de protección de la mujer en cualquier forma de violencia".

La rápida y contundente condena del PP a las palabras de Llanos no tapa sin embargo la realidad: apenas 24 horas antes el PP y Vox cerraron un acuerdo programático en el País Valencià que entre otros puntos polémicos borra la violencia machista y la rebaja a "violencia intrafamiliar". Es más, el peso negociador por parte de Vox recayó en su líder en el País Valencià, Carlos Flores, condenado en 2002 por violencia machista.

Tras el ruido generado, Llanos ha matizado a medias sus palabras: ha dicho que condena la violencia machista pero ha seguido negando la existencia de la violencia de género. "En Vox no creemos que las personas tengan género, tienen sexo. Las víctimas son víctimas y los delincuentes son delincuentes, sean hombres, mujeres, dependientes, ancianos o niños".

Un discurso cultural e ideológico al que difícilmente la ultraderecha va a renunciar por mucho que Feijóo repita una y otra vez –como ha hecho este viernes– que "la violencia de género es una lacra" y que él no va a dar un paso atrás. O que Borja Sémper diga en Twitter: "Cero bromas con lo serio. Ni un paso atrás, cueste lo que cueste". O que Cuca Gamarra sostenga que "la violencia de género existe" y que "con esta lacra ni se juega ni se negocia"

En ese sentido, las cartas están sobre la mesa: Vox siempre ha negado la violencia de género y el PP no puede argumentar que este discurso negacionista le pille por sorpresa. Lo ocurrido en el País Valencià es muy sintomático, pero lamentablemente ya ha sucedido en otros lugares donde el PP necesita a Vox para gobernar.

Eso se lo ha recordado Yolanda Dí​az –también a través de Twitter– a Feijóo: "Señor Feijóo, pactar con quienes niegan la violencia de género y los derechos de las mujeres es un enorme paso atrás". 

Polémica previsible

Ahí está por ejemplo el caso de Castilla y León, donde ocurrió algo parecido en marzo de 2022: entonces el líder de Vox en Castilla y León y posteriormente vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, anunció un acuerdo con el PP de Alfonso Fernández Mañueco para eliminar en Castilla y León el reconocimiento de la violencia machista. Desde entonces la agenda política de la Junta de Castilla y León ha relegado las políticas de igualdad a un segundo plano.

La polémica, por lo tanto, era previsible. Pese a que el PP habló a lo largo de toda esta semana de "líneas rojas" y vendió como un éxito que Carlos Flores renuncie a entrar como vicepresidente en la Generalitat valenciana tras tomar la vía de escape del Congreso, el discurso de Feijóo y los suyos suena hueco: sabían lo que había y lo que iba a suceder; quizás no esperaban que la polémica estallara tan pronto.

Vox no va a renunciar a su caballo de batalla ideológico por mucho que el PP se dé golpes en el pecho reivindicando la lucha contra la violencia machista. Lo ocurrido en el País Valencià y en Castilla y León ocurrirá también otras comunidades autónomas donde el PP necesita a Vox para gobernar. Ahí están Aragón, Illes Balears, Extremadura o Murcia y ahí están las decenas de Ayuntamientos, incluido cinco capitales de provincia en las que el PP gobernará gracias a un pacto con la ultraderecha desde este mismo sábado. Y ahí, al fondo, está el resto del Estado y la promesa de Feijóo de suprimir el Ministerio de Igualdad si llega a La Moncloa.

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