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Conferencia Debates, seminarios y conferencias ¿Dónde están las mujeres?

La negativa algunos hombres a participar en eventos si no hay mujeres sentadas a la mesa y las denuncias públicas de los que no las incluyen, está comenzando a cambiar poco a poco esta discriminación.

All male panel

No se trata de una ilusión óptica. La fotografía que abre este artículo anuncia la "Global Summit of Women" (Cumbre Mundial de Mujeres) y si, los seis conferenciantes que aparecen en esa instantánea son hombres, blancos, de mediana edad con traje y corbata. Pocos recuerdan los resultados de aquella cumbre que tuvo lugar en París, pero la imagen dio entonces la vuelta al mundo como una denuncia. La autora del tuit original ya anunciaba: "una imagen vale más que mil palabras, dicen".

Hace aproximadamente un año, la tecnológica PayPal organizó un debate titulado "Igualdad de género e inclusión en el lugar de trabajo" (Gender equiality and inclusion in the Workplace), en el que los cinco panelistas eran hombres. Esta vez no todos blancos, para variar, pero las mujeres brillaban por su ausencia.

No son casos extraordinarios pero sí llamativos, precisamente porque lo que se debatía era la inclusión y los derechos de las mujeres. Pero las conferencias, foros de debate o seminarios en los que sólo participan hombres o en los que la mujeres están infra-representadas suceden cada día a lo largo y ancho del planeta.

“Es un caso típico de micromachismo, no porque sea pequeño, sino por que es constante y cotidiano y muchas veces imperceptible”, afirma Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas. “Se piensa que las mujeres no tenemos la experiencia ni los conocimientos suficientes para debatir con altura y se asocia el prestigio y las voces autorizadas con los hombres”, añade.

"Es muy frecuente que en una conferencia de varias personas, la mujer sea la moderadora o la encargada de tomar notas. O las dos cosas, pero no la experta"

Besteiro afirma que el problema no es sólo si están o no, sino qué papel se les otorga, puesto que es muy frecuente que en una conferencia de varias personas, la mujer sea la moderadora o la encargada de tomar notas. O las dos cosas, pero no la experta.

Para Besteiro no sólo es importante que las mujeres participen en calidad de expertas, sino también acabar con machismos que se dan con mucha frecuencia, “como que el moderador pregunta menos a la mujer, que otros expertos hombres responden por ella o que se la interrumpe de forma constante". Es decir, se aplica eso que ahora se llama ‘manterrupting’ y ‘manspaining’.

“Vivimos en una cultura en la que se representa mucho más a los hombres y que nos entrena para no ver a las mujeres. Se nos transmite la idea de que las mujeres son todas iguales y esto hace que se invite a los hombres a los congresos porque necesitan representar distintas ideas política, distintos colectivos, personalidades, generaciones… En cambio parece que invitando a una mujer, ésta las representa a todas. Estos son unos principios de la cultura patriarcal profundamente anclados en nuestro inconsciente. Siempre parece que los hombres son más interesantes porque se los considera más inteligentes”, explica Laura Freixas, escritora y presidenta de honor de la Asociación Clásicas y Modernas.

La inexistencia de las mujeres, tal como apunta Freixas, comienza desde la educación. “Es inaceptable que las mujeres no estén en las clases de historia ni en los libros de texto, pero lo más llamativo y sorprendente es que tampoco nos hacemos la pregunta de por qué no están”.

Con respecto a la ‘escasez’ de mujeres en las conferencias, Freixas afirma que hay otra pregunta importante que debemos hacernos: las mujeres que están, ¿han sido elegidas con los mismos criterios que lo han sido los hombres o lo han sido para decorar?. “Es habitual que en un jurado literario haya señores con mucha trayectoria y poco atractivo sexual y en cambio las mujeres suelen ser más jóvenes, más monas pero con menos trayectoria. Hay una resistencia enorme a la presencia y representación de la mujer sabia o poderosa, de la mujer maestra. No podemos medir la presencia de la mujer en términos cuantitativos, sino cualitativos". 

Una pregunta fundamental: "las mujeres que están ¿han sido elegidas con los mismos criterios que los hombres o lo han sido para decorar?"

Para el teólogo Juan José Tamayo, la ausencia de las mujeres revela un desprecio hacia lo que tiene que ver con el mundo del conocimiento y una invisibilización del entorno cultural de las mujeres.

“Con estos comportamientos se refuerza el patriarcado que está basado en la masculinidad. La ausencia de las mujeres en cualquier espacio público y el protagonismo exclusivo de los hombres es intolerable, niega la capacidad intelectual de las mujeres y su fuerza argumental y empobrece a la sociedad”. “Lo que pone de manifiesto este ocultamiento es la consideración del varón como el modelo y el referente del saber, como el modelo moral y como referente de la presencia en el espacio público”.

Felicidades, tienes un panel sólo de hombres

Hasta aquí hemos llegado. Eso es lo que están diciendo recientemente personas y organizaciones de distintas partes del mundo. En los últimos dos años han proliferado tumbles, hashtags y webs en las que día a día se denuncian los paneles compuestos sólo por hombres ("all male panel" en inglés) o con escasa presencia de mujeres y que sacan los colores a los organizadores.

Este es el caso de Owen Barder, economista y director del Centro Europeo para el Desarrollo Global, que cansado de que lo invitaran a participar en conferencias en las que sólo participaban varones, en 2013 comenzó a advertir a los organizadores de que no participaría en aquellos que no incluyeran mujeres. Dos años más tarde hizo pública una declaración en su página web en la que invitaba a personas e instituciones a comprometerse a que "en una conferencia pública, no participaré en un panel de dos o más personas a menos que haya, como mínimo, una mujer, y que esta no sea la moderadora".  Hoy su petición tiene más de 1.100 firmantes, que hacen público su nombre y cargo. 

"En mi opinión, cada uno tiene que hacer lo que esté en su mano para acabar con este hábito. En mi caso, creo que es fundamental facilitar nombres alternativos de expertas y no simplemente negarme a participar. Eso es lo que hago. A medida de que la lista se ha hecho más conocida, los organizadores piensan más en este tema y cuando me llaman a participar, siempre tienen ya mujeres para el debate", afirma Barder a Público.

Una iniciativa similar y hacia la misma fecha puso en marcha la Asociación Clásicas y Modernas para la igualdad de género en la cultura. En 2015 hizo público un manifiesto titulado "No sin mujeres" y creo un hashtag con el mismo lema. A día de hoy un total de 1.334 personas han firmado el manifiesto, la mayoría mujeres (346 hombres, 920 mujeres y 55 colectivos). Sin embargo, la lista de participantes no es pública debido a las reticencias de algunos firmantes a señalarse. Entre los hombres que han firmado figuran nombres como el del Teólogo Juan José Tamayo, el director y guionista Montxo Armendariz, el escritor Edurardo Mendicuti o el escritor Carlos de la Fé.

Cansada de recopilar y publicar fotos de eventos en los que no estaban incluidas las mujeres, Saara Särmä, una investigadora de Relaciones Internacionales de la Universidad de Tampere en Finlandia, decidió hacerlas públicas en un Tumbler y distribuir las fotos utilizando un sello particular en cada una de ellas. Se trata de la imagen de David Hasselhoff (actor conocido por 'El coche fantástico') con el dedo pulgar hacia arriba. Según Särmä reconoce, se trata de una broma: utilizar la imagen de un icono de la masculinidad de los años 80 para denunciar la falta de mujeres. El tumbler lleva por título: ¡Felicidades, tienes un panel de sólo hombres! (Congrats, you have an all male panel!). 

Imagen de All male panel

Imagen de All male panel

Europa no se libra de las denuncias. Hartas de asistir a innumerables debates protagonizados por hombres, Laurel Hennig y Marika Andersen, dos expertas en temas de energía, decidieron pasar a la acción y denunciarlos públicamente.

Para ello lanzaron EU Panel Watch, que se dedica a monitorizar los debates y conferencias que se realizan en Bruselas y a denunciarlos también con el hashtag @EUPanelWatch. Según los datos recopilados por esta iniciativa en los 299 debates realizados por entidades privadas y públicas en junio de 2016, sólo participaron 506 mujeres frente a 1001 hombres. De ellos, el 47% estaban formados mayoritariamente por hombres, el 21% sólo por hombres y sólo el 11% tuvieron igual número de hombres y mujeres.

Denunciar, la medida más eficaz

Todas la personas consultadas por Público, afirman que la denuncia pública señalando los eventos en los que no hay mujeres o tienen una pobre representación, sumado a la voluntad de los hombres a no formar parte de un debate en la que las mujeres no participen como expertas, son las medidas más eficaces y contundentes.

Juan José Tamayo afirma que, al menos en dos ocasiones, excusó su participación en paneles con una representación no paritaria. También afirma que lo más importante es resaltar el tema a los organizadores y ofrecer alternativas de mujeres preparadas que pueden ser tenidas en cuenta para ocupar una silla en el evento.

De la misma opinión es Miguel Lorente, ex-delegado del Gobierno para la violencia de género, que considera que por convencimiento o por temor a las críticas los debates donde sólo participan hombres se están reduciendo. Además añade que en ámbitos como los tribunales de tesis, la ley de igualdad obliga a conformar paneles paritarios de expertos.

"Hay iniciativas con listas de expertas en muchos ámbitos para que se puedan recurrir a ellas. Estas medidas de carácter proactivas y las críticas de carácter más reactivo, al final lo que facilitan es a romper con los estereotipos que son mucho más efectivos que el hecho de imponer u obligar. Es importante tomar conciencia de que la presencia de mujeres no es una condición, sino una acción para mejorar lo que a partir de ese momento se genera. Es una forma de que los hombres entendamos que no es un tema de hombre o mujer, sino de justicia. No podemos trabajar con grandes profesionales y que el día de la conferencia mundial no estén presentes en la mesa". 

Laura Freixas afirma que acabar los debates en los que sólo participan hombres, pasa también por que los hombres cedan espacio y protagonismo, lo que es difícil, porque han sido educados para ser protagonistas. 

Besteiro cree que la denuncia y la negativa de los hombres a participar es una muy buena iniciativa, pero cree que la más efectiva sería imponer cuotas. 

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