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Colectivo LGTB Petróleo, Salvaora, Silvia, Candela… heroínas del colectivo LGTB en España

Les negaron el mundo de la educación, el mundo del trabajo, el afecto familiar por vivir en una identidad equivocada. Raúl Solís, autor del libro 'La Doble Transición' da voz a la historia silenciada de ocho mujeres transexuales.

Portada del proyecto del libro 'La Doble Transición'

MARÍA SERRANO

Petróleo, Salvaora, Silvia, Candela, Mar, María José o Manolita son las heroínas que protagonizan el primer libro del periodista Raúl Solís (Mérida, 1982) La Doble Transición. Ocho testimonios de mujeres transexuales en España ninguneadas e ignoradas en un período oscuro para ellas y en nuestra historia más reciente, el franquismo, la Transición y los primeros años de democracia. “La sociedad las intentó convencer de que habían nacido en cuerpos equivocados, pero su lucha por la libertad permitió demostrar que quien estaba equivocada era la sociedad”.

Solís ha puesto en marcha un proyecto de crowdfunding para sacar adelante la edición de estas pioneras del movimiento LGTB. En él explica la lucha de ellas por encontrar su verdadera identidad. Además el autor ahonda en la falta de oportunidades laborales que tuvieron que soportar para vivir con la más mínima dignidad.

“El 70 por ciento de estas mujeres transexuales tuvo que dedicarse a la prostitución y al espectáculo como oficio diario”, aclara Raúl. El resultado del proyecto está siendo todo un éxito. De los 8000 euros necesarios para la producción del libro, a través de la editorial online Libros.com, a Solís solo le queda menos del “cinco por ciento para alcanzar la cifra total”, aclara a Público. “Es una satisfacción ver el resultado y todos los mecenas que nos han apoyado. Se trata de un libro homenaje a ocho mujeres transexuales que se atrevieron a vivir en un escaparate para hacerle la vida más fácil a las generaciones futuras”, aclara el autor. Parte de los beneficios del libro irán destinados a entidades que trabajan por los derechos humanos e integración de las personas transexuales.

El proyecto de crowdfunding que le ha dado luz al proyecto está a un cinco por ciento de lograr su objetivo.

“El franquismo era tan miope e imbécil que no sabía ni identificar entre orientación sexual e identidad de género”, apunta Solís a Público. Según los datos aportados por la asociación Expresos sociales casi “cinco mil homosexuales fueron encarcelados durante el franquismo”. Raúl añade que la palabra transexual comienza a usarse en los años 90 cuando el término travesti se encuentra ya estereotipado. Silvia, una de las protagonistas en la Doble Transición recuerda los meses de cárcel que pasó en la Modelo de Barcelona donde estuvo internada junto a 38 ‘travestis’ en 1975. “Había hasta un módulo especial destinado solo para ellas” apunta el periodista.

Mujeres transexuales detenidas en plena democracia

En la sociedad postfranquista, llena de clasismo y rancia herencia militar, estas mujeres se vieron obligadas a hacer el servicio militar aunque fueran maquilladas “como puertas“, subraya Solís, a vivir bajo la persecución de leyes como la de Vagos y Maleantes y la posterior Ley de Peligrosidad Social. Detenidas a diario y oprimidas en su libertad. “La Ley de Amnistía, vigente hasta 1977, despenaliza a los presos políticos, pero la despenalización sexual no llega hasta dos años más tarde”. En 1982 entra en vigor la Ley de Escándalo Público. Solís subraya como “queda vigente en España hasta 1989 y ya en plena democracia muchas de estas mujeres son aún detenidas”. La extinción total de esta ley desaparece del Código Penal en 1995. “Para los transexuales la democracia lleva treinta años de retraso y muchas personas han estado largas temporadas entre barrotes”.

Los perfiles de estas mujeres comparten una misma radiografía. Nacidas en los años 50 y 60, valientes y luchadoras, sus historias se reparten por Sevilla, Cádiz, Canarias, Barcelona y Mallorca. Algunas viven incluso el destierro. "Su lucha por la libertad las hizo analfabetas al abandonar el colegio con tan solo doce años”. Otras como como el caso de Soraya llegaron a ser detenidas en un mismo día hasta catorce veces en el famoso Paseo Colón de Sevilla por la Guardia Civil.

Cárcel, abandono familiar y trabajo precario

El bloqueo del mercado laboral ha dejado a la mayoría de ellas con una escasa pensión para sobrevivir en pleno siglo XXI. “Silvia cobra 380 euros de pensión con un piso de cuarenta metros cuadrados en el Eixample de Barcelona. La Petróleo en Cádiz le pasa igual y Mar como icono transexual en Andalucía ha podido como autodidacta buscar nuevos caminos pero no resulta nada fácil”. Estas mujeres son pobres con una pensión no contributiva. Tampoco cuenta con el apoyo de familiares para salir adelante. El franquismo les negó la posibilidad de tener un trabajo cotizando. Tenían el mercado cerrado a cal y canto. “Casi todas tuvieron que buscarse la vida para sobrevivir a través de la prostitución y el espectáculo en los clubes y calles” afirma Raúl.

A pesar de las dificultades, Solís no quiere recordar a “sus mujeres” como personas vencidas por los malos tiempos. “Es una historia alegre con sus dificultades. Se rieron del propio Franco burlando sus normas y de los tratados religiosos y morales que les impedían ser los que fueron”.

Petróleo y Salvaora, reinas del carnaval

¿Cómo conseguían salir adelante? Solís las define como “mujeres de couple y carnaval”. Y es que la historia de la Salvaora y Petróleo es una de las más entrañables para el autor. Amigas de toda la vida, pareja artística y residentes en el barrio de la Viña de Cádiz, fueron nombradas en pleno años 60 reinas del carnaval. “Se conocieron con trece y diecinueve años cuando iban a un bar frecuentado por legionarios, militares y marinos y utilizaron su arte para poder sobrevivir, acompañando hasta a la mismísima Lola Flores en conciertos por todo el mundo”.

Petróleo en el barrio de la Viña.

Petróleo en el barrio de la Viña.

En los patios de vecinos, la Petróleo y la Salavaora ya habían llegado a ser protagonistas de comparsas “Le daban su espacio y la empoderan en la cultura comunitaria de Andalucía, muy respetadas aunque sea desde la mofa”, añade Raúl.

Soraya cruzaba el paseo colon de Sevilla a diario donde salía a ligar desde su calle Pureza del barrio de Triana . “Tenía tanta pluma que no paraban de detenerla cada vez que salía en la calle”. A los trece años le pegaron una paliza porque unos amigos de su padre la encontraron pintada entre el público de una obra de teatro. “Su DNI ponía otro nombre pero ella desde los diez años tuvo muy claro quién era, aunque sufrió en vida todo el desprecio de su familia e incluso meses de cárcel en la prisión de Jerez de la Frontera”.

Silvia, pionera en la primera manifestación del Orgullo en España

Silvia hoy tiene 68 años. Raúl Solís la visitó en su piso del Eixample hace menos de un mes. Le contó que era una gran estudiante en su juventud, a punto de recibir una beca para sus estudios. “Esta mujer pudo haber sido un médico de éxito de Las Palmas de Gran Canaria cuando le ofrecieron una beca si se dejaba barba y se vestía como un hombre”. La asfixia de una vida en otro cuerpo la llevó a tomar rumbo a Barcelona. Con tan solo 24 años y 3000 pesetas en el bolsillo llegaría a la ciudad condal. Raúl señala que “llegó huyendo de su isla, buscando el anonimato, una oportunidad para empezar de cero subida a sus tacones, buscando ser la mujer que siempre soñó y por lo que había renunciado ir a la universidad”.

Primera manifestación del Orgullo en 1977.

Primera manifestación del Orgullo en 1977.

La reciente visita de Raúl le trajo imágenes inagotables como la de la primera manifestación del Orgullo que se celebraría en España en 1977. Es una de las protagonistas de aquella histórica protesta. “Un año antes intentamos hacer la primera manifestación pero no fue consumada por los palos que recibimos de la policía. A la segunda ya acudieron más de dos mil personas”. Silvia se convertiría en uno de las representantes del colectivo de gays y transexuales de Barcelona en los años 80.

Casi 40 años después, Silvia lamenta que la sociedad no las aceptó entonces ni tampoco ahora. “Cuando voy a Gran Canaria solo me aceptan mis sobrinos, Desgraciadamente es lo que está pasando en España y no logro, a pesar del paso de los años, ni el cariño de mis propios hermanos”, relata la protagonista.

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