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La cumbre del clima de Bonn encara su recta final con la mirada puesta en EEUU

Los países en desarrollo insisten en abordar la transferencia de financiación y de tecnología para que las economías más pobres puedan prepararse para cumplir el Acuerdo de París a partir de 2020, a lo que se oponen Australia, Japón, Canadá y Noruega, y la UE

Un manifestante vestido con una máscara del presidente de EEUU Donald Trump junto a otros manifestantes disfrazados de osos polares, durante una manifestación de organizaciones ecologistas en Bonn, ante la cumbre del clima COP23. REUTERS / Wolfgang Rattay

Caty Arévalo/EFE

La cumbre del clima de Bonn (COP23) encara a partir de este lunes la semana final de unas negociaciones llamadas a implementar las reglas del Acuerdo de París, y cuyo debate protagoniza el único país que, tras la adhesión de Siria esta semana, ha quedado fuera del mismo: Estados Unidos.

El gesto de Damasco, que se sumó al pacto climático el pasado martes, ha supuesto todo un golpe de efecto en la cumbre del clima, en tanto que deja a EEUU "aislado" en la transición acordada por cerca de 200 países hacia una economía baja en carbono, dijo a Efe la diplomática colombiana Paula Caballero, portavoz de cambio climático del World Resources Institute (WRI).

Debido a las reglas impulsadas por el propio expresidente Barack Obama, Estados Unidos no podrá salir del Acuerdo de París hasta 2020, por lo que su delegación de 48 funcionarios comandados por Thomas Shannon sigue formando parte de las negociaciones, algo que enfurece a gran parte de la comunidad internacional.

En esa línea, la Alianza Africana por la Justicia Climática (PACJA, por sus siglas en inglés), que engloba a más de mil ONG de este continente, ha pedido a la convención de cambio climático de la ONU que los delegados de EEUU sean expulsados de las reuniones en las que se negocian las reglas de un acuerdo del que no quieren formar parte.

Los asientos vacíos de la delegación estadounidense, antes del comienzo de la cumbre del clima en Bonn. REUTERS/Wolfgang Rattay

Los asientos vacíos de la delegación estadounidense, antes del comienzo de la cumbre del clima en Bonn. REUTERS/Wolfgang Rattay

Fuentes de la negociación han reconocido que los delegados estadounidenses han hecho "poco ruido" en las reuniones de esta primera semana, algo que los activistas piden a los periodistas no mencionar "por temor" a que este mensaje pueda provocar "algún tipo de reacción por parte de (el presidente Donald) Trump y de sus acólitos del sector de los combustibles fósiles".

Mientras la pequeña oficina de la delegación oficial estadounidense permanece cerrada a cal y canto y con un cartel que reza "Sólo funcionarios", las banderas americanas ondean en un enorme pabellón abierto al público bajo el lema que da nombre a una coalición creada por estados, ciudades, universidades, ONG y empresas sólo cinco días después de que Trump abandonara el Acuerdo de París: We Are Still In (Seguimos Dentro).

EEUU no ha enviado a ningún alto cargo a la COP23, pero su liderazgo climático "en la sombra", excluyendo al exvicepresidente Al Gore que va por libre, lo ejercen el exalcalde de Nueva York y enviado especial de cambio climático de la ONU, Michael Bloomberg, y el gobernador de California Jerry Brown, quien esta misma semana firmó un acuerdo de cooperación en cambio climático con la UE.

Fuentes consultadas por Efe confirman que Bloomberg ha sufragado el millón de dólares que ha costado el pabellón alternativo de Estados Unidos, desde el que ha presentado la iniciativa America's Pledge (El Compromiso de América), para cuantificar las aportaciones de los agentes no estatales al objetivo prometido en París de reducir emisiones entre un 26 y un 28 % para 2025 respeto a 2005.

El exalcalde de Nueva York también ha solicitado formalmente a la convención que la coalición tenga una silla en las negociaciones.

Vista de la sesión inaugural de la cumbre del clima en Bonn. REUTERS/Wolfgang Rattay

Vista de la sesión inaugural de la cumbre del clima en Bonn. REUTERS/Wolfgang Rattay

Al tramo final de la COP23 asistirán también el presidente francés, Emmanuel Macron, la canciller alemana, Angela Merkel, o el secretario de Naciones Unidas, António Guterres, así como más de cien ministros, entre ellos la titular de Medio Ambiente española, Isabel García Tejerina.

Tras una primera semana de negociación, los ministros encontrarán "cierto progreso" en las dos cuestiones técnicas en las que debe avanzar esta cumbre: escribir las reglas para que funcione el Acuerdo de París y diseñar las condiciones en las que revisará la ambición de los compromisos climáticos nacionales, en 2018, para mantener el planeta por debajo de los dos grados, el llamado Diálogo de Talanoa.

La 'Acción pre 2020', fuera de la agenda

Se toparán también con un conflicto que puede dar al traste con las negociaciones: el enfado de la práctica totalidad de países en desarrollo porque la Presidencia de Fiyi aceptara las presiones de los países ricos para sacar de la agenda oficial de la COP23 un punto importante para ellos, y que en el argot de la negociación se denomina Acción pre 2020.

Este asunto, del que 134 países liderados por India, China y Brasil quieren que se hable esta semana, tiene que ver con la transferencia de financiación y de tecnología a los países en desarrollo para que puedan prepararse para cumplir el Acuerdo de París a partir de 2020.

"Hemos hecho todo lo que hemos podido para estar en el Acuerdo de París, mientras los países ricos no han cumplido sus promesas de financiación, es decir, tenemos la cena para 2020 pero no hay platos donde servirla", señaló el ministro etíope, Gebru Jember Endalew, portavoz del grupo de países menos desarrollados.

Los negociadores de EEUU, Australia, Japón, Canadá y Noruega, y la UE se oponen a que este tema, que históricamente viene taponando el progreso de las negociaciones, vuelva a la agenda. 

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