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Contaminación El protocolo de Madrid necesita más límites al tráfico para frenar la contaminación 

La medidas ahora vigentes no consiguen devolver a la ciudad unos niveles de calidad del aire saludables y acordes con la legislación. El Ayuntamiento trabaja en un endurecimiento de las medidas para hacerlas más efectivas.

Vista de la capa de contaminación que cubre la ciudad de Madrid. - EFE

El primer objetivo del protocolo anticontaminación del Ayuntamiento de Madrid era poner sobre la mesa el gravísimo problema de salud pública que afecta a la ciudad. El segundo, pero no menos importante, lograr devolver a la capital unos niveles de calidad del aire aceptables y cumplir con la legislación europea, que Madrid lleva vulnerando, año a año, desde que se adoptara la normativa comunitaria en 2010. No hay duda de que la polución es ya una de las principales inquietudes de los madrileños –la contaminación aparecía como la tercera preocupación de los habitantes de Madrid en la Encuesta de Calidad de Vida y Satisfacción con los Servicios Públicos de la ciudad de 2016- pero cumplir con el segundo propósito no va a ser tan sencillo. Por el momento, el protocolo está resultando del todo insuficiente en este sentido.

La prueba más evidente se refleja en el último episodio de alta contaminación, que acumula más de una semana de restricciones al tráfico en la ciudad y que supone el periodo más largo de aplicación del protocolo. En este tiempo, el Ayuntamiento mantuvo activado el escenario 1 (limitaciones de velocidad a 70 kilómetros por hora en la M-30 y en los accesos desde la M-40) durante el jueves y viernes de la semana pasada. El sábado pasó al escenario 2 (prohibición de aparcar en el interior de la M-30), que se mantuvo hasta el jueves. Y este viernes se ha vuelto al escenario 1. Pero ninguna de las medidas aplicadas han sido efectivas, al menos no para recuperar unos niveles aptos para la salud, tal y como reflejan los datos recogidos por las 24 estaciones de medición que hay en Madrid.

Según cifras del consistorio, en los días de restricciones se ha conseguido reducir el tráfico entre un 3% y un 5%. Pero la contaminación tiene un efecto acumulativo. 
Dada la baja presión atmosférica de los anticiclones y la ausencia de lluvia en estos días, las partículas contaminantes se van quedando atrapadas aumentando su toxicidad. Una rebaja del tráfico de un 5% mitiga, pero es insuficiente para Madrid.

De hecho, y salvo la excepción del sábado, donde sí se aprecia un descenso en los picos de contaminación, las estaciones que han registrado superaciones del nivel legal de dióxido de nitrógeno (200 microgramos por metro cúbico) han ido aumentado día a día, pese a las medidas.

El miércoles anterior a la aplicación de protocolo hubo tres estaciones que superaron el límite legal. El jueves, con el protocolo ya en funcionamiento, las estaciones con superaciones ascendieron a cinco; y el viernes, a siete. El fin de semana, con menos tráfico, se redujeron (tres estaciones el sábado y cinco el domingo), pero el lunes los niveles se dispararon: ocho estaciones superaron los niveles legales, que se convirtieron en 11 el martes.

“Si queremos que esto no pase hay que rebajar el tráfico de forma estructural”, señala Juan Bárcena, responsable del área de Calidad del Aire de Ecologistas en Acción. “El problema del protocolo es que, tal y como está diseñado, es difícil llegar al escenario 3 (limitar el tráfico por matrículas pares e impares)”, señala.

El consistorio avanzó en octubre que trabaja en un nuevo protocolo para hacerlo más efectivo. Aunque la delegada de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés, no ha adelantado qué medidas se tomarán, sí ha dejado entrever que se está elaborando un nuevo plan que permita aplicar antes las restricciones.

Saber con exactitud qué grado de efectividad tiene cada una de las medidas es complicado, porque los niveles de contaminación de un momento u otro no dependen sólo del tráfico rorado. La meteorología influye sustancialmente en el resultado; y para sacar conclusiones entran en juego otros muchos factores. En cualquier caso, lo que sí parece evidente, teniendo en cuenta que el 75% de la polución en las urbes proviene directamente de los tubos de escape de los coches, es que la única solución pasa por una disminución drástica de los vehículos en circulación, es decir, aplicando el escenario 3, o medidas todavía más estrictas.

Una circunstancia que hasta ahora sólo se ha aplicado una vez, el 29 de diciembre del año pasado. Tras su aplicación y según se refleja en las conclusiones de evaluación del protocolo del foro de expertos que asesora al Ayuntamiento de Madrid en temas de calidad del aire, la medida del escenario 3 tuvo un efecto de reducción del tráfico en el interior de la M30 en torno al 24%, un aumento del uso del metro del 12,37% y una reducción de los niveles de dióxido de nitrógeno en el aire de alrededor del 13% con respecto a la misma fecha del año anterior.

La excepcionalidad de la fecha, no obsante (en plenas navidades, en un día laborable pero con mucha gente de vacaciones, en fechas turísticas, etc.) hace que no se pueda evaluar la efectividad de la medida de manera absoluta, pero sí sirve como dato orientativo.

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