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Los desahucios provocan depresión, ansiedad y cuadros de estrés postraumático

Una investigación de la Universidad de Granada, en el que ha colaborado la plataforma Stop Desahucios, alerta del perjuicio a la salud mental que provocan los desalojos

Un jóven abandona con algunos de sus enseres su vivienda tras un desahucio. REUTERS/Andrea Comas

ALBERTO R. AGUIAR / CARLOS FRÍAS

El proceso de desahucio es mentalmente agotador y dañino. La depresión, el estrés y la ansiedad que genera tener que abandonar la casa en la que se lleva viviendo años de manera forzosa puede ocasionar secuelas “traumáticas”. Aunque es algo que pueda deducirse de pura lógica, ahora la ciencia apoya esta premisa. Un estudio psicológico elaborado por investigadores de la Universidad de Granada (UGR) y de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) alerta de la “incidencia sintomatológica” que provoca la expulsión del hogar, un proceso por el que “pueden pasar años desde que se inicia, desde la dificultad para pagar la hipoteca cada mes hasta el desalojo de la vivienda”, según explica una de las autoras de la investigación, la profesora Humbelina Robles Ortega.

Sólo durante los tres primeros trimestre del año pasado, el Consejo General del Poder Judicial contabilizó en cerca de 46.000 los desalojos ejecutados en Primera Instancia. Aunque el estudio granadino se ha hecho con una población de 205 entrevistados, los datos son extrapolables al conjunto de Estado y preocupan por el alto número de ejecuciones que se han producido en España desde el inicio de la crisis.

La investigación la ha publicado The Spanish Journal of Psychology, y en el mismo ha colaborado la plataforma Stop Desahucios de la ciudad de Granada y de su área metropolitana. El objetivo: determinar si las personas a las que se les obliga a abandonar su hogar sufren cuadros de ansiedad, depresión u otros trastornos de la salud mental.

El análisis ha demostrado que, en efecto, en el colectivo de afectados existen índices “muy altos de ansiedad y depresión”: el 88% de la muestra sufría ansiedad y el 91% depresión. La investigación también demuestra que son las mujeres sufren más en estas situaciones: en la muestra ellas repiten con más frecuencias los síntomas, si bien los niveles de estrés son similares para ambos géneros.

En las conclusiones, los autores del trabajo académico reivindican la necesidad de “medidas urgentes para atender la salud mental de los afectados”. Así lo detalla Robles Ortega, al tiempo que plantea lo necesario de soluciones alternativas a la etapa final de los procedimientos de desahucio.

Los desalojos implican situaciones “de amenaza e incertidumbre dramática con la que se levantan cada mañana y se acuestan cada noche”, lo que provoca que estos escenarios afecten la actividad “física y psicológica” de los afectados”. El 72,5% de los entrevistados en el estudio viven “con temor, impotencia y horror” la posibilidad de perder su hogar.

Sobre el estudio, la propia Robles Ortega asevera que un desahucio es “una situación de amenaza e incertidumbre dramática con la que se levantan cada mañana y se acuestan cada noche, que está afectando su actividad física y psicológica”.

Para los investigadores, las conclusiones son contundentes: la expulsión del hogar tiene implicaciones clínicas y sociales “que exigen medidas urgentes para atender la salud mental de las personas afectadas”. Al mismo tiempo apuntan que es necesario implementar políticas efectivas para encontrar soluciones alternativas a la etapa final del proceso de desalojo de viviendas.

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