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Nueva polémica en la Universidad Rey Juan Carlos Los estudiantes de Medicina de la URJC se alzan en pleno escándalo Cifuentes contra una "decisión clasista de la universidad"

La implantación del sistema de incompatibilidades impide pasar a cuarto curso con asignaturas pendientes. Esta medida, que vulnera la propia normativa de la universidad, discrimina a los becados y a aquellos que compaginan trabajo con estudio. 

Lema de los alumnos de Medicina/Marta Abadía

En medio del revuelo por el caso Cifuentes, la Universidad Rey Juan Carlos se enfrenta a más críticas por parte de su alumnado. Tras la manifestación del pasado lunes en la que cientos de estudiantes exigían responsabilidades al rector en el campus de Vicálvaro, los alumnos de Medicina de la URJC fueron tendencia en Twitter al denunciar la última “decisión clasista” de la universidad: el sistema de incompatibilidades de su grado.

El nuevo sistema de incompatibilidad recoge que para matricularse de asignaturas del cuarto curso no pueden tener ninguna asignatura pendiente de los cursos anteriores. Además, una vez alcanzado el cuarto curso, la historia se repetiría: no puedes pasar a quinto si no tienes todas las de cuarto aprobadas. “Una medida muy restrictiva que pone en duda la igualdad de oportunidades que debe garantizar una universidad pública”, afirma el delegado de titulación, José Suazo.

La implantación del nuevo sistema tendrá graves consecuencias para el alumnado: “Supone una discriminación para los alumnos que por motivos personales o laborales no puedan compatibilizar aprobar cursos completos con su situación”, recoge la queja registrada por los alumnos al Decanato. Es el caso de Verónica Saldaña, madre de dos hijos y teleoperadora que pidió una reducción de jornada para atender a sus hijos y poder asistir a las clases: “Mis condiciones personales no son idóneas, no puedo matricularme de todas las asignaturas del curso, quería hacer la carrera en siete años pero con esta medida se me va a ir a 10”, lamenta. “Trabajo de noche para poder asistir a las clases y prácticas”, y aun así su esfuerzo no será recompensado.

La dificultad para compaginar trabajo con el grado no es la única consecuencia del sistema de incompatibilidades. Los alumnos también perderían su derecho a beca. Para optar a la ayuda de estudios postobligatorios es necesario estar matriculado de un número de créditos (60 en el caso de matrículas a tiempo completo y de 30 a 59 en caso de tiempo parcial). Pero no solo eso, sino que además es requisito indispensable para obtenerla en el año siguiente haber estado matriculados de la cantidad de créditos citados y superar el 80% de los mismos. Por tanto, si un alumno suspende una sola asignatura, que suelen ser 6 créditos, tendría que dedicar un año a esa única materia y no podría obtener beca en dos cursos académicos (el curso repetido y el posterior).

Cristina Vera: "He trabajado un montón durante años para conseguirlo, para ahora tirar todo por la borda"

Una situación más agravada para alumnos de otras comunidades que tienen que costar los gastos de residencia y de manutención durante el curso. “Soy de Murcia y si me dejan sin ayuda para estudiar, no sé qué hago, me tendría que ir de Madrid”, relata Patxi Foronda, que considera esto una verdadera injusticia porque “los estudiantes de Medicina ya sufrimos demasiado para obtener la nota de corte que nos exigen”. La circunstancia también angustia a Cristina Vera, una gaditana que vino a Madrid para cumplir el sueño de ser médica: “Mis padres no tienen muchos recursos, y ya les cuesta aquí mantenerme con beca. He trabajado un montón durante años para conseguirlo, para ahora tirar todo por la borda”.

También perjudica a los estudiantes procedentes de otros grados que no pudieron acceder en el primer intento a la carrera de Medicina. Andrea Mendoza comenzó sus estudios en Enfermería, consiguió entrar en el grado al año siguiente. Le convalidaron cuatro asignaturas y con este trastoque, el nuevo sistema puede hacer que cuando esté en tercero (con la medida no puede matricularse de ninguna de cuarto) no cuente con el número de créditos suficientes para obtener beca. “Yo soy de Madrid, pero aun así no puedo estudiar sin beca. Mi familia es monoparental y numerosa”.

Poca información para el alumnado

El 18 de junio de 2014 el coordinador de grado convocó una reunión de titulación para modificar el sistema de incompatibilidades que estaba implantado desde el inicio del grado en la URJC. En ese encuentro se elaboraron unas actas para aprobar la medida, "actas que están firmadas por dos alumnos que nunca hemos sabido quienes son", relata Suazo. El delegado de titulación ha intentado acceder a dicho documento, pero desde la universidad el único dato que le han proporcionado es que “hubo dos alumnos que lo firmaron y estaban de acuerdo con el sistema".

José Suazo: "El problema es que no había estudiantes de Medicina metidos en la Junta"

Un mes después, “el acta se expone a la Junta de Facultad, quien tiene que autorizar la puesta en marcha”. En ese encuentro están presentes los delegados de diferentes grados de la Facultad de Ciencias de la Salud, excepto del grado de Medicina: “El problema es que no había estudiantes de Medicina metidos en la Junta”. Los alumnos han consultado a representantes de otros grados, que actualmente forman parte de la Junta y les han informado de que "se presentó un programa conjunto con todos los sistemas de incompatibilidades de todas las carreras, aprobado por unanimidad". Sin embargo, el delegado de Medicina denuncia que “entre ellos (sistemas de incompatibilidades) son completamente distintos y ninguno es tan restrictivo como el nuestro”.

Alumnos de medicina manifestándose

Alumnos de medicina manifestándose/Patxi Foronda

Además, Suazo es miembro de la Comisión Asesora del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina y asegura a Público que ningún sistema de incompatibilidades de las universidades de España es tan estricto como el implantado. “Hemos revisado los sistemas del resto de universidades, el de la Universidad de Valladolid es exigente; pero no llega a estos límites”.

Con la medida se vulnera la propia normativa de la universidad 

“Según alguno de mis compañeros los responsables del grado dijeron algo al respecto en la jornada de bienvenida de la universidad, pero muchos de nosotros todavía no estábamos aceptados en el grado”, relata Saldaña. Otros estudiantes reconocen que se han enterado por un documento disponible en internet -de difícil acceso- y, desde ese momento, se organizaron para denunciar la situación. El alumnado llevaba esperando la respuesta de la universidad desde primeros de curso, y no fue hasta el 20 de febrero cuando los delegados de Medicina consiguieron reunirse con el Decanato, la coordinadora de grado y un responsable de la parte práctica.

Los motivos expuestos por los responsables se basaban en la incompatibilidad de asistir a clases en la universidad y en el hospital – a partir del cuarto curso los estudiantes tienen prácticas rotativas y dan las clases en el centro hospitalario designado-. Asimismo, consideran que sería peligroso para los pacientes. Para el alumnado este argumento carece de peso porque “en todo momento estamos tutorizados por un médico".

El delegado de titulación cree que la implantación puede deberse por motivos económicos: “Cuanto más tiempo estás en la universidad, más pagas”. Aunque también apunta a la saturación de personal en los hospitales asociados a la universidad: “En un mismo día podemos juntarnos 120 alumnos en un hospital, sin contar residentes y médicos y estudiantes de otras titulaciones”.

Vulneración de la propia ley universitaria

La medida no solo atenta contra el principio de igualdad de oportunidades y la propia normativa de becas, sino que incumple la normativa de la propia URJC. Según el artículo 2.3. del Real Decreto 1393/2007, de 29 de octubre, "el límite inferior de créditos para estudiantes a Tiempo Parcial no será aplicable a aquellos a quienes les falten menos de 24 ECTS para terminar su titulación, sin que se pueda alterar el tiempo de permanencia recogido en el artículo 6”. Con la medida se vulneraría el artículo porque los estudiantes con una asignatura suspensa se matricularían de menos de 24 créditos.

El nuevo sistema entró en vigor en el curso 2015/16 y, por tanto, los primeros afectados son los alumnos actuales del tercer curso. Los estudiantes, que llevan protestando desde principios de curso, lanzaron el pasado lunes un SOS (#SOSMedicinaURJC) a través de las redes sociales para buscar la solidaridad de otros usuarios: “Os pido de corazón, a todos los que me leéis que nos ayudéis a luchar contra las injusticias, dándonos RT y escribiendo algún tweet con el #SOSMedicinaURJC. Intentamos ser TT y que los de arriba vean que no estamos solos”, decía el alumno Pedro Gallego en su hilo. A la campaña se sumaron usuarios con una gran presencia en la red social.

El alumnado organizó este miércoles una sentada frente al decanato recordarles que "si suspendemos una, no somos basura". La manifestación, con más de 200 asistentes, terminó con final feliz: la decana y la coordinadora del grado reunieron a dos de los representantes y les trasladaron que "están disponibles para dialogar y estudiar otros modelos alternativos que propongan los alumnos". Aunque, los alumnos, que piden la derogación de la normativa, se muestran desmoralizados: “Fue lo mismo que nos dijeron la última vez para callarnos y comentarnos a posteriori que era irrevocable”, dice Foronda.

Los estudiantes también han registrado su petición en Change.org: "Os pedimos que firméis esta petición, para fomentar una educación pública y de calidad, que asegure nuestra óptima formación como futuros médicos". Este nuevo sistema de incompatibilidades "vulnera nuestros derechos más básicos como estudiantes y supone un ataque contra la igualdad de oportunidades, la calidad formativa y la educación pública”.

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